El comentario de Juan Antonio de Labra
...José Tomás hace lo que quiere, cobra más que nadie y es sigue...
La reaparición de José Tomás del viernes pasado en la plaza sureña de Algeciras, sirvió para confirmar que sigue marcando la pauta en cuanto a fidelidad de sus miles de legionarios, porque no se les puede llamar de otra manera.
Y aunque esos mismos aficionados, tomasistas irredentos, nunca saben cuál será la próxima actuación del maestro de Galapagar, ahí están listos a utilizar cualquier recurso para conseguir un boleto, y desplazarse hasta el siguiente destino de peregrinación donde actuará el ídolo, un calificativo, por cierto, tan poco frecuente en nuestros días.
Los detractores de José Tomás esgrimen varios argumentos para afirmar que así no se vale; que esas fugaces apariciones no tienen la relevancia de estar actuando en todas las ferias de relieve; que ir apañado, en todos sentidos, no es algo digno; que debería de torear con más frecuencia y rivalizar con otras figuras… y un largo etcétera de demandas. Sin embargo, al final de la historia, José Tomás hace lo que quiere, cobra más que nadie y sigue siendo dueño de su libertad.
El formato de "mano a mano" que ha impuesto en sus últimas corridas, seguramente atiende al hecho de que, sin importar que abra o no plaza, una confrontación de ese tipo le permite lidiar tres toros. Y esta condición implica la posibilidad de contar con un cartucho más por si acaso no salen las cosas como la gente espera.
Porque no hay que olvidar que no se trata de cualquier tipo de espectadores, sino de miles de fanáticos que acuden a una cita a veces a cientos o miles de kilómetros de distancia de su lugar de origen. Y no sería nada grato que se llevaran una decepción luego de la gran dificultad que entraña conseguir boletos para sus corridas.
Cuando José Tomás reapareció en Aguascalientes en la feria de 2015 también eligió un mano a mano, en este caso con Zotoluco. Luego, su regreso a la Plaza México tras varios años de ausencia, también se saldó con otro mano a mano en compañía de Joselito Adame, en enero de 2016.
En cambio, su apuesta más reciente, la del pasado 12 de diciembre en la Plaza México, accedió a torear a beneficio de los damnificados y lo hizo al lado de seis espadas, para lidiar un único toro, de Jaral de Peñas, que le permitió expresarse a placer.
En esta reciente corrida de Algeciras, lo más interesante quizá fue el gran triunfo que alcanzó Miguel Ángel Perera al indultar al toro de Jandilla; y más que eso: el impacto que causó entre los tomasistas que abarrotaban la plaza de Las Palomas, a quienes no les quedó más remedio que quitarse el sombrero ante la faena que cuajó el extremeño, que sigue luchando por conservar su nivel de figura, yendo siempre por la libre, con un apoderado independiente.
Después de esta corrida de Algeciras, lo interesante será saber si conseguirá contrarrestar ese intrincado manejo de intereses de una Fiesta manejada por las grandes empresas, que a la misma vez son casas de apoderamientos que generalmente sólo dan cabida a esos mismos toreros que representan, y a veces ni siquiera a todos. Ese es el motivo central de esta batalla. Y Perera lo sabe.
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