Se dice Que las plazas de toros son templos de democracia porque en ellas caben todas las manifestaciones, una de esas expresiones son los nombres con que los ganaderos bautizan a sus toros que los ha habido como en botica, unos heredados del semental o de la hembra que los pario, otros acordes con algo a recordar o a conmemorar, algunos alusivos a las pintas del burel, los hay a los que se les nombra en recuerdo de algún ser allegado o admirado por el criador, sin que falten los ocurrentes y otros como paso el domingo en la Plaza México que se usó a ciertos novillos pa’ propagandear a un candidato falazmente mesiánico, ‘Izquierda de oro’ decía la propaganda en la pizarra lo cual de entrada ya era inconsistente pues en México todos saben que no existe la izquierda y muchísimo menos de oro, ni que fuera la de Lorenzo Garza.
Don Armando Guadiana ganadero y minero, que también es candidato al senado, ha luchado en defensa de la fiesta brava en su estado que lo es Coahuila y eso es de reconocérsele, más tampoco le daré carrete a la cuadrilla a la que pertenece, porque de resultar cierto lo que me informaron que fue publicado en el sitio web ‘animaleros con morena’, sobre la animadversión taurina del perene inconforme, pues que incoherente que uno de sus adeptos se manifieste a través de los toros en una plaza, lo reconfortante es que, ya saben quién, tiene muy cerca de él tiene a un personaje coherente, destacado, reconocido, respetado y admirado en el ámbito nacional y subrayadamente dentro de la Fiesta Brava, me estoy refiriendo al Ing. Javier Jiménez Espriú pilar de la ‘Peña Taurina Los de Armillita, Garza y Silverio’.
Y decir que en el supuesto que el tabasqueño y la que sería su brazo operador en la CDMX tomen posesión, Don Javier va a ser clave para influir en ellos pa’ detener a los tigres asambleístas que son quienes pueden meterle un zarpazo mortal a las corridas, por lo que sería beneficioso que el Ing. Jiménez Espriú, si el asunto del aeropuerto del que también es bujía se lo permitiese encontrase un tiempecito pa’ proponer desde ahora la nueva Comisión Taurina de la Ciudad de México, porque si la fiesta se salva en la asamblea tendrá que ser regulada de acuerdo a lo que exigen los tiempos presentes y del porvenir, y es que si no, de todas manera la fiesta moriría, a manos de más de lo mismo, cuando lo que se necesita es bravura en los toros y enjundia en los toreros, ese debe de ser el postulado de la fiesta.
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