Diego Silveti a hombros en León, fue el triunfador de la tarde en la que alternó con Amaya y Manzanares
Diego Silveti cortó dos orejas en León Guanajuanto, y por ello fue paseado en
hombros. También “tocaron pelo” pero en solitaria ocasión sus alternantes
Alejandro Amaya y el alicantino José María Manzanares.
Se lidiaron seis ejemplares de diversa procedencia,
de buena presencia, siendo buenos por orden de aparición el de los Sucesores de
Celia Barbabosa, San Miguel de Mimiahuápam, Fernando de la Mora y Barralva, el
mejor del encierro. Complicados resultaron el de Montecristo y Arroyo Zarco.
Alejandro Amaya en su primero, el de los
Sucesores de Barbabosa, realizó una faena aseada para tejer división de
opiniones. Y en el de Barralva ejecutó un trasteo derechista para cortar un
apéndice.
José María Manzanares en el de San
Miguel de Mimiahuápam realizo una labor templada y artística para obtener una
oreja con petición de la segunda. Y en el que le tocó de Montecristo derrochó
oficio y técnica para hacerse aplaudir.
Diego Silveti en su primero, de
Fernando de la Mora, estructuro una meritoria faena y llegándole mucho al
público para cortar una oreja. Y en el de Arroyo Zarco se la jugó de verdad
para cercenar otro trofeo auricular y ser paseado en hombros.
“El
Capea” y Juan Pablo triunfan en Saltillo
SALTILLO,
Coahuila. 8 de diciembre (Especial).- Casi tres cuartos de entrada registró la
plaza Fermín Espinosa “Armillita” para ver como los tres diestros hicieron su
máximo esfuerzo ante la poca colaboración del ganado, siendo los mejor
librados, el salmantino Pedro Gutiérrez Lorenzo “El Capea” y el aquicalidense
Juan Pablo Sánchez, al cortar una oreja cada uno.
Se lidiaron seis ejemplares de la dehesa de Real de
Saltillo, siendo complicados, resultando el más toreable, el corrido en cuarto
lugar. Y se regaló un séptimo, de D’ Guadiana, que tampoco ayudó mucho a su
lidiador.
El español Pedro Gutiérrez Lorenzo “El Capea” fue
aplaudido en su primero y mejor estuvo en su segundo, el que más se dejó
torear, para cuajarle una atractiva faena para cortar una oreja.
Arturo Macías, de Aguascalientes, estuvo muy por
encima de su lote para ser aplaudido, lo mismo que en el astado de regalo,
gracias a su torerismo y pundonor.
Juan Pablo Sánchez, a base de poderle al burel y
estar más que tesonero le logró “tumbar” una oreja a su primero y en su segundo
fue largamente aplaudido.
Este domingo en la Plaza México, Zotoluco”,
Manzanares y Mora, en la octava de la temporada
Un cartel se presenta esta tarde en la Monumental
Plaza México que por donde de le vea no tiene desperdicio. Una tercia integrada
de manera impecable para esta que será octava corrida de la Temporada Grande
Internacional Otoño-Invierno 2012-2013. Es decir, una función de nuestro
espectáculo favorito que promete mucho en el papel y que tiene todo para que se
registren grandes triunfos.
Esta terna en turno, la que hará el paseíllo a
partir de las 16:30 horas, lidiará un encierro con 488 kilos de promedio
procedente del rancho Santa Inés, lugar donde se halla la dehesa de Marrón,
casa de la divisa en marrón, verde oscuro y naranja, propiedad de José J.
Marrón Cajiga, vecino del municipio de San Miguel de Allende, Guanajuato.
Así que este hato marroneño, de estupenda nota de
tienta, reseñado y autorizado por el juez de plaza en turno Jesús Morales y su
asesor técnico Juan Vázquez, será pasaportado por los diestros, el local
Eulalio López “Zotoluco”, el alicantino José María Manzanares y el
aguascalentense Mario Aguilar.
Los tres, cada uno desde su personal perspectiva
torera, saldrá esta tarde a buscar el triunfo, pues con base en el conocimiento
que se tiene de sus correspondientes tauromaquias, prácticamente se puede
asegurar que, además de lograr una magnífica entrada, harán vibrar al público
con faenas de un alto grado en clase y calidad, además del valor combinado con
el arte, una mezcla más que atrayente en una tarde de toros. Así que Dios
reparta suerte.
La
Banderilla
“¡La banderilla! ¡Mire ‘usté’ qué poca cosa!
Cualquier cosa tarda más en crecer. Cualquier rosa, si se empeña, puede llegar
a ser mujer en el color, en la presunción. Cualquier flor, por pequeña que sea,
se puede envanecer/ Pero la banderilla… nunca puede llegar a bandera. Se ha
quedado en chiquilla… Pequeña, zalamera, graciosa, airosa, un poco nerviosilla
y mucho pinturera, pero chiquilla/ Por eso se le llama banderilla, que si fuera
bandera puede que tuviera más hermosura pero menos fragilidad, más majestad
pero menos finura, más aristocracia pero menos salero, más vuelo pero menos
gracia/ Y es que cada cosa tiene su cosa especial. ¿Ve ‘usté’ qué grande y qué
hermosa la catedral de Sevilla y a su ‘lao’, que sin valor esta flor de la
banderilla?/ Pues siendo ésta tan chiquilla y aquella tan monumental, yo no
cambiaría la catedral por la banderilla, ni la banderilla por la catedral,
porque casa cosa tiene su cosa especial/ ‘Pa’ rezar me sobra la banderilla
¡esto es natural! Pero ‘pa’ torear me sobra la catedral, aunque sea la de
Sevilla. ¿Y a que no adivina ‘usté’ de dónde nació esta flor?/ ¿De la orilla
del río...? No señor. La banderilla es cosa de tierra adentro. ¿De un
encelamiento con los claveles...? ¡Ni hablar! La banderilla es el viento que se
hace flor… ¡y a bailar! Y el clavel es el tormento de ser sangre y no volar/ La
banderilla nació de esta chulería señorial y flamenca y bravía de España/
Aquí,‘pa’ cantar, la caña como un poquito de broma ‘pa’ empezar. Aquí, ‘pa’
bailar, primero su poquito de zureo de paloma y el ¡arza que toma! y el ¡vamos
a verlo! y el ¡olé tus pies! ‘pa’ después, la sangre caliente ‘quebra’ la
cintura y empina la frente, llenar el aire de volantes y desplantes de finura y
calentura/ Y ‘pa’ jugarse a la suerte la vida o la muerte ante el toro, mucho
capote de oro, mucha seda, mucha flor y mucha marchosería de sangre fría en el
corazón/ ¿Qué tú me vas a matar porque en tus pitones tengas dos muertes sin
estrenar...? ¡Venga, venga...! ¡Prueba a ver si lo consigues! Yo en cambio, si
me persigues, ‘pa’ que veas la nobleza con que juegan a la muerte los señores,
antes de darte muerte te voy a dejar dos flores/ ¡Chulería! Y de esta
marchosería con que España burla, piropea, engaña y pelea a la orilla de una
cornada mortal, nació la gracia sin par -síntesis de quiebro y caña- de esta
fina banderilla/ Tan sólo caña delgada, temblor, airecillo...¡‘ná’! y esa es su
gracia mayor, saber hacer una flor con poquito de ‘ná’/ ¡Vengan flores de lis,
rosas de Francia, a competir con esta banderilla! Tan poca cosa, tan
chiquilla...¡Pero vaya elegancia!/ Y vengan ‘toas’ las flores del mundo entero
a morirse de rabia frente a mi banderilla. Tan poca cosa, tan chiquilla…¡Pero
vaya salero!... Mi banderilla”. (Manuel
Benítez Carrasco q.e.p.d.)
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