Información y Opinión Taurina de Venezuela para el Mundo, por el periodista y crítico taurino venezolano Víctor José López "EL VITO"
lunes, 31 de mayo de 2010
San Isidro: ¿hemos tocado fondo?
Esta feria de 2010 ha sido, con mucho, la peor desde hace bastantes años. Sólo cinco orejas han cortado los matadores y los únicos que han cruzado la Puerta Grande son los rejoneadores
Multitudes firman en defensa de la Fiesta a las puertas de la Plaza, dentro de la plaza los ganaderos, la empresa, los propios toreros echan por la borda el esfuerzo y la esperanza de la sociedad taurina
ANDRÉS AMORÓS
En un mundo como el de la Tauromaquia, es insólita la unanimidad en el juicio: esta Feria de San Isidro ha sido la peor, con mucho, desde hace bastantes años. La sucesión de tardes desesperantemente aburridas ha sido excesiva hasta para los más pacientes.
Por mucho que hablemos de cultura, no olvidemos que se trata también de un espectáculo: si el público se aburre clamorosamente, una tarde sí y otra también, ¿cuánto tiempo seguirá acudiendo?
Lo peor es que no ha sido una sorpresa. De nada sirve justificar carteles «del gusto de Madrid», ni la falsedad de que todas las tardes se anunciaba «un matador de primera categoría», ni esperar una sorpresa...
La Tauromaquia está como está y eso no se puede cambiar pero es indudable que, si se hacen las cosas bien, hay más probabilidades de que salgan bien que si se hacen mal. Este San Isidro no se han hecho bien. ¿Todavía nos sorprendemos de los resultados?
¿Hemos tocado fondo, este San Isidro? Quizá sea eso demasiado optimista: podemos seguir cayendo...
Decadencia del toro bravo
Nos hemos hartado de ver toros flojos, descastados, que se apagan en seguida. Las lluvias del invierno no son excusa suficiente. Los ganaderos deben hacer examen de conciencia: la búsqueda de la comercialidad está llevando al toro bravo a una decadencia lamentable. Ya lo denunció Corrochano: es la receta mágica, que parezca toro, que parezca bravo y que no sea ni una cosa ni la otra.
También hemos visto muchos toros aceptables, que los diestros han desperdiciado lamentablemente: así está el escalafón. Las figuras ponen grandes dificultades para venir a Madrid, con un público duro. El sistema les favorece: tienen ya «hecha» la temporada. Las Ferias se cierran con muchos meses de anticipación. ¿Para qué van a esforzarse ni van a pasar exámenes difíciles? Varias de las cabezas del escalafón, además, muestran un momento de forma realmente preocupante.
Lo peor es que este conformismo se contagia también a muchos espadas modestos y hasta a novilleros...
Aunque algunos se empeñen en negarlo, los carteles de este San Isidro eran malos y así han sido los resultados. Parecía que todo el esfuerzo económico se había volcado en la contratación de José Tomás (en la Feria del Aniversario, no en San Isidro, para eludir la televisión) y, al caer éste herido, todo se vino abajo.
Las preguntas son clarísimas: si usted, aficionado, no quisiera mantener su abono, ¿para cuántos de estos carteles hubiera comprado su entrada? Si no fuera por el abono, ¿cuánta gente hubiera acudido a muchas de estas corridas?
Guste o no la expresión, lo del «abono cautivo» es una realidad, que provoca irritación; también, una rotación de público que resta criterio a esta Plaza. Muchas tardes he escuchado esto: «¿Dónde están los del tendido que gritan? ¿Por dónde salen los toros?» Evidentemente, algún abonado les dio su entrada y era la primera vez en su vida que pisaban las Ventas...
Un ejemplo: el cartel del 16 de mayo, con Picazo, Lancho y de Justo. En privado, todos nos cuentan los motivos de ese cartel, impropio de San Isidro. Otro ejemplo: los novilleros del día 17, ¿estaban preparados para enfrentarse a las reses de Moreno Silva? Uno más: ¿cuántas corridas había toreado la temporada pasada Francisco Javier Corpas, anunciado con los Palha?
Solemos oír que siempre pasó lo mismo. Ni es cierto ni, aunque lo fuera, sería aceptable. Lo señaló Corrochano: antiguos son el delito y el abuso, no por eso debemos aceptarlos con resignación... Además, el enfado y el aburrimiento de este año han superado los niveles habituales.
Inevitablemente, la responsabilidad recae sobre la Empresa y sobre la Comunidad de Madrid, a través de un Consejo de Asuntos Taurinos del que se ha dicho que aprobó por unanimidad estos carteles: ¿es eso cierto? Parece difícil de creer...
No basta con declarar la Tauromaquia Bien de Interés Cultural, una medida que aplaudo sin reservas. La Comunidad de Madrid no puede permitir que el nivel de la Feria de San Isidro caiga tanto...
¿Hemos tocado fondo y remontaremos? No hay motivos para suponerlo, salvo ese «optimismo antropológico» que ya hemos comprobado a dónde conduce, en otros ámbitos...
Es indispensable cambiar el rumbo.
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