MIGUEL ÁNGEL PEREDA |
EL VITO
El volver a sentir el calor del aficionado de Rimac le da la
razón a lo que Alberto le dice a los ganaderos Riera, padre e hijo, Ramón y
Jesús en esta tarde soleada, plena de luz donde desaparece del cielo "la
panza del burro" para que se asome
el sol del Perú sin timidez, a cielo abierto como se abría de capa aquel
Alejandro Montani que fue capaz de brillar como artistas en los días de su
competencia ciclónica con Carlos Arruza.
Sí señor, amable lector, ver toros en Acho es más un gozo
espiritual que un encuentro cultural. Motivo mucho mas sincero, y profundo, para defender la fiesta
de los toros. Como diría más tarde el maestro Rafael Puga, con quien nos
reencontramos en la barra del La Cochera para comentar el festejo tercero de la
temporada de Acho.
La tarde en la que no hubo trofeos, pudo haber sido de
apoteosis para el extremeño Miguel Ángel Perera. Este valiente, donde los haya,
pecó de goloso o de generoso, no sabría decirle con exactitud amable lector,
porque de haberse ajustado a la lidia que le exigieron sus dos bravos toros de
San Sebastián de Las Palmas, habría
abierto la cancela de la bicentenaria arena. Pereda recurrió al estoicismo, nada que ver con el tancredismo. Torero estatua que ordena y manda, sobrado con el capote y de templada y mandona muleta hizo de su actuación un bello discurso estético. La consecuencia de su abuso en los tiempos fue de errar
con los aceros, en dos buenos toros a los que toreó con emotividad gracias a su
gran exposición.
Todo lo contrario de El Fandi, vestido con un vistoso traje
absolutamente negro azabache, de dorados alamares dorados y trazos de hoja de
oro por las hombreras. No fue el espectáculo con el que acostumbra arropar sus
actuaciones el granadino. Anodino, tal vez acusando el rigor de su extensa
campaña española.
El tercer hombre en Acho fue Alejandro Talavante, sobre quien
injustamente cayó la ira del público cuando el soberano descubrió la ilidiable mansedumbre del toro de San
Sebastián, tercero de la corrida, como causa de su irritante
cobardía.
Con estos
trazos del cuadro torero, el fondo de ese lienzo heterogéneo fue lo más importante de la tarde. Nos
referimos a un público entendido, qué duda cabe, exigente y sobre todo
pendiente de lo que sucede en el ruedo. Valores o virtudes, decida usted, pero
lo que sea tiene la fuerza para el que Perú sea el rompeolas del tsunami en el
que se ha convertido la cruzada de los antitaurinos. Cruzados que no ha
entendido esto que sucede en el Perú, en la sierra del Perú andino donde el
pueblo ha convertido los toros en el acto más genuino de todos los que
conforman su espiritualidad taurina.
Me confieso feliz por tantos descubrimientos
FICHA DE LA CORRIDA
Plaza de toros de Lima, 25 de noviembre. TOROS de San Sebastián de Las Palmas, divisa verde y oro. Bien presentados, destacados los lidiados en primero, segundo y quinto lugares. Los dos primeros aplaudidos en el arrastre. DAVID FANDILA "EL FANDI", de negro azabache y alamares dorados, silencio en sus toros; MIGUEL ÁNGEL PERERA, verde limón, vueltas al ruedo muy ovacionadas, ALEJANDRO TALAVANTE, Jesús del Gran Poder y oro, silenciada su labor.
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