‘Instrucciones para vivir en México’
De la famosa y legendaria Librería Tauro la del Centro Histórico, en la calle de Justo Sierra # 30, entre el millón de libros que tienen en existencia, apareció una obra bajo el título de ‘Instrucciones para vivir en México’, de la autoría del inmenso guanajuatense Jorge Ibargüengoitia, editado por Editorial Planeta en 1990, por principio de cuentas habría que decir de él que su vigencia es sorprendente y por ello pues invita a la devoración de sus letras en razón de su ‘actualidad’ y por la gran similitud entre los aconteceres nacionales y mucho de lo que sucede en esta época del toreo, que por cierto no quisiera dejar de preguntarle a usted, que forma parte del pueblo urbano, indígena y del olvidado, ese que no sabe que la modernidad existe pero que es necesaria, me ayude a saber, ¿si hace mucho que paso la ‘Época de oro’ del toreo?, ¿cómo debemos calificar a la época actual?, si usted no está seguro por favor le pido se organice una ‘consultita’ popular, porque pa’ mi es importante que vivamos en democracia en un clima de amor y paz en que todos estemos de acuerdo… ¿ya así nos llevamos? pa’ que usted me conteste con eso tan cierto de que a mí me tienen aquí y me pagan por lo que les hice creer que sé, lo que además desde luego vale y es suficiente pa’ que yo resuelva las cosas y no ande ahí dando bandazos al extremo de tener que preguntar hasta lo elemental.
¡Ah bueno! pero no se enoje (pausa…..) si todavía ni hago la consulta y ya me están jodiendo con que esa pantomima va a costar mucho dinero, si eso ya lo sé, no soy tarugo, pero yo tengo la manera de pagar la propaganda, la convocatoria, los acarreados, las urnas, el conteo para que se incline pa’ donde yo quiera, la gente que se necesite, sí, porque a mí el dinero me viene guango, bueno ni tanto, por eso le dije a mi ‘cachanchán’ el que ahora es buenito que lo apriete con ligas pa’ que de tanto que es, no se nos desparrame y además voy a hacer todas la consultas con las que me pueda yo entretener, porque ultimadamente el dinero ni es mío, es de usted y de millones de mexicanos que pagan impuestos, ¡mal agradecidos! eso es lo que me saco por querer jugarle el palito en la campanilla, ¿qué no se ha dado cuenta que la jodida encuesta popular la hago pa’ que usted crea que soy un mesías de la democracia? pero a final de cuentas ya sabe usted que aquí solo mis chicharrones van a crujir.
Déjeme escupir la bilis verdosa y amargosa pa’ seguir con lo de la respuesta ¿cuál es nuestra época? -la de oropel-, ajá, ¿no ve que esa ya la dejamos desde hace rato atrás?, ¿pues no que mucha tauromaquia? que son expertos, que la manga del muerto, ¿a qué usted nunca ha ido a los toros?, ¿que no sabe nada de esto?, ¿pero si sabe que la fiesta brava en México es más antigua que la aparición de la Virgen del Tepeyac?, ¿cómo que allá en San Carentigo de los Nísperos, nunca han visto siquiera un toro manso? de esos que se usan pa’ la yunta que con un serrucho o con una lima le dan moche a sus cuernos pa’ darles su ‘cuerniquiur’ - pos la neta que no-, ¿pero si sabe que el toreo beneficia a muchas personas, que viven de la fiesta?, ¿y que fomenta el turismo?, ¿y que nos proyecta al mundo como un país atractivo en sus actividades? ¿Qué en ella se reúnen todas las manifestaciones del arte?
Bueno pues en el libro al que me refería de principio vea usted lo que dice en unas de sus páginas interesantes, que todas lo son; “El único defecto que tienen los niños mexicanos”, afirma una conocida antropóloga, “es que son idénticos a sus padres”. (pag. 93).
En primer lugar debo admitir que geográficamente hablando, México no tiene peros,… Nomás que tiene defectos. El principal de ellos es el estar poblado por mexicanos, muchos de los cuales son acomplejados, metiches, avorazados, desconsiderados e intolerantes. Ah, y muy habladores. (pag. 59).
Y continúa el autor;
A la mayor parte de estas características, que son responsables en parte, de que estemos como estamos, yo no les veo compostura ni a corto ni a mediano plazo. (pag. 59).
Por cierto en otra página dice algo como pa’ que a quien le quede el saco que se lo ponga “Los héroes, en el momento de ser aprobados oficialmente como tales, se les convierte en hombres modelo,” (pag. 30).
En otra de las paginas dice, “El único que prospera es el que tiene dinero”, “La ética rigurosa –hoy caída en desuso–” (pag. 60).
Y como más adelante aparece eso de “Cada quien tiene derecho a no oír nada” (pag. 135).
Ya pierdo las esperanzas de que alguien me conteste ¿Qué época del toreo estamos viviendo? ¿Será la pre incruenta?, ¿o será la de la prohibición de la fiesta?, entonces me pregunto basado en los recientes atropellos registrados en Xico, en donde con las armas largas de grueso calibre en las manos y la prepotencia en el pecho cubiertos con chalecos antibalas, cuando los menores de edad ni resorteras llevaban y en Texcoco con los niños a los que se les asesinó su libertad de decidir sobre sus gustos mucho de los cuales para los inocentes son solo una diversión, ¿qué caso tiene que existan las escuelas taurinas y que se publicite a la fiesta con un doble lenguaje usando a los niños?
“Los mexicanos que conozco y no solo los que conozco, sino con los que entro en contacto en la calle, se dividen en tres grupos por las impresiones que tienen de la manera en que el país ha estado gobernado. Un grupo, bastante numeroso, está formado por los que se consideran víctimas inocentes de un gobierno errático – en muchos casos corrompido-…” (pag. 146).
Y me voy con eso que dice “Yo te defiendo mientras nadie te ataque”. (pag. 164).
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