(Jorge Arturo Díaz Reyes)
Paco Ureña da dos versiones de un toreo veraz y convincente. Castella no supera las asperezas de sus toros. El confirmante Adame, termina sometiendo a un sector que lo recibió con inexplicable hostilidad. Encastada y exigente corrida de Cuvillo.
Luis David Adame. Foto: www.las-ventas.com |
Hierro de figuras, hoy no lo pareció tanto, pues trajo a Las Ventas un sexteto enrazado, de moderadas hechuras, pero de rico talante. Desde la blanda, delicada, casi mansa nobleza del tercero, hasta el genio indómito del quinto, y en medio, las diversos matices que hacen vívidas e imprevisibles las corridas de toros. 530 kilos de promedio, astifinos, negros incluyendo al burraco. Fueron a los caballos, no se cayeron y galoparon. El primero, sin mucho fondo, pero quizá el más propicio anduvo algo distraído en el primer tercio.
Paco Ureña, lorquino, parece jugar de local en Madrid. Lo que a otros no perdonan a él se lo premian, incluyendo estocadas desprendidas. Pero esa parcialidad no es gratuita, se la ha ganado, y esta tarde a la que llegó en remplazo de Ferrera, la justificó de nuevo. Con su credo; plantas firmes, cuerpo erecto en jurisdicción de cacho, trazo limpio, pa´dentro, mano baja y aguantada ligazón. El toreo como debe ser. Sin aspavientos, y si el toro contribuye a la lentitud arrobadora del temple como hizo su primero, pues bien, y si por el contrario quiere quitarle la muleta y hasta el brazo, como el quinto pues también. Ahí estuvo siempre por la cara. Con uno exquisito, con el otro peleador a muerte, hasta en el volapié casi suicida con que se tiró entre los pitones, dejando una estocada que por lateral obligó avisó y descabello arrebatándole la puerta grande por la que apostó tanto.
Sebastián Castella, valiente como siempre, sobra decirlo, afrontó la lidia de sus dos ásperos buscando sin encontrar la tanda nítida. El punteo, las cabezadas, los trompicones y enganchones la hicieron imposible. Colocó dos estocadas excéntricas, oyó dos avisos del palco y dos hondos silencios de público en una de sus más discretas tardes en esta plaza de sus triunfos.
José Luis Adame, llegó a confirmar su alternativa. Con suerte de principiante, sacó la mejor papeleta del sorteo. Pero como por contra le aguardaba pertrechada en las altas gradas una insidiosa, pero influyente minoría que vino a por él. Desde el paseíllo. ¿Por qué? Averígüelo Vargas.
El primero, “Esparraguero”, el de su confirmación, fue un toro muy bueno. Cierto, se soltó en el primer tercio, pero a la muleta fue con tranco alegre, noble y bravo. Repitiendo. El mexicano le recibió impertérrito, de tablas a medios, tres veces por pecho y espalda. Pausado y quieto le unció a la muleta por tandas naturales y derechas, redondas y hasta circulares. Pero los de arriba no cejaban y terminaron enrareciendo el ambiente y acallando los oles. Faena corta, completa y estocada total, bien ejecutada, aunque desprendida. Que le pitaron. Cuántas puertas grandes, y hasta trofeos de feria he visto aquí mismo con espadas así.
Sin dolerse le salió al sexto, más enfibrado, verónicas rítmicas y entre las aplaudidas varas de Oscar Bernal un gran quite por gaoneras y revolera. Brindis al padre y comienzo de rodillas en el que al cuarto giro el pitón le rozó la mejilla. De pie se fajó mucho, ligando las embestidas a trapo planchado, buscando el cruce al pitón contrario y rematando a tiempo. Capeínas, molinetes y un desplante de rodillas. Al final se pasó las puntas por la piel en cinco bernadinas apretadísimas y el clamor ahogó el encono. Pinchó dos veces, clavó tres cuartos de acero y saludó una ovación ganada. Así contestan los toreros.
FICHA DE LA CORRIDA
Madrid. Plaza de las Ventas. Jueves 29 de Sepiembre. 5ª de otoño. Nubes y sol. Tres cuartos de plaza. Seis toros de Nuñez del Cuvillo, casi cinqueños todos, 530 kilos promedio, bien presentados, encastados en diversas versiones. Sebastián Castella, silencio tras avso y silencio tras aviso. Paco Ureña, oreja tras aviso y saludo tras aviso. Luis David Adame, silencio y saludo.
Incidencias: El toro de la confirmación “Esparraguero” Nº 50 cinqueño, Negro. Saludaron Rafel Viotti y Vicente Herrera tras parear al 4º, y Miguel Martín y Fernando Sánchez al 6º. Aplaudido el picador Oscar Bernal por su tercio con el 6º.
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