sábado, 28 de mayo de 2011

9 TOROS 9 ...El dato ya indica la longitud (más de dos horas y media) y el escaso brillo del festejo

IGNACIO GIL El Fandi, en un espectacular salto en un par de banderillas

ANDRÉS AMORÓS /ABC MADRID





El tradicional epígrafe de los carteles taurinos ha de modificarse en tardes como ésta: no seis, sino nueve toros hemos visto salir al ruedo de Las Ventas. El dato ya indica la longitud (más de dos horas y media) y el escaso brillo del festejo.

Las corridas de toros —metáforas de la vida— suelen ser una constante combinación de lo previsto (casi todo) y lo inesperado, del azar y la necesidad. Así ha sucedido también esta tarde.

Tal como estaba previsto, con la inauguración de la Feria del Libro se cumplen los títulos de aquellas películas de nuestra infancia: «Vinieron las lluvias», «Las lluvia de Ranchipur»... Pero la tormenta pasa y la corrida se celebra sin problemas.

Tal como estaba previsto, Zapatero no dimite ni convoca elecciones, mientras Rubalcaba se frota las manos y Bono conspira: nada nuevo bajo el sol ni bajo la lluvia. Sigamos con «Política y toros» (el título de Pérez de Ayala). Si Carme Chacón sorprende dando un paso atrás, no sorprende que el mexicano Arturo Saldívar, sustituto de Curro Díaz, no dé ningún paso atrás en toda la tarde.

Sí es sorprendente que El Fandi, tan seguro siempre, esté desacertado en banderillas, en su primero. No lo es que El Cid, en Madrid, se acerque a su buena imagen... pero no logre completar las faenas, como antes hacía.

Por desgracia, no sorprende que la corrida de Las Ramblas dé pobre juego: en Valencia, el día de San José, el fiasco fue total y hubo que hablar de toros de Falla. Hoy, se han tapado por la cabeza pero han salido muy flojos y algunos, escurridos. No han mejorado mucho las cosas el remiendo de José Vázquez ni los sobreros del mismo, de Ortigao y de José Luis Iniesta.
Derechazos excelentes

Viene El Cid a matar dos toros de Las Ramblas y mata uno de Vázquez y otro de Iniesta, además de parar a otros dos. En el primero, flojo, templado, se luce en banderillas Alcalareño. A la muleta —escucho a mi lado— va de dulce. El Cid le da espacio y dibuja un par de derechazos excelentes. ¡Y hasta sale el sol! (Recuerdo el título original de «Fiesta», de Hemingway: «The Sun also rises»). Pero el toro se apaga y Manuel mata mal.

En el cuarto tris parece que va a ser... Le llama de largo, desde el centro: buenos naturales, largos, arrastrando la muleta por la arena. Pero el toro se viene andando, se queda a la mitad del pase y El Cid, a la mitad de la faena. Entrando de lejos, mata a la quinta.

El primero del Fandi, escurrido, con pitones, huye a chiqueros. No está afortunado en las banderillas, su fuerte. El toro es manejable: derechazos aceptables, quedándose fuera de cacho al final, y algún apurillo: muy poca cosa. Mata mal.

Intenta resarcirse en el quinto. Banderillea esta vez con más acierto pero en medio de una fuerte división, que continúa en la muleta. Ha brindado al público, hace el esfuerzo. En el centro, trastea con oficio, sin lograr la unanimidad del público. Lo mejor: algún pase de pecho y la gran estocada.

El mexicano Arturo Saldívar vuelve a causar buena impresión. Está, toda la tarde, valiente y sereno; entra a todos los quites. El tercero es rajado, desigual de embestidas. Lo llama de rodillas, en el centro del ruedo, da naturales voluntariosos. El toro se le para a mitad de un muletazo y no se inmuta, con valor. Mata muy decidido, perdiendo la muleta.

El último, abierto de pitones, deshace un burladero. Brinda al maestro Armillita. El toro es probón, tardo, pero el público está con el diestro, siempre decidido y valiente

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