lunes, 26 de marzo de 2018

LA CRÓNICA DE CARLOS ILLIÁN DE MADRID Oreja para Fortes y silencios El Cid y Pepe Moral

PRIMERA CORRIDA DE LA TEMPORADA DE MADRID: FORTES DESTAPA EL TOREO AL NATURAL CON UN VICTORINO

Solo un toro se salva en la tarde que recordaba al mítico ganadero.
Por Carlos Ilián 
Plaza de Madrid. Primera corrida de la temporada. Asistieron 14.484 espectadores, más de media entrada.
Toros de VICTORINO MARTÍN (4), muy bien presentados, bajos de casta y pobres de juego, excepto 3º. EL CID (5), de azul marino y oro. Estocada delantera y dos descabellos (silencio). Pinchazo, estocada y descabello. Un aviso (silencio). PEPE MORAL (5), de grana y oro. Pinchazo y estocada trasera (silencio). Dos pinchazos y media estocada. Un aviso (silencio). FORTES (7), de lila y oro. Estocada delantera y caída (una oreja). Cuatro pinchazos y estocada corta. Un aviso (silencio).
Abrir la temporada de Madrid con una corrida de Victorino Martín, cinco meses después del fallecimiento del mítico ganadero de Galapagar, era tanto como rendir homenaje a su memoria en la plaza que hizo su historia, irrepetible historia del toro bravo. Pero la de ayer en Madrid fue una corrida pobre que ensombreció lo que de homenaje se trataba. Corrida muy sería, eso desde luego, pero bajísima de casta y, para rematar, muy blanda, la mása blanda que recordamos de Victorino en esta plaza.
Pero como siempre algún toro se empeñó en recordar algunos de los motivos por los que Victorino se hizo tan grande y para muestra la embestida humillada y templadísima del tercer toro. Y mira por donde surgió enfrente una muleta con el temple y la cadencia que acompañaran esa embestida. La muleta de Fortes, un torero maltratado por los toros pero que de la épica de otras tardes ayer se convirtió en un muletero de ensueño para bordar el toreo al natural, con el reposo y la tersura del mejor toreo con la mano izquierda. Una oreja para premiar esos momentos de calidad, oreja de peso, sin duda.
En el sexto, que se apagó pronto, dejó también algunos redondos impecables que emborronó con el acero dejándose, tal vez, la puerta grande. El Cid y Pepe Moral se estrallaron con la imposible embestida de dos lotes mansos y blandos.
Fuente: Marca

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