sábado, 4 de junio de 2011

TALAVANTE SE EQUIVOCA



ZABALA DE LA SERNA

EL MUNDO / Madrid

Alejandro Talavante ha incumplido su palabra con Pamplona. Talavante había apalabrado, y en la antigua ley del toro no escrita la palabra es ley, honorarios y corrida en San Fermín. Ajustados ambos. La corrida de El Pilar en concreto. Antes de su buena Feria de San Isidro y su Puerta Grande. O sea, cuando tampoco había mayores méritos. Pero la Casa de Misericordiosa es misericordiosa como lo fue el año pasado. Y también seria, respetada y respetable. Así que era de suponer que Talavante no faltaría. Como la MECA también es consciente de lo que significa triunfar en Madrid, subió los honorarios, para que no se diga, a 18 millones y medio de las antiguas pesetas. Tampoco. El problema residía en la corrida de El Pilar, una señora tía. Ni más ni menos que cuando Alejandro Talavante no había gozado la gloria venteña. Muy sobrada de ceros debe de andar la cuenta el extremeño para dejarse semejante bolsa, hacer una pedorreta a la MECA y dejar con el culo al aire a su apoderado, Manuel Martínez Erice. Las consignas invernales del G-10 de que las figuras pueden funcionar perfectamente sin apoderados cobra fuerza. Los consideran asalariados, que ellos solitos se bastan por si mismo. Probablemente por un complejo de superioridad. A la mierda los apoderados.

Talavante, al fin y al cabo, tiene al lado el espejo de su íntimo José María Manzanares, que el domingo envió un parte facultativo para no torear el lunes en Aranjuez, ajustado también el dinero "antes de". De Sevilla o Madrid. Igual me da. Alejandro Talavante también se ausentará de Valencia en julio porque un cartel con Daniel Luque y El Cid no le parece acorde a su categoría de gran triunfador de Madrid, según fuentes de la empresa Casas Production. Aunque según otra versión, a AT le ha sentado mal que le muevan la terna (Juli y Manzanares). Y, salvo que el lunes se solucione, con Bilbao tampoco se arregla. Y la temporada colombiana no le apetece.

De todo el G-10, el más responsable y el más listo es sin duda El Juli, el líder del mismo y de sí mismo. Juli se ha apuntado dos tardes en Pamplona, de donde los demás desertan, y se lleva dos cheques como dos melones de Villaconejos, así de gordos. Casos como el de Alejandro Talavante uno ya ha visto muchos con los años. La locura pasajera de un pelotazo en Madrid. Cuando pasa la locura, el dinero también ha pasado y no vuelve, como los trenes. Y, a lo peor, al año que viene hay que llamar a las puertas de Pamplona. Y de Valencia. Alejandro Talavante se equivoca. Gravemente, sobre todo, cuando falta a su palabra.

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