lunes, 14 de diciembre de 2015

EL BARDO DE LA TAURINA Día de ¿Tronío?

Día de ¿Tronío?
El Toro en México
Rodrigo Santos - Fermín Rivera -  Daniel Luque - Sergio Flores -
7 Villa Carmela 7

En el país de divisa Azteca se celebró este fin de semana una de las  festividades de mayor tronío que es con la que se conmemora a  la virgen de Guadalupe, con ese motivo se dieron festejos de todo orden, encabezados por la  iglesia del hierro católico, la que abrió la Puerta Grane de la Basílica de la Villa para que los feligreses se postraran ante  ‘La Morenita’ la que está simbolizada sobre un ayate.

Al alimón la fiesta festejo a Lupita López, su maja torera  que no es del Tepeyac pero si del Mayab,  toreadora de  seda y organdí,  quien  la otra noche bañada de estrellas cual manto santísimo, se atavió con un terno  pitaya  y plata  en la plaza más grande del mundo y predicó con unas farolas de rodillas que no pedían perdón, sino la gloria  y por ello iluminó el albero cual altar mayor.

Y como presente guadalupano pa’ quienes no lo sabían permítaseme subrayar  que en la Nueva España cuando nació la leyenda de la virgen y el indito, ya la Fiesta de Toros tenía  añitos de profesar la liturgia de los ¡Olés!…  y aunque no atañe al altar donde se venera a la santita, pero si al tema sacro,  es válido decir  que  en donde ahora está la Catedral Metropolitana el conquistador Hernán Cortés, había mandado levantar con antelación una plaza de toros, siempre la fiesta y la religión tan maridadas, de ahí que el maestro Reynaldo Torres expresara; ‘México tiene tres grandes símbolos, los volcanes, la Guadalupana y Silverio Pérez’

Ante todo ello   los aficionados esperaban que en esta fecha tan importante La Plaza México, ofreciera un cartelazo de esos de tronío, que obligan a poner el letrerillo de ‘Agotado el boletaje’, lo cual no sucedió y es que la empresa montó un festejo con toreros  de no mucho jalón, ¿Qué a que se debió eso, cuando lo esperado era  que concelebraran los cardenales?, pues  no lo sé, aunque tal vez obedeció a que satanás metió el rabo, más lo  que si sé, es que a los aficionados  han de haber amanecido con tremenda resaca de celebrar a las Lupitas con tequila, mezcal y pulque  y por ello no se dejaron ver en el graderío para ser testigos de que en la arena;

Rodrigo Santos  vistiendo  de verde virgen y montando a una cuadra propia de reyes, vivió en carne propia, un hecho inusitado y que lo fue el que su toro se cercenara ambos pitones en dos estrellones  contra burladero y tablas por lo que solo decir que ante esa contrariedad lo que después siguió, pues ya fue hilvanar más del mal fario.

Fermín Rivera   sigue sin comulgar  y menos echar a volar las campanas del triunfo en un rosario de voluntades, esperanzas y promesas, que  lo deben de tener inmerso en un acto  de reflexión, porque algo en su evangelio no está convenciendo y ese algo es que le sigue  faltando  voluntad en el alargue del brazo, para lograr un toreo tridimensional, mucho más impactante, rematado con la  profundidad en el codilleo y de ahí el encaramiento inmediato pa’ ligar las epístolas sin dar oportunidad al enfriamiento y así llegar a los corazones, amén que las espadas las trae blandas, así que mientras no de ese extra, Madrid cada vez le queda más lejos.

Daniel Luque el de nacencia española y  torear asevillanado  por la razón que sea no termina tampoco de convencer a un público de dulce, que esta ávido de aplaudir y en descarga de lo que dejó de hacer, decir que ese pecado habría que cargárselo a los de negra sotana que le tocaron de mala suerte, así que nada que escribir, a casa.

Sergio Flores a quien ya se le ha visto en plazas ibéricas y al que con un una pizca de personalidad y empaque que se le puede fabricar, se le vería con otros ojos y por ello pa’ no variar estuvo como siempre está, en el filo del ya merito y eso sí, apuntar que lucio principesco en el vestir, pero  a la hora buena se apretó el chaleco y no dejo salir el corazón, aunque tampoco tuvo mucha vena en los de su  lote.

Del encierro de Villa Carmela resaltar el trapío de la mayoría de los herrados y si decir que a algunos les faltó que los toreros los torearan más pa’ desorejarlos y matarlos como se debe, lo cual pudo haber sucedido.

 Y solo resaltar el buen criterio y la seriedad de la que ésta tarde hizo gala la presidencia sobre todo al cerrar oídos y ojos ante quienes  pedían peludas para el primer espada, al que solo decirles que no hay mayor enemigo pa’ un torero que la coba.


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