Rafael Herrerías, en la gráfica con su esposa en el homenaje a "Armillita Chico" en Aguascalientes, luego de su retiro de los ruedos, solucionó a favor de la Fiesta el desaguisado que formó el diputado Cristian Vargas, que tuvo que reconocer que la prohibición de la Fiesta acarrearía la pérdida de al menos 1.200 puestos de trabajo
MANUEL M. CASCANTE / CORRESPONSAL EN CIUDAD DE MÉXICO
Cristian Vargas, diputado del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), retiró formalmente su propuesta de prohibir las corridas de toros en el Distrito Federal, tras mantener una reunión con el empresario taurino Rafael Herrerías. Vargas, conocido como el "dipuhooligan", reconoció que la prohibición de la Fiesta acarrearía la pérdida de al menos 1.200 puestos de trabajo, directos e indirectos, que genera cada festejo en La México, la mayor plaza del mundo.
El pasado 26 de abril los legisladores locales del PRI elaboraron un proyecto de ley para prohibir las corridas de toros que contaba con el apoyo del Partido Verde Ecologista de México (formación política que ha defendido la instauración de la pena de muerte para delitos graves) y la asesoría de diversas organizaciones civiles, entre ellas la Plataforma Prou, que estuvo detrás de la prohibición de los toros en Cataluña.
El PRI en la capital mexicana señaló en un comunicado que, “ante las difíciles condiciones económicas que enfrentan los mexicanos y particularmente los habitantes del Distrito Federal, sería injusto despojar de sus fuentes de empleo a más de 1.200 personas y sus familias, que en las corridas de toros encuentran la valiosa oportunidad de obtener una remuneración a su trabajo".
Vargas reconoció que tuvo un encuentro con Herrerías "en donde se me convenció y habló por todos los aficionados de la tauromaquia. Pude constatar que también hay familias que se sostienen económicamente a través de este tipo de espectáculos como son los matadores y novilleros, los trabajadores de la plaza de toros, comerciantes que trabajan en los alrededores. Aunque para unos se nos haga retrógrada su estilo y forma de diversión, debemos de respetar su derecho a presenciar o no este tipo de espectáculos. Me considero un hombre seguidor y partidario de las libertades y una ciudad como el Distrito Federal, que se considera capital de vanguardia, no debe coartar el derecho al trabajo y a la diversión de un sector de la población”.
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