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Llegamos a Xochimilco y ahí estaban un montón de gritones;
-pásele, súbase, pásele, súbase-, sus trajineras se veían sin chiste, una tabla ahí y cuatro cinco
sillas devilonas y el griterío seguía, ¿oiga pero no se ve que aquí haya algo
de atracción?, -ustedes súbanse… y ya
luego le pongo el mantelito, la cubeta con
‘chelas’- más insistir y más promesas vengase pa’ acá, ya nada más por
el atosigamiento de la insistencia dejamos atrás a los medios que prometían
diversión pero que no dejaban ver nada convincente, ya pa’ zafarnos mi compadre
le pregunto al cuate -¿Qué te está yendo
tan mal que estas tan desesperado
desgañitándote a grito pelado ofreciendo
un servicio, que ni se ve atractivo-, es más ni se ve?, -¡no mi buen!, a mi
nada más me pagan por gritar, por propagandear, ¿usted sabe…?-, -y además anda uno en la chorcha, en el ‘reventón’… mi compadrito con la explicación
como que se le bajo el enfado por la incómoda insistencia saco un billetito pa’ el pregonero, el que a
cambio nos digo - síganse adelantito y
ahí están las trajineras chidas-
Eso me trajo la analogía entre las trajineras y el de las corridas de
toros, a la cual entre muchas cosas la gente ya no está asistiendo por estar hasta la coronilla de que le quieran meter por los
ojos, ¡vaya a la plaza!, ¡asista a las corridas!, ¡defienda a la fiesta! y me
pregunto ¿Qué no estamos reprobando la conducta o la actitud de los políticos
que están tomando la decisión de que los niños no
vayan a las plazas de toros?, pues esa insistencia nada más que al revés, viene
siendo muy parecida y el resultado es el mismo, la gente termina por alejarse,
a los empresarios es a quienes les corresponde conformar carteles atractivos en lo toristico y en lo
torerístico y difundirlos a través carteles impresos o digitales mediante publicidad pagada y hasta ahí, los
aficionados en el 99% son adultos que no necesitan ser arriados porque tienen
capacidad pa’ decidir, si van o no a las
corridas.
Más adelante estaban las trajineras atractivas mantel blanco, adornos de colores, un ‘refri’
rebosante de hielos, la señora haciendo ‘gorditas’, el trio incluido y pensé esta
son las ‘plazas excelsas’, pero no se deben
promover en masa y masivamente porque lo regularcillo hoy pesa más que lo bien hecho, lo adecuado sería
que cada plaza se hiciera responsable de su publicidad. ¿Y que tal una campaña retro con carteles y
boletos coleccionables? donde el arte sea un atractivo.
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