lunes, 26 de marzo de 2018

RESUMEN DE MÉXICO por SOL Y SOMBRA

  OREJA PARA JOSÉ MAURICIO

José Mauricio. Foto Pasión Ganadera. 
José Mauricio se llevó el toro ganador del concurso de ganaderías en la primera corrida de la feria de Texcoco, en el Estado de México, donde cortó una oreja, mientras que Israel Téllez, Javier Tapia “Calita”, Lupíta López, César Ibelles, Juan Pablo Llaguno y Antonio Lomelín se fueron de vacío.
Ante una pobre entrada, se lidiarón siete toros de Venadero, Xajay, Torreón de Cañas, Marrón, Cerro Viejo, San Marcos y La Concepción. De los que sólo destacaron los astados de Xajay y Marrón, mientras que los otros no dieron ninguna opción .
Israel Téllez, silencio.
José Mauricio, buena labor para obtener la única oreja del festejo.
Calita“, con algunos destellos, dio vuelta al ruedo.
Lupita López, escuchó tres avisos.
Ibellez, ante un toro sin opciones, escuchó palmas.
Llaguno, ante otro ejemplar malo, solo destellos, para escuchar silencio.
Lomelí, tampoco encontró materia prima y fue silenciado.
Otros resultados:
Plaza MéxicoCuarta novillada de “Soñadores de gloria” y tercera con picadores. Mala entrada (700 personas). Novillos de San Constantino, bien presentados, variados en comportamiento, de los que destacó el 2o. por su calidad.
José María Hermosillo: Ovación tras leve petición y palmas.
José Miguel Arellano: Ovación tras petición y silencio.
Ricardo de Santiago: Oreja y palmas tras aviso.
***
Aguascalientes, Ags.- Plaza “San Marcos”. Quinta novillada de la temporada. Casi lleno, en tarde agradable y soleada.
Seis novillos de San Martín de juego desigual y correctos en presentación, de los que destacó el 5o. por su emotividad y el cual fue premiado con la vuelta al ruedo. 
Iván Hernández palmas y palmas.
Héctor Gutiérrez: Palmas y oreja.
Alfonso Cadaval: Silencio y pitos tras dos avisos.
GUTIÉRREZ BURILA LA FAENA DE LA TEMPORADA
Por: Sergio Martín del Campo. R.
De ladrillo, de adobe y de bloque mandó el encierro el amo de San Martín, Alberto Bailleres; esto para dar curso práctico a lo que fue la quinta función de la temporada en el coso del barrio de San Marcos en la capital aguascalentense, que ahora se vio con el graderío disminuido en público. Lleno en el departamento sombreado y medio aforo en el económico anótese para el registro del inmueble.
¡Vaya un destanteo y una sólida desigualdad en tipo y cuajo mostraron las reses jugadas esta tarde! Una catalogo amplio aquello.
En lidia destacaron los dos últimos. Los despojos del quinto,“Buen gusto”, No. 85 de 418 kilos según pizarrón, merecieron la vuelta al ruedo, algo exagerada, ya que han salido durante lo que va del ciclo mejores novillos que no fueron premiados.
Utrero escuálido, por ello pitado justamente al salir al redondo escenario, fue el primero, pero con claridad embistió y el joven Iván Hernández (palmas en ambos) le troqueló una serie excelente de verónicas; rítmico luego fue su muestra capotera emulando a “Calesero”, empero bastante se desmoronó su actuación cuando tomó la pañosa; esto como resultado lógico de sus errores de tiempo y espacio. Si en el amanecer del trasteo el antagonista fue con fijeza, nobleza y clase, él mismo le enseñó a desarrollar manías.
El cuarto fue hermoso de lámina y de notado cuajo, sin embargo tenía en el cuadril derecho una evidente lesión que redundó en que se mermara físicamente a la hora de su lidia. Abrió yendo con calidad y recorrido elevados, aunque se derritió el encanto y tras que el actor se dedicó únicamente a pegarle pases, acabó anclándose en el albero.
Salió el tercer toro, eso era; probó primero y acabó retornándose en las delanteras en busca de las carnes de Héctor Gutiérrez (palmas y oreja), pero éste descifró el penoso asunto con disposición y viéndose airoso para concluir con una estocada contraria y atravesada más un descabello.
Lo mejor de la tarde y de la campaña vino ante su segundo, un entrepelado de veleta cornamenta, bravo, fijo, obediente a lo toques y con clase. Estupendas resultaron las verónicas con las que lo acogió, y superior la firma. Ya armada la sarga llegó una faena progresiva, de firme estructura, en la que interpretó muletazos ceñidos, nítidos y plena de adornos con buen gusto y oportunos.
Desparpajado se observó y con la sonrisa en el juvenil rostro entregó una obra que sin temor se puede evaluar como la mejor en lo que va de la temporada. Las orejas del bóvido eran de él, no obstante quedó algo despostillada la faena por un pinchazo antes de que atizara el estoconazo un puntillo tendido.
Vino de paseo el sevillano Alfonso Cadaval (palmas y pitos tras dos avisos). Su primero fue probón, soso y jamás se tragó el engaño. Cierto oficio y buena técnica anótesele al peninsular cuando se desempeñó ante él. Pero se presentó rápido el desencanto. El que cerró plaza, en los primeros tercios, acusó tener un defecto visual, aunque en el bloque muletero fue a más y embistió sin descanso con recorrido y poder. Sin son ni ton anduvo el peninsular y no pasó de lo mediano. Nunca supo hacerse del adversario y en el tendido se escuchó el coro de ¡toro, toro! Para acabarla de sonar, empuñado el estoque se vio más que mal, granjeándose un par de recados venidos del balcón del juez. Por nada se anota el tercer aviso… este español, ya entrado en años como para andar todavía de novillero, uno más del montón que no justificó su inclusión dentro de la temporada.

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