Cosa curiosa, lo bueno y lo que no se debe hacer cerró la Feria Internacional de San Sebastián 2923 que ocurrió con un cerrojazo indeseado en la ciudad venezolana de San Cristóbal: un affaire, que es decir un escándalo provocado por un negocio no explicado, pretendía ponerle punto y final a una temporada ferial construida gracias al honesto esfuerzo de aficionados que insisten en evitar la desaparición de los toros en la mancillada nación taurina.
Me refiero a la Empresa Fiesta Brava, que integra el trío de Juan José Guerrero, Orlando Faroh y Roberto Pocaterra que tomaron con fueza y garra las riendas, por segunda oportunidad de ponerse al frente del coso de PuebloNuevo en heredad del recordado Hugo Domingo Molina, el taurino más integral y trascendente en la histórica San Cristóbal.
Affair ocurrido en Colombia, que afectó directamente a la Feria de San Cristóbal en Venezuela. Fue que por un error en la Guía de la exportación de la corrida de toros de la ganadería de Juan Bernardo Caicedo, provocó se impidiera exportar - desde Colombia a Venezuela - los toros anunciado para la tercera corrida de la Feria de San Cristóbal, Hecho penoso y lamentable no explicado debidamente al público venezolano como debió hacerse por la Comisión Taurina del Municipio Libertador del Estado Táchira como obliga la sindéresis cuando se pretende actuar a la luz de la justicia y el derecho.
La empresa, responsable del respeto a la afición, tuvo que recurrir a una ganadería venezolana, y lo hizo con la ganadería de los herederos de don Juan Campolargo que a manos tenían un encierro que podía en la raya cumplir exigencias de trapío reglamentaria para una plaza de primera en Venezuela. El cartel anunciaba a los matadores de toros Marcos Peña El Pino" - que reaparecía - , Emilio de Justo - triunfador en 2022 - y Francisco de Manuel - triunfador de Madrid.
La terna se encargó de cortar cinco orejas, tres por parte de De Justo, un torero que vale la pena detenernos y manifestarle a nuestros lectores que asombrados estamos frente a un maestro del toreo llamado a llenar el hueco, el vacío de maestría que va quedando en la fiesta con el retiro de buenos espadas y que será mucho más profundo sin la presencia de las figuras que anuncian pronta despedida.
De Justo, la homogeneidad de su toreo con bases fundadas en los cánones del toreo asombran su recordamos en percance que viviera en Madrid la tarde del encierro en solitario en Las Ventas. Lo dimos por perdido, hoy sorprendidos.
Con de Justo, asombrados con Francisco de Manuel, ayer promesa hoy realidad, un artista con inteligente dominio de la construcción de la faena a quien hay que seguir desde el vamos de la termporada por devenir en la que, esto seguro, ha de ocupar con frescura una posición férrea porla entereza de sus conceptos en la lidia.
Con ellos terminó felizmente la corrida que pudo haberse convertido en un affaire,
MARCOS PEÑA “EL PINO” (Rosa y oro con cabos blancos), Palmas y oreja.
EMILIO DE JUSTO (Verde botella y oro con cabos blancos), Dos orejas y una oreja.
FRANCISCO DE MANUEL (Grosella y oro), Silencio y una oreja.
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