sábado, 10 de septiembre de 2011

EN TOVAR LEONARDO BENÍTEZ impuso el ritmo de la competencia


Importante actuación la del sevillano Manuel Escribano este viernes en Tovar, indultando un toro, compartiendo triunfo al lado del caraqueño Leonardo Benítez. Foto: Leo León

Seria corrida la lidiada, perteneciente a la vacada colombiana de Paispamba, el cual dejaron que desear en su juego de muleta, exceptuando el corrido en 5º lugar, premiado con el indulto, así como a incomprensible vuelta al ruedo al 4º.

RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ


TOVAR (Mérida, Ven.).- Corrida de gran expectación la que se tenía esta tarde en el papel para los taurinos, en el marco de la Feria de Tovar 2011. El encierro de astados traído para tal ocasión, además de la rivalidad de los toreros presentes, lo hacía intuir. Otra cosa fue el devenir en el ruedo de los ejemplares del ganadero español, radicado en las montañas de Popayán, Enrique Valencia. Serios por fuera, por dentro su temperamental comportamiento en la muleta e irregular comportamiento, puso a los coletudos pasar “ricino” en cada intervención. Merito el que sean veteranos en estas lides, e iban dispuestos a dejarse el “pellejo” en la arena tovareña.

Leonardo Benítez tuvo de primero en su actuación enfrente un animal que por la mañana no le había correspondido en el sorteo. Los “duendes” de toriles le hicieron el favor de enviarle el que era segundo del lote de Escribano, y bien adentrado los dos primeros tercios se vinieron dar cuenta del fallo. Llegado acuerdo en el mismo ruedo, Leonardo paso por ambas manos con decoro y solvencias las cambiantes embestidas del colorao astado, quien pidió carnet de veteranía al coleta caraqueño. Otra cosa fue que la gente no supo entender el peligro sordo que paulatinamente desarrolló templándole y aguantándole, sobre todo por el pitón derecho. Tras varios fallos con el acero, en especial con el de cruceta, se le silenció.

Otro decorado ocurrió con su segundo, igualmente erróneamente anunciado. Breve con el percal, el desorden que se prodigo el peonaje en varas tuvo bálsamo en el solvente tercio de rehiletes que se prodigo el espada, clavando en lo alto. Luego en la muleta, la garra y tesón fueron los basamentos para Leonardo ir haciéndose con la embestida noble más no humillada del cornúpeta, siempre dándole sitio y distancia, en cada pase que por ambas manos desgranó. Por encima el torero a las opciones que ofrecía el toro, las mismas que coronó con estocada entera contraria, para hacerse con las dos orejas, la segunda un tanto “pueblerina” si nos acatamos a los cánones que deberían regir.

Manuel Escribano es uno de los toreros españoles que por estas tierras tiene un ganado cartel. A pulso se lo ha sudado. Y nuevamente ha dejado constancia que su idilio con la afición tovareña es perenne. Poco pudo hacer con el castaño “chorreado en verdugo” que pasaportó por Benítez, tras el error gafado de toriles. Geniudo, con guasa y malas ideas, hasta en dos ocasiones claras, se vio en apuros. Dos pinchazos, previos a una media y tres descabellos, dejaron a las mulillas literalmente tal regalito.

Totalmente otro matiz lo que ocurrió en su segundo, bravo ejemplar en varas, el cual dosificó castigo, para luego, en vibrante tercio de banderillas clavando en todos los terrenos, de rodillas en los medios prologar lo que fue un recital de toreo variado, compacto y unísono, de principio a fin. Largo, templado, en los medios, a la altura justa la muleta, y con toques sutiles para llevarlo a los vuelos de la muleta, Escribano no dejaría escapar dicha ocasión para cuajar una de sus mejores faenas en suelo tricolor. Labor larga, intensa, vivida en el tendido con pasión que vino ser la sima de una tarde hasta los momentos con el agridulce sabor de la inconformidad por parte del público ávido de emociones. Tal fue el apasionamiento de los presentes, que hasta el propio palco presidencial imprudentemente concedió el indulto del animal, cuando había marcada claras tendencia a rajarse, y ni siquiera haber dejado cuadrar al matador por lo menos para intentar simular la suerte suprema, cercenando la que de haber coronado con la espada, una actuación apoteósica y rotunda. Viene a colación, lo inoportuno que viene hacer un indulto no del todo merecido. Al final las dos orejas simbólicas dejaron su triunfo a tablas con el torero de La Vega.

El resto del festejo no tuvo mucha más historia que contar. Debutaba el sevillano Alfonso Oliva Soto, quien en su primero del lote había dejado ramalazos de su buen concepto del toreo, templando, mandando y llevando las noblotas embestidas de morlaco, todo esto antes que se dedicara buscar el consentimiento del indulto “barato” por parte del publico, pasándose de faena, lo que a la postre, y tras el aviso de la presidencia, trucar lo que seguramente era faena de premio, por un pinchazo y media honda, dejando amorcillar el toro, para ser silenciado tras dos avisos. Peor tarjeta dejó en el que cerró plaza, serio cuatreño que convirtió su lidia en una vulgar capea, llegando a la muleta avisado, lo que degenero en peligro y breve “macheteo”, para ser silenciado tras nuevamente varios con el acero.

En el que abrió plaza, el jinete Rafa Rodríguez ya nos había dejado su tarjeta de regreso a esta plaza, tras varias temporadas de ausencia, ante un manso de libro, que solo le permitió clavar dos rejones y más na’, pues lo demás fue pasar y pasar delante de él sin ningún atisbo de emoción. Al final la brevedad con la que le pasaportó el matador sobresaliente Gonzalo de Gregorio se lo agradeció la parroquia con leves palmas, lo más torero del preámbulo de una tarde del que se esperaba mucho más. Así son los toros, no tienen palabra de honor…

FICHA DEL FESTEJO
Plaza de Toros Coliseo de Tovar. Viernes 9 de Septiembre de 2011.
I corrida de la 168ª Feria de la Virgen de Regla.
Con poco de dos tercios de plaza, en tarde soleada, se han lidiado seis astados colombianos de PAISPAMBA (Enrique Valencia), bien presentados, serios, castaños de pelaje con distintos accidentes, bravos en el caballo, viniéndose a menos en la muleta, desarrollando genio y temperamento; el más completo el corrido en 6º lugar, premiado con el indulto, de nombre «Carmelo» Nº 20 de 445 kilos y con vuelta al ruedo al 5º de nombre «Solitario » Nº 16 de 430 kilos. Para rejones se corrió un ejemplar de LOS ARAGUEZ, manso de solemnidad, aquerenciado, que saltó al atiborrado callejón.
Pesos: 418, 428, 508, 428 430, 445 y 506.
Rafa Rodríguez (A la usanza campera), silencio.
Leonardo Benítez (Azul celeste y oro), leves palmas y dos orejas
Manuel Escribano (Verde botella y oro), silencio y dos orejas simbólicas.
Alfonso Oliva Soto (Barquillo y oro con remates negros), silencio tras dos avisos y silencio.
INCIDENCIAS: Nuevamente deja mucho que decir el desempeño de las cuadrillas. *** El 1º y 4º toro fueron anunciado erróneamente, el 1º por equivocación fue pasaportado por Benítez habiendo sido del lote de Escribano. *** Callejón con numerosas personas que nada tiene ver con las labores del mismo, de por sí inseguro. *** Largo y tedioso prolegómeno de actos previos al comienzo de la corrida que retrasan el comienzo de la misma regularmente 15 a 20 min., lo que debe de tomarse en cuenta para la puntualidad del mismo. *** Oliva Soto se presentó ante el «Soliman» Nº 44 de 428 kilos.

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