EL BARDO de la TAURINA

PRECISIONES PRECISAS

Y pa’ entrar de lleno a las precisiones precisas solo decir; que quienes creen que esta Temporada Petit, de la Plaza México, ha sido triunfante, pues seguramente opinan así por no tener puntual lo que debe de ser un novillero triunfador como lo fueron por ejemplificar  Rafael Rodríguez, ‘Paquito’ Ortiz, Valente Arellano  y volviendo al presente  ¿Qué ya se nos olvido que a quienes les han dado una orejilla  han ido a devolverla al siguiente domingo? (con excepción de Mirafuentes de Anda) y como yo no he olido  a lavanda, pues me voy por la banda y ya me subiré al tendido cuando la empresa deje los festejos de tramite y anuncie novilladas de postín con novilleros como el del toreo acanelado y nostálgico que es el que borda Paulo Campero o el de los trazos dimensionales y extasiantes como los de Jorge Rizo los cuales hasta ahora han brillado por su ausencia en los carteles, no obstante que la empresa sabe que ese par de novilleros más allá de su arte, en busca del triunfo son capases de morirse en el ruedo, ¿y los novillos? como el perfume fino a cuenta gotas, pues lo que ha gorgoreado son las cabecitas gibaríanas, las carnes hambrunas, las carrocerías destartaladas, las edades de cuneros y la bravura a duras penas….¡Que Pena!, ¿eso es a lo que se puede llamar una temporada triunfante? ¡Claro que no! lo preciso seria decir que hemos testificado un serial donde han surgido chavales en vías de ser promesas a los que todavía hay que calar con novillos-NOVILLOS, más lo pululante como la educación nacional ‘ni de panzazo’, a pesar de la complicidad de los de cuatro patas.

 

La pañi aprieta así que lo indicado es resguardarse en el ‘Gallo de oro’ en donde  el Bardo recuerda que en una época y motivado seguramente por la cercanía con el ‘Café Tupinamba’, cuna del taurinísimo metropolitano llegaba a la barra  cantinera el más ‘majo’ de los toreros que ha parido madre alguna Gregorio García, el que fue un auténtico ídolo en Portugal, al grado de que su nombre sirvió dada su fama para etiquetar, marcas de vinos, corbatas y un sin número de artículos y ya que me he referido a tierras lusitanas diré que otro ‘Gallo de oro’ que canto muy fuerte por aquellos lares, lo fue el matador José de Jesús quién recién este mes perdiera a su padre el  popular también matador Jesús Sánchez ‘El Azteca’ a quien alternativo nada menos que Juan Silveti, así que al recuerdo prendo un réquiem sentido.

 

Y sin salirnos de la República Portuguesa, quienes en estos días la asombraron fueron Los Forcados Queretanos, cuyo Cabo  Antonio Vera en un acto de hermandad convido al  también Cabo pero este de los Forcados Hidalguenses Eduardo del Villar, y a ese personaje legendario que lo es Víctor Rodríguez ‘El Castaño’ a que le salieran a toros de más de 600 kilos que les exigieron a los paisanos el carnet visado en la aduana del valor y la temeridad, trámite que cojonudamente solventaron en base a jugarse auténticamente la vida, la cual por milagro conservan, ante ello y ante ellos, os convoco a ‘pararnos de pie’ pues créanme que lo realizado por estos paladines del valor es digno de todo respeto y admiración, pues para haberlo realizado se necesitan muchísimos de los que le faltan al carrizo, ¡Que Vivan los Forcados!

 

Y estando en el ‘Gallo de oro’ le  kikiriqueo que en  el libro ‘Cantineando de Sol a Sol’, dedico un capitulo a la legendaria cantina y esto viene porque   salió a la luz un libro titulado ‘Guía de Comercios Centenarios Del Centro Histórico’ en el que también dedican un capitulo al ‘Gallo de oro’ el cual fue estructurado con líneas refriteadas y otras copiadas al carbón de las que habían sido escritas por mi menda en el 2004 o sea hace ocho años (¿plagio?), pero lo más canijo esta en habérselo llevado al Director del Fideicomiso del Centro Histórico  para que lo prologara sin  darle crédito al libro de donde se toma la extensa cita y todavía brincarse a la torera al que le puso letras, lo cual ¿Cómo que no es una embestida muy galante? y si engañosa para el funcionario que alabó a los que no escribieron lo que escribieron, ¡Me cachi la mar sala!