El renacido Arturo Macías
Arturo Macías es un torero renacido, atrás ha quedado el pasado de un torero que está luchando por recuperar el tiempo perdido. Un torero que ayer tuvo un mañana prometedor y hoy admite la realidad, pero sin dejar de marcarse unos objetivos en el futuro que le hagan recobrar el vuelo y volverse a situar en el sitio que un día alcanzó y al que parece está convencido de que regresará.
Por Luis Cuesta – De SOL y SOMBRA.
Los números de Arturo Macías en la Plaza México son espectaculares. Al día de hoy lleva toreadas 17 tardes en las que ha cortado veinte y dos orejas, un rabo, además de que en nueve ocasiones ha salido a hombros.
Como olvidar aquella tarde de su confirmación un 21 de Mayo del 2006 ante Don Palillo de Barralva al que le cortó las dos orejas, un astado de 473 kilos, colorado, astifino, descarado de cuerna y paliabierto, que en palabras de crítico taurino Leonardo Páez “recargó en el puyazo hasta obligar al piquero a hacer la carioca o taparle la salida. Arturo hizo luego un quite por chicuelinas que le fue jaleado, pues el hombre conecta al tendido con facilidad. Lejos de buscar la faena adecuada frente a aquel tío, Macías sonriente se fue a los medios, se hincó y citó de largo a aquel huracán para ligarle cuatro limpios derechazos entre el polvo y los puñales para poner al público en su lugar, es decir, en el filo de sus asientos” escribía Páezemocionado en La Jornada.
Después vendría en la misma Plaza Mexico la tarde del mano a mano con José Tomás un 29 de noviembre del 2009, cuando Arturo Macías enloqueció a más de 35 mil espectadores con una tarde casi perfecta. Aquella faena de Cuatro Caminos de Xajay lo lanzaría hacía la cumbre del toreo mexicano. El cielo era el límite.
Y después algo pasó, los triunfos continuaron así como los contratos pero su toreo se transformó, la pureza se perdió en una muleta eléctrica, mientras que la mira del torero apuntaba hacía el tendido y la estrella de Macías tarde a tarde comenzó a desvanecerse.
Macías vivió en carne propia lo que muchos toreros mexicanos han vivido -con sus contadas excepciones- una vez que alcanzan la cumbre, que es pasar del éxito al fracaso de manera institucional.
Cómo decía Guillermo Sheridan: “Tengo una teoría y es que en México es mejor que las cosas no funcionen a que sí funcionen” afirmaría alguna vez el escritor, y así parece que funciona nuestra fiesta brava, tan solo hay que apegarnos al manejo empresarial de los últimos 25 años.
Pero como todo pasa y en algunos casos todo queda, la vida le dio a Arturo Macíasla oportunidad de encontrar con el tiempo la sabiduría para reivindicarse de los palos que se llevó en el camino, poner freno de mano y regresar al toreo que alguna vez lo encumbró.
La tarde del renacimiento fue el 11 de febrero del 2018 nuevamente en La México, ese día parece que la cabeza y la ideas regresaron al lugar correcto, así como el toreo acompasado con la cintura de las grandes tardes.
Luis Eduardo Maya señaló acerca de esa actuación ante su segundo toro en “donde terminó acertando con la espada, tras alternadamente rematar con cambios de mano por bajo en los terrenos cambiados bajo la Porra. Estocada entera, en lo alto y en la suerte contraria, incluso la curva del estoque acentua su pronunciado trazo al clavar y, pese a tener el estoque algo de tendencia contraria, Macías hace uso paciente y magnífico del verduguillo, fulminado al precioso “Muñeco” de Reyes Huerta, nombre célebre, y corta la segunda oreja para su novena puerta grande. Justo cuando más lo necesitaba” apuntaba Maya en su crónica.
Nuevamente Macías demostraba, como si de la oscarizada historia del renacido trampero Hugh Glass se tratará –protagonizado en la pantalla grande por Leonardo DiCaprio- que sabe relanzar su carrera cual ave fénix en la Plaza México.
Atrás quedaba el pasado de un torero que está luchando por recuperar el tiempo perdido. Un torero que ayer tuvo un mañana prometedor y hoy admite la realidad, pero sin dejar de marcarse unos objetivos en el futuro que le hagan recobrar el vuelo y volverse a situar en el sitio que un día alcanzó y al que está convencido de que regresará.
Y como prueba de esto el pasado 16 de septiembre volvió a dar un golpe de autoridad en Las Ventas de Madrid ante toros de San Martín y José Escolar. Esa tarde Macíasestuvo firme y valiente ante un ‘escolar’ de calidad. Se entregó e, incluso, logró dejar una tanda al natural extraordinaria que detuvo el tiempo, “largos y templados fueron los muletazos con el ‘escolar’ arrastrando el hocico por la arena” apuntó el periodista Lucas Pérez para El Mundo.
¿Estamos ante el renacimiento de un torero?
Quizás, pero aún es muy pronto para saberlo, sin embargo Macías ha roto la callada presencia del arte a través de una buena temporada, con la que ha traspasado con tesón irreductible una difícil primavera y verano, todo esto en beneficio de recuperar el lugar que alguna vez alcanzó y que rompa de una vez por todas el silencio al que estuvo sometido en las últimas temporadas.
El otoño y el invierno taurino mexicano tendrán en Arturo Macías una carta muy interesante; nada menos y nada más que la carta de un torero que a sus 37 años y con 13 años de alternativa se está jugando en cada tarde su ultima carta y si consigue nuevamente ganar la partida, paradójicamente todos (aficionados y taurinos) habremos de salir ganando.
Ojalá que el empresariado mexicano apueste por él nuevamente y lo podamos ver acartelado en todas las plazas importantes. Porqué al final el que no apuesta en esta vida nunca gana, y es mejor morirse en la raya por un sueño, que morir en la víspera.
Es lo que digo yo.
Twitter @LuisCuesta_
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