El Fandi, le corta la coleta al aterrado Julio Aparicio |
EL VITO
Julio Aparicio volvió ayer al escenario donde hace una
semana perpetró uno de los crímenes más descarados en contra de la salud de la
fiesta de los toros. Lo hizo para volver a cometer otro crimen, y de paso en un
arrebato cortarse la coleta que con tanta falta de dignidad le ha distinguido
en la vida.
Desde el primer día que se inició en los toros, lo hizo sin tocar tierra. Lo hizo subido a un
cajón donde se guardan respetuosamente los méritos profesionales de un gran
torero, su padre Julio Aparicio. El, como buen chulo que es, sabe lo que
significa llevar el nombre de un gran torero, porque la vida de Julito ha sido
una mentira más de las que llenan el firmamento de falsas estrellas en la
fiesta de los toros.
Hijo, como les digo, de Julio Aparicio y de Maleni Díaz, la
mujer con las piernas "más bellas de España". Bailaora de mucho
cartel, y de gracia personal auténtica.
Aparicio padre
fue torero para toreros, y su nacimiento estelar fue un acontecimiento que no
se ha repetido en el mundo de los toros. Junto a Miguel Báez "Litri"
formó pareja como novillero. Se hicieron amos de las plazas de Valencia y de
Madrid. Pareja estelar en Sevilla y en Barcelona. Tan grande fue su fama y
tirón publicitario que su cartel fue tan atractivo hace 50 años, que fueron el gancho de una temporada
tan importante como la de Fallas de Valencia. Litri levantino, de Gandia y
Aparicio, madrileño de la Fuente del Berro. Aunque a Litri lo tienen por
onubense, de donde eran sus padres.
El junior puso fin a 22 años de alternativa ayer en Las
Ventas, la plaza de sus horrores y de sus fracasos. Aunque, para ser justos, el
18 de mayo de 1994 cuajó la faena
de su vida en Las Ventas al toro "Cañego" de Alcurrucén, al que cortó
las dos orejas con las que saldría a hombros.
En Madrid conoció el cielo, pero también vivió el infierno
el 21 de mayo de 2010 cuando un
toro le propinó una certera cornada en el cuello que le salió por la boca. La
gráfica de aquel percance llenó de alegría a los antitaurinos, y la foto le dio
la vuelta al mundo en las primeras páginas de los diarios. Aquella tarde fueron
lidiados cuatro toros de Juan Pedro Domecq, uno de Gavira y otro de Mari Carmen
Camacho por parte de Julio
Aparicio, Morante de la Puebla y El Cid, que sustituía a José María Manzanares
.
Esperamos que la decisión de cortarse la coleta sea
auténtica. Ya lo hizo en una oportunidad, y regresó; volvió para decir
mentiras, ser un falso torero y darle parto al insaciable apetito de los anti
taurinos con la falsedad de su profesión. Este año lo vimos con toros de El
Ventorrillo en Madrid. Lo vimos como siempre ha sido, un mentiroso del toreo.
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