El tachirense abrirá caminos con el apasionante volcán de su afición y se certera espada que ha de convertirle en un gran matador de toros.
EL VITO
Ayer Colombo no es que no estuviera a la altura que esperaban los aficionados venezolanos, es que no se podía haber estado diferente con el género de ganado que le tocó el sorteo. Un buey, su primero y un galimatías desesperante el sexto de la tarde que como sus her manos perteneció a la ganadería de moda tras históricas actuaciones del maestro Julián López “El Juli”, Garcigrande.
La de ayer fue la tarde para el empeño, el ir más allá del deber, era el estar en plan de héroe. Así lo comprendió Enrique Ponce, ante sus mansos, y así Sebastián Castella convertido en auténtico Vercingétorix abrió la Puerta Grande por los huevos que Colombo, nuestro torero el que esperamos mucho porque mucho creemos en él estuvo muy correcto, un pelín presionado como debe sentirse cualquier ser humano ante el compromiso que tenía Jesús Enrique. La crítica no le ha exaltado, pero ha comunicado lo que de hacia este torero sintió la afición que plenó la Monumental: respeto, respeto a un torero en ciernes y que va a ser un gran torero, con muchas virtudes, entre ellas la fundamental en su profesión: un estupendo estoqueador.
Esta tarde Jesús Enrique, de nuevo Las Ventas por escenario, tiene otro compromiso. Se trata de la Corrida Internacional que acuñó Simón Casas en el maratón isidril. En él creemos, es decir seguimos y seguiremos creyendo porque hace años pregonamos se trata de un venezolano que puede darnos grandes satisfacciones.
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