El toro de Las Ventas fue premiado
con la vuelta al ruedo
y el francés cortó las dos orejas
en su encerrona
Tres cuartos de aforo en tarde plomiza en la plaza de Manizales para vivir la reaparición en los ruedos del torero francés Sebastián Castella después de dos años de voluntario retiro. Atronadora fue la ovación cuando el diestro apareció en puerta de cuadrillas al frente de todo su personal subalterno.
El primero de Ernesto Gutiérrez llegó a la muleta con mucha calidad. Castella lo toreó con temple y mucha despaciosidad en una labor con ritmo y cadencia que lastimosamente no fue bien resuelta a espadas. Por eso solo fue aplaudido.
Resaltar que antes de comenzar la faena se lanzó al ruedo como espontáneo el matador manizalita Guillermo Perlaruiz, presidente de la Asociación de Matadores, quien quiso reivindicar la ausencia de matadores colombianos tanto en el cartel de hoy como en el de mañana. Dio unos cuantos muletazos por bajo al toro antes de que las cuadrillas se quedaran con él y el torero se retirara por su pie al callejón, no sin antes extender la mano al propio Castella.
El segundo de Juan Bernardo Caicedo resultó muy tardo de embestida desde su salida al ruedo. La faena de muleta resultó intrascendente por la condición del toro, remiso siempre y acometiendo a media altura. El público, muy frío por la ausencia de emoción.
El tercero toro de Las Ventas, bajo y muy bien hecho, regresó a los corrales tras renquear de salida. Fue reemplazado por otro toro del mismo hierro, muy corto de embestida, muy agarrado al piso. Lo intentó Castella por ambos pitones pero la faena no tomó vuelo.
El cuarto fue un castaño de Juan Bernardo Caicedo, muy abanto de salida. Castella intentó recogerlo antes de ver su escaso recorrido en la muleta. Castella tras intentarlo solo puso abreviar. Sonó un aviso.
El quinto ‘Descarriado’, de Las Ventas, fue un toro extraordinario, que ya permitió a Castella un cadencioso saludo y una faena muy completa. Toro con bondad, bravura y transmisión, series por ambas manos, obra larga y variada, que sacó a los espectadores del letargo. Toro premiado con la vuelta al ruedo y las dos orejas para Castella.
El sexto fue un toro de Ernesto Gutiérrez, muy en el tipo de esta vacada. Ligó seis verónicas sin enmendarse Castella, el toro fue alegre al caballo y llegó con clase a la muleta. La faena de Castella fue completa, series con continuidad, bien concatenadas, cerrada por manoletinas. La espada cayó tendida, hubo de usar cuatro veces el verduguillo y perdió premio.
Ficha del Festejo:
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