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ARTURO SALDÍVAR |
Una fría tarde y polémica que no tuvo
el final feliz esperado por todos, así fue la decimocuarta corrida de la
temporada. La tauromaquia mexicana necesitaba que este festejo hubiera acabado
con un triunfo histórico, pero este nunca llego.
Como tampoco llego la afición en
grandes cantidades, es cierto que ahí estaban los aficionados buenos, siempre
esperando una faena inolvidable de esas que te obligan a seguir adelante con la
afición a pesar de tantos desalientos; pero no estaban todos, faltaron en mayor
numero los espectadores triunfalistas y casuales, que son, al fin y al cabo,
los que llenan las plazas.
Ayer la realidad es que la entrada no
supero los quince mil espectadores, en una plaza con capacidad para mas de 40
mil.
Se lidiaron seis astados de La Joya (de encaste Parladé, salvo el 3o.) bien presentados, pero con poca
fuerza en su conjunto y de juego regular, entre los que destacaron 1º, 5º y 6º,
quinto y sexto fueron premiados exageradamente con el arrastre lento. JP
Sánchez regalo un astado de VistaHermosa, justo de bravura,
desclasado y demasiado débil.
Luis Cuesta para De SOL
y SOMBRA
Cuando el segundo de su lote recibía
el arrastre lento, Arturo Saldivar, era la viva imagen de la
contradicción; había pinchado una faena de dos orejas, sin embargo el benévolo
publico había presionado para que el juez le otorgara una oreja, misma que le
concedió tras un pinchazo y una estocada defectuosa.
Una vez mas Saldivar arruino
una buena actuacion con la espada, que sin rayar en lo magistral, nos permitio
ver a un torero que va madurando y puliendo su concepto en cada tarde.
Todo su quehacer, desde que se abrió
de capa con el quinto, estuvo presidido por una sitio envidiable, un alarde de
conocimiento de los terrenos del astado y una seguridad que muy pocos toreros
tienen en nuestro país.
Sus muletazos tuvieron largura y
hondura, impregnados de un valor sin cuento que caló y emocionó a los tendidos.
Al final del trasteo, por alto, en un palmo de terreno, volvió loca a la plaza
entera.
Así se viene a La México, como ayer
lo hizo Arturo Saldivar, con la firme decisión de triunfar. Y algo más:
con la voluntad de sobreponerse a las circunstancias de sus oponentes.
Porque triunfó con el quinto, pero en
el segundo de la tarde, un animal soso y con el viento en contra, lo termino
sometiendo y dominando por el pitón derecho.
Es de agradecer que en estos tiempos
donde todos torean siempre al hilo del pitón, no se cruzan en ningún momento y
se han olvidado de cargar la suerte; Saldivar haga que brote la intensa
emoción con su toreo.
Cerca también estuvo Juan Pablo
Sanchez del triunfo con su primero, un astado que resulto noble, pero que
acuso debilidad. Sin embargo embestía en cámara lenta y era el toro ideal para
que aflorara el temple de Juan Pablo, pero este solo apareció en algunos
muletazos sueltos.
Por algunos momentos se le vio con
buen gusto, pero eso sí, siempre despegado, sin embraguetarse con los toros, y
dando la impresión de que parece empeñado en que las tandas no superen los
cuatro pases nunca.
Su segundo en un punto de la faena de
muleta se echo al ruedo y tuvo que ser apuntillado ahí mismo.
Regalo un toro impresentable de
trapío y muy deslucido de la ganadería Vistahermosa, con el que dejo
constancia de su empaque, pero me quedó claro que no es un guerrero de los
ruedos y que necesita un cierto tipo de toro para encontrarse mas cómodo.
Aunque en ocasiones como en esta
tarde, dejar la pose de “maestrito” y despeinarse (o descararse) con sus toros
no le vendría nada mal.
Diego Silveti intentó justificarse con su primero, un toro desclasado y rajado que no le
permitió ni componer la figura. Sin embargo Silveti lo exprimió de principio a
fin con la muleta, pero todo su quehacer estuvo algo carente de emoción. Pero
si no hay toro…
No pudo refrendar sus ilusiones con
el sexto, un jabonero con casta y bravura que hizo que un sector del publico se
metiera con Silveti, por considerar que el torero guanajuatense no habia
estado al nivel del astado de La Joya.
La realidad fue que le instrumento
una faena con ciertos altibajos pero en donde hubo muletazos y series de
excelente factura y sentimiento.
Si lo llega a matar al primer intento
le corta una oreja, misma que hubiera servido para callar esas voces de
detractores que le están surgiendo a Silveti en esta plaza y que ayer lo
estuvieron hostigando durante toda la tarde.
Al final el milagro de la ilusión, la
confianza, la firmeza y el poderío fue lo que le permitió a Saldívar que
triunfará, dejándonos la fresca sensación de que es un torero que mejora
sensiblemente con el paso del tiempo.
Para los que también resulto una
tarde brillante, fue para los de plata, en donde destacaron Gustavo Campos,
Gabriel Luna y Cristian Sanchez.
Es lo que digo yo.
Twitter @LuisCuesta_
Foto:
Tadeo Alcina.
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