El catalán serafín Marín matará el último toro en la Monumental
18 Septiembre 11 - - Carlos Sala
Barcelona- El domingo, la plaza de toros la Monumental vivirá la que está llamada a ser su última corrida de toros. La prohibición catalana a la Fiesta arrancará así de raíz una tradición tan arraigada entre sus aficionados, que no es exagerado decir que su pena es igual o mayor que si a los seguidores del Fútbol Club Barcelona les llegasen a prohibir su equipo. Dentro de la plaza han tenido tantas vivencias, recuerdos y emociones, que ven frustrados que por ley les obligan a renunciar a una parte importante de sus vida. Aún así, tienen fe en que el Tribunal Constitucional derogue la prohibición o poder reunir las 500.000 firmas para que las corridas sean declaradas Bien de Interés Cultural.
En la plaza desde 1941
El escritor taurino Fernando del Arco pisó la Monumental por primera vez en 1941. Ha visto a Manolete, a Armillita el mexicano, a Chamaco, a Antonio Ordóñez, a José Tomás. Recuerda cuando las tres plazas de toros de Barcelona tenían corridas el mismo día y la gente las llenaba. No le queda más remedio que acatar la ley, pero se siente frustrado, aunque no duda que volverá a ver toros. «En Cataluña ha habido una afición enorme, es un contrasentido que lo prohíban, pero estoy convencido que en 2013 volveré», señala.
Las vivencias de la Monumental muchas veces van más allá de los toros. La relaciones públicas María José Matamoros conoció a su marido en la plaza y no ha dejado de ir desde los 16 años. «Es una pena, una pérdida de libertad total. La sensación de estar ahí dentro era impresionante», afirma. De igual forma habla el abogado Luis Reina Pardo, que una vez tuvo la oportunidad de acompañar a un torero en su cuadrilla. «Vivir el ambiente del toreo es algo indescriptible, es imposible sentir algo igual en ningún otro sitio», afirma.
Los comercios y bares de la zona también viven perplejos la prohibición. «Es una bobada. Que vengan el 24 y 25 y vean la vida que da. A veces hay que pensar también en las personas y no sólo en los animales», afirma Qurban Hussain, que asegura que en el Bar Monumental facturan 200 euros más cada tarde de corrida. Por su parte, Gustavo Cantarini, del Bar Marina, mira con incertidumbre el cierre de la Monumental. «Esperemos que no nos pongan un centro comercial como en las Arenas».
El biólogo Jaume Josa acompañó a su padre a los toros cuando tenía siete años y allí aprendió grandes lecciones. «Reivindico la educación que he recibido. Los toros son una fuente única de vivencias». Aunque la afición no tiene por qué heredarse. David Guillén no fue a los toros hasta los 20 años. Desde entonces, los sigue con pasión. «Si cierran la Monumentalnos arrancarán un pedazo de nuestra alma», concluye.
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