jueves, 7 de octubre de 2010

Vargas Llosa, contra la prohibición de los toros en Catalunya

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Redacción



Mario Vargas Llosa y don Juan Carlos, Rey de España, dos entusiastas aficionados a la más hermosa de las fiestas



El escritor peruano Mario Vargas Llosa, en un artículo que publica este domingo el diario 'El País', se manifiesta abiertamente contrario a la prohibición de los toros en Catalunya, alegando que, a pesar de que es "una fiesta cruel", también son crueles "otras infinitas actividades y acciones humanas para con los animales.

Vargas Llosa, que narra una discusión suya sobre los toros con una señora, mientras degustaban marisco, recurre a uno de los más típicos ejemplos de los taurinos para defender las corridas: que muchos cotizados alimentos de origen animal son sometidos a torturas análogas a las del toro en la plaza. "Las langostas en particular, y los crustáceos en general, son zambullidos vivos en el agua hirviente, donde se van abrasando a fuego lento porque, al parecer, padeciendo este suplicio su carne se vuelve más sabrosa gracias al miedo y el dolor que experimentan", explica el escritor, que añade que "probablemente el cangrejo, que otro de los comensales de nuestra mesa degustaba feliz, había sido primero mutilado de una de sus pinzas y devuelto al mar para que la sobrante le creciera elefantiásicamente y de este modo aplacara mejor el apetito de los aficionados a semejante manjar".

Por todo ello, Vargas Llosa argumenta que "lo único que nosotros [los taurinos] pedíamos era una forma de reciprocidad: que nos dejaran a nosotros decidir si queríamos ir a los toros o no, en ejercicio de la misma libertad que ella [la comensal de la langosta] ponía en práctica comiéndose langostas asadas vivas o cangrejos mutilados o vistiendo abrigos de chinchilla o zapatos de cocodrilo o collares de alas de mariposa".

El escritor también reconoce que "nadie puede negar que la corrida de toros sea una fiesta cruel". Pero que "no lo es menos que otras infinitas actividades y acciones humanas para con los animales, y es una gran hipocresía concentrarse en aquella y olvidarse o empeñarse en no ver a estas últimas". I opina que "quienes quieren prohibir la tauromaquia, en muchos casos, y es ahora el de Catalunya, suelen hacerlo por razones que tienen que ver más con la ideología y la política que con el amor a los animales".

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