Información y Opinión Taurina de Venezuela para el Mundo, por el periodista y crítico taurino venezolano Víctor José López "EL VITO"
lunes, 15 de noviembre de 2010
ASÍ DICE ADIÓS UN TORERO
Hasta pronto, Maestro (Foto Gladys Castillo)
Bernardo abrió la puerta grande
para cerrar la puerta de su historia
Atrás queda una historia, historia grande como es la de la fundación de una importante dinastía. La de su brillante carrera como novillero y ejemplar de matador de toros. Sembró la fiesta en todos los rincones de Venezuela, fue ídolo en pueblos y ciudades, en plazas portátiles y foros monumentales. Una historia irrepetible, sin parangón entre nuestros toreros.
EL VITO
Volvieron a unirse, el ganadero Hugo Domingo Molina y el maestro Bernardo Valencia. La historia del toreo en Venezuela los ha unido muchas tardes, tardes que han sido tardes de triunfo.
Ocurrió sábado, en la Monumental de El Palotal. Arena a la que Bernardo faltaba desde hace años, porque la empresa le negaba su derecho como primera figura de la tierra a figurar en los carteles.
Surgió más de una polémica, diatriba que llegó a estrados públicos y en la que en Meridiano terciamos como siempre, denunciando la injusticia que se le hacía al propio torero. Ahora se hizo justicia al encartelar a Bernardo en la Feria del Socorro, su nicho natural, con dos grandes toreros, Julio Aparicio y Manuel de Jesús “El Cid” y los toros de Hugo Domingo Molina.
Se conmemoraba ese día, el sábado 13 de noviembre, el Centenario de la Bendición de la imagen de Nuestra Señora de El Socorro como Patrona de Valencia. Hermosa talla andaluza de la que en el tiempo conocieron soldados y guerrilleros como “Maisanta”, apócope de “Madre Santa”.
Ese día, el sábado pasado, el cielo estuvo de fiesta y lo expresó con una estruendosa tormenta que provocó el retardo de la corrida del Adiós de Bernardo Valencia a su público, a la afición de Valencia, por casi cuatro horas. Hacia las siete y tantas de la noche los clarines y timbales con los muy particulares toque de corneta del maestro Arvelo Torrealba, “El torero de la emoción” hizo el paseíllo de la que sería su última tarde como profesional.
Atrás queda una historia, historia grande como es la de la fundación de una importante dinastía. La de su brillante carrera como novillero y ejemplar de matador de toros. Sembró la fiesta en todos los rincones de Venezuela, fue ídolo en pueblos y ciudades, en plazas portátiles y foros monumentales. Una historia irrepetible, sin parangón entre nuestros toreros.
Bernardo Valencia cortó tres orejas, abrió la Puerta Grande de Valencia, cuyo umbral cruzó en compañía de Manuel de Jesús “El Cid”, gran figura del toreo español. Bernardo lo hizo realmente emocionado, porque debió sentir en su corazón el desordenado redoble de las calandas del recuerdo que se agolparían de 34 años de momentos en la vida de un torero importante.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario