Román paga con sangre
su desparpajo en Sevilla
Román paga con sangre
su desparpajo en Sevilla
El valenciano cae de nuevo herido de pronóstico grave al día siguiente de su reaparición en Toledo. Pepe Moral corta la única oreja de la tarde y Curro Díaz da dos vueltas al ruedo con el mejor lote de una bruta corrida de Las Ramblas.
La corrida, que empezó con un minuto de silencio por Ángel Peralta, quedó marcada por la cornada de Román en el tercero de Las Ramblas. El valenciano tiene fama de torero siempre en el alambre. De hecho reapareció el sábado en Toledo de su cornada de Fallas. Esta vez no atropelló la razón, estaba centrado con un toro manso y mirón, que en un remate por bajo lo enganchó por la pierna izquierda y lo remató en el albero. En la plaza se apreció con nitidez la sangre sobre la media de la pierna izquierda. El chaval quiso seguir pero era imposible.
Ese tercero, melocotón y de pitones astillados, fue manso de salida. El toro se movía pero desparramaba la vista. Román lo saludó con muletazos de media altura y remató con uno de pecho casi mirando al tendido muy lento y cadencioso.
Se lo sacó a los medios. La tanda con la derecha fue firme y templada. Allí siguió con la izquierda, a pesar del viento que se hizo presente en todo el festejo. No cuajó con la zurda y volvió a la derecha cuando ya el toro recortaba el viaje y echaba la cara arriba. En el remate de la tanda lo cogió.
Antes, Curro Díaz había abierto la tarde con un toro brusco al que le hizo una faena de detalles toreros. El viento sopló con fuerza, la ligazón no fue posible. El de Linares se estiró con elegancia con la derecha, siempre sin ligar los pases, aunque los remates fueron señeros. Así, las trincherillas fueron pellizcos gloriosos. El toro, sin clase y la carita alta, le dejó estar medio a gusto. Al matar a la primera paseó el anillo. Más fuerza tuvo la vuelta del quinto. Se había corrido el turno. El toro tenía cuello y descolgó de salida. Curro fue de nuevo fiel a su tauromaquia de detalles de empaque y elegancia, aunque ahora la derecha dibujó muletazos verticales de mucha calidad. Mientras hubo toro, Curro le dio fiesta. Pero el toro se agotó pronto. La espada cayó baja y el derrame fue llamativo. La vuelta tenía ahora justificación.
Pepe Moral mató tres toros. El que hizo segundo fue un toro grande y atacado de kilos que se ahogó pronto en la lidia. Se fue a las tablas después de comienzo de la faena. Moral se arrimó en busca del triunfo. En el segundo de su lote, toro hondo y largo, el torero de Los Palacios volvió a mostrar su buena zurda. Comenzó con dos pases cambiados por la espalda en el centro. No quería fiesta por la derecha, pitón por el que lanzó gañafones. Se lo llevó a las tablas y descubrió un nobilísimo pitón izquierdo lleno de clase y bondad. Sin poder ligar los muletazos, los naturales fueron surgiendo profundos, muy largos y con el torero muy encajado. Vibró la plaza ante cada natural. La estocada cayó atravesada y el descabelló remató la faena. La oreja quedó oscurecida por la espada.
El sexto, el segundo que debió matar Román, fue malo. El viento había dado paso a una ligera lluvia. Moral se puso delante para enseñar sus malas condiciones. Lo mató mal.
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