El torero peruano recoge el premio del triunfador de la Feria de Fallas y de las mejores faenas tanto del ciclo fallero como de la Feria de Julio y regala capotes a los alumnos de la escuela taurina.
Por Jaime Roch.
Los aficionados taurinos valencianos miran a Andrés Roca Rey con un asomo de ternura filial. A pesar de empezar casi media hora tarde, podrían a su vez, sin duda alguna, llamarlo hijo predilecto de su plaza de toros porque en ella, el torero peruano ha salido todos los años por la puerta grande desde que tiene en su haber el título de matador de toros.
Indudablemente, el torero limeño de 26 años ha conquistado el corazón del «Cap i Casal» y él, a modo de consigna familiar, voló doce horas el fin de semana pasado desde su tierra natal para recoger este miércoles los premios taurinos de la Diputación de Valencia, administradora de la plaza de toros de la capital, en una gala que se celebró tras dos años de ausencia a causa de la pandemia.
Roca Rey apareció en la sala Alfons el Magnànim del Centre Cultural la Beneficència con esa grandeza y esa majestad que tienen las auténticas figuras del toreo, con un caminar de paseíllo, con un aire muy solemne y una delgadez atlética, afilada, nada canija.
Tras recoger los premios al matador de toros triunfador de la Feria de Fallasy de las mejores faenas tanto del ciclo fallero como de la Feria de Julio, no hizo un discurso grandilocuente: «Quiero agradecerles por haber venido a este acto y por la afición que tienen y por pertenecer a València, una ciudad increíble para mí desde mis inicios. Estoy muy ilusionado por lo que viene en el futuro aquí y espero cumplir algún día lo que deseo», manifestó tras mostrarse agradecido.
Pablo del Río, en representación de la ganadería de Victoriano del Río y Toros de Cortés,recogió los dos premios correspondientes a la mejor ganadería y al mejor toro de la Feria de Julio, «Manisero«, además del trofeo al mejor toro de la Feria de Fallas, «Centinela«, perteneciente al hierro de Toros de Cortés, de la misma casa ganadera. «Valencia tiene la sensibilidad de cuidar nuestra casa ganadera. Gracias a la afición que tanto nos exige y tanto nos quiere. Nosotros, como ganaderos, intentamos venirnos arriba, como los toros bravos de nuestra ganadería, y esperemos volver muchos años más a recoger estos premios», declaró el criador.
Otro de los protagonistas de la gala fue el novillero de Carlet, Jordi Pérez «El Niño de las Monjas», antiguo alumno de la escuela taurina de la Diputación de Valencia, quien recogió el premio al novillero triunfador de la Feria de Fallas: «Me hace mucha ilusión recoger este premio y doy las gracias a la Diputación y, especialmente a la Escuela por hacerme quien soy».
Daniel Duarte y Curro Javier fueron los subalternos premiados en la Feria de Fallas y la Feria de Julio. El presidente de la corporación provincial, Toni Gaspar, cerró el acto anunciando que abandona sus funciones como responsable del área de asuntos taurinos de la Diputación de Valenciadespués de ocho años: «Hasta aquí hemos llegado», aseguró. «Estos premios reconocen el trabajo bien hecho de las personas que aman, trabajan y engrandecen nuestra fiesta taurina», declaró durante su discurso. «Queremos honrar la verdad. Defendemos y premiamos este arte único como es el espectáculo más bello y auténtico que han creado los españoles, en palabras del poeta Francisco Brines«, recordó. «Quiero resaltar la figura de Toni Gázquez por poner la escuela taurina como referente nacional», concluyó.
El trofeo que se entrega en esta gala de Premios Taurinos de la Diputación de Valencia es una reproducción de la conocida estatua del torero valenciano Manuel Montoliu, situada en los aledaños del coso de la calle Xàtiva, que ha sido elaborada en bronce por el afamado escultor Manolo Rodríguez.
Al finalizar la gala, caída la noche, Andrés Roca Rey escribió las medidas en su móvil de cada alumno de la Escuela Taurina de València para enviarles un capote nuevo a cada uno de ellos. Les atendió y les dio cariño como pocas veces les han mostrado: «Cuando los vi, es lo primero que pensé. Se lo merecen», explicó a Levante-EMV mientras salía del Centre Cultural la Beneficència, sin dejar de atender a ningún aficionado. Gesto de figura máxima.
Publicado en Levante-EMV
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