Entrevista con Joaquín Galdós, joven novillero peruano y una de las esperanzas de la tauromaquia nacional. Su madurez y la claridad de sus ideas, nos recuerdan lo rápido que maduran los toreros, jugándose cada tarde la cornada y sabiendo que o se triunfa o no se es nadie.
PABLO J. GÓMEZ DEBARBIERI
Joaquín Galdós, joven novillero peruano, con 19 años recién cumplidos, inicia su tercera temporada en España. Impresionó y sorprendió a la afición limeña −pocos peruanos lo habían visto torear− en la novillada del pasado 25 de octubre, mano a mano con Andrés Roca Rey –la otra esperanza de la tauromaquia nacional− y salió aquella tarde, en hombros de la Plaza de Acho. Hacerse torero en España, ni es fácil, ni sencillo; alejado de la familia, extranjero y foráneo, formándose en una profesión tan dura y competitiva.
FOTO: JUAN PONCE ESPERANZA. El Perú tiene actualmente dos novilleros en un lugar expectante, entre los novilleros con caballos en España; Joaquín Galdós, tras su triunfo en Acho, en 2014, tiene ilusionados a los aficionados.

FOTO: JUAN PONCE

ESPERANZA. El Perú tiene actualmente dos novilleros en un lugar expectante, entre los que actúan con caballos en España; Joaquín Galdós, tras su triunfo en Acho, en 2014, tiene ilusionados a los aficionados.
−En Málaga, ya preparándote.
Sí, con más ilusión que antes; siento que este será mi año de novillero con caballos. Estará en mis manos tomar una alternativa importante. Uno se proyecta. Cada vez que toree, quedará menos para ser matador de toros; el sueño se va haciendo realidad; pero antes habrá que tratar de estar en ferias importantes.
FOTO: ARCHIVO DEL NOVILLERO MÁLAGA, 2014. En esta plaza de primera, Galdós se presentó con caballos el año pasado y triunfó ante serios novillos. Conforme avance en su carrera, todo será cada vez más complicado y difícil.
FOTO: ARCHIVO DEL NOVILLERO

MÁLAGA, 2014. En esta plaza de primera, Galdós se presentó con caballos el año pasado y triunfó ante serios novillos. Conforme avance en su carrera, todo será cada vez más complicado y difícil.
−A ciertas plazas –Madrid y Sevilla− hay que ir con gran experiencia para no tropezar y retroceder en tu carrera. Porque −¡cuidado!− en Sevilla no te pitarán, pero un silencio con el que te ignoren, podría ser algo difícil de sobrellevar en tu carrera, si los sevillanos no quedasen impresionados contigo desde la primera tarde.
Lo sé. Pero me veo preparado para torear allí; creo que de ahora a la Feria de Sevilla, puedo tener la preparación suficiente para hacer un buen papel.Madrid es un caso aparte; por la seriedad de lo que allí se lidia y por lo que uno se juega. En Sevilla, una oreja es un triunfo. A Madrid hay que llegar dispuesto a abrir la puerta grande, salga lo que salga por toriles: hay que ir dispuesto a triunfar como sea.
−Sevilla y Madrid serán –cuando sean− dos hitos notables. Pero habrá que torear todo lo que se pueda antes.
Sí. Aprovecharé mis triunfos el año pasado. Por ejemplo, en Azuqueca de Henares, donde triunfé el año pasado, este año repetiré y podré escoger qué lidiaré, en su feria de novilladas. O en Garlin, Francia, donde torearé novillos de Pedraza de Yeltes, en abril; o Málaga, donde iré por ser triunfador en 2014, más varias plazas alrededor de Madrid, como Galapagar –fui ‘Galápago de Oro’ en 2014−, Casarrubia del Monte y varias otras. Hay que ganarse el puesto cada tarde. Espero pasar de 20 u 25 festejos, que podemos tener bastante seguros, por lo que hice en 2014. Espero poder torear en el campo bastante más y matar algunos toros a puerta cerrada, pero la preparación fundamental es el toreo de salón. Para lo que yo quiero hacer, más importante que cogerle el sitio a los animales, es tener una buena base, toreando de salón.
FOFO: JUAN PONCE EN HOMBROS. Así salió de Acho, el 25 de octubre de 2014, ovacionado por los aficionados limeños.
FOTO: JUAN PONCE

EN HOMBROS. Así salió Joaquín Galdós de Acho, el 25 de octubre de 2014, ovacionado por los aficionados limeños.
−¿Cómo defines ese toreo que quieres hacer?
Un toreo basado en imprimirle a mis faenas una expresión corporal más pronunciada que la de otros toreros. Hay figuras que le dan a su toreo esa expresión; quien se acerca a lo que busco, es El Juli; siempre con los riñones metidos, la mano muy baja, los muletazos muy largos; eso que pone en pie a los tendidos. Por otro lado, la gestualidad fuera de la cara del toro, aparte de lo que se hace ante el toro; cómo culminar cada serie y volver a empezar la siguiente. Busco tener personalidad en el ruedo.
Apostilla 9 feb 2015
−¿Y quién es tu modelo en eso?      
José Tomás me impresiona mucho por su puesta en escena. Desde que pisa el ruedo, coge una postura, como de un dios; parece un ser intocable en la plaza. Me gusta esa mezcla entre lo mundano y cercano de El Juli, pero poderoso ante los toros, fusionado con lo intangible de Tomás –una aureola distinta al resto− y también, Morante; todos ellos tienen una especie de misticismo. Busco en mi toreo esos elementos y creo que a veces lo consigo. Que el público perciba que allí está sucediendo algo mágico; no simplemente pegarle pases a un toro. Eso trato de alcanzar –mientras entreno de salón− sin el toro delante, porque luego, ya con el toro y en la plaza, no es posible improvisar; hay que darle muchas vueltas en la cabeza y entrenarlo mucho.
FOTO: ARCHIVO DEL NOVILLERO GALARDÓN. Hace unos días recibió el importante Premio Paul Ricard, como mejor novillero en Francia, en 2014.
FOTO: ARCHIVO DEL NOVILLERO

GALARDÓN. Hace unos días recibió el importante Premio Paul Ricard, como mejor novillero en Francia, en 2014.
−Eso que tratas de hallar, se llama personalidad y requiere madurez. Los toreros que la tienen y son capaces de diferenciarse del resto en ese aspecto, triunfan.
Sí. Lo tengo claro. Hay que tener personalidad en el ruedo y para eso hay que cuidar cada detalle. Desde cómo se viste uno, hasta tus gestos en la plaza; cómo miras al público y al toro; esos gestos de desafío; todo ello va aportando y sumado, es quién eres como torero y qué proyectas. Es algo que aún me queda por trabajar, por darle vueltas y encontrarme a mí mismo. Me gustaría que cuando el público me vea este año, lo impacte con eso. Necesito mucho tiempo para pensarlo, practicarlo, darle vueltas; no es de la noche a la mañana. Creo que en mi actuación en Acho, me acerqué bastante a lo que busco; viendo el video, me parece que me aproximé a un toreo poderoso y de mano baja, entendiendo a mis novillos, pero dando una imagen, frente al público, de algo que no es frecuente ver. Creo que es la única forma de destacar; no basta pegar pases. Nunca podré pegar los muletazos perfectos de Perera –por ejemplo−, ni arrimarme más que José Tomás.
FOTO: JUAN PONCE TRIUNFO. Dando la vuelta al ruedo, junto a una niña, en Acho, en 2014.
FOTO: JUAN PONCE

TRIUNFO. Dando la vuelta al ruedo, junto a una niña, en Acho, en 2014.
CON CALMA, SIN QUEMAR ETAPAS
Los aficionados peruanos están pendientes de Galdós
−Los aficionados peruanos estarán pendientes de tu temporada. Seguros de que le pondrás ganas, persistencia y mucho valor todas las tardes. El Perú necesita de toreros que triunfen en España.
Será un año muy intenso; es lo que quiero. Estoy disfrutando mucho ante la cara del toro, pasándomelos muy cerca y jugándome la cornada. Me siento cómodo toreando y cuando –por ejemplo− me voy a los medios y me pongo de rodillas, lo hago convencido de que el público verá que estoy dispuesto a triunfar.
−Con calma, sin quemar etapas, paso a paso; con lo joven que eres, es mejor ir de a pocos en esta profesión, aprendiendo y absorbiendo todo lo que veas hacer a los matadores que hoy triunfan.
Sí, sin apuro. Corro mi propia maratón y salvo en la plaza, donde hay que ganarle la pelea a todos, seguir mi propio camino, independientemente de lo que cada quien haga y retornar al Perú en 2015 como novillero triunfador en España y si fuera posible, me gustaría tomar la alternativa a comienzos de 2016; quizá el Domingo de Resurrección, en Málaga. Ideas, sueños.
FOTO: JUAN PONCE QUIETUD. Joaquín Galdós, es torero valiente, con un especial buen gusto y clase.
FOTO: JUAN PONCE

QUIETUD. Joaquín Galdós, es torero valiente, con un especial buen gusto y clase.