La espada de Bolívar
Jorge Arturo Díaz Reyes, VIII 22 2022
Bolívar iguala en Bilbao ayer. Fotograma: Plaza Toros TV |
Y ahora nadie habría dicho nada. No, nada de que: ofensa patria, ni que aquel filo mató españoles hace 200 años, ni que Don Felipe Juan Pablo Alfonso de Todos los Santos de Borbón y Grecia, se dejó llevar por históricos resentimientos antilibertarios de su linaje, ni que no era de protocolo levantarse, ni que el rey es el rey, ni que el imperio perdido, ni que bla, bla, bla…, como clamaron tantos la vez anterior en barullo nacionalista, desde lado y lado del Atlántico. No, no habría pasado nada, pese a que Bolívar, (Luís, no Simón), dio, pinchazo previo, las dos únicas estocadas plausibles de la tarde. A lo más habrían dicho –su majestad no es aficionado-.
Tarde, digo, la de ayer, segunda de las Corridas Generales, en la cual, un encierro “mediocre” de Dolores Aguirre, dejó “vacía” y “disgustada”, a la ganadera heredera, que dijo no aprobar ninguno de sus toros. ¡Qué dirán los toreros!
Bueno, pero a propósito de nacionalismos, los aficionados colombianos nos hemos ido quedando solos, afrontando desde hace décadas una persecución de acoso y derribo a todo nivel. Desde las asonadas callejeras, pasando por el terrorismo (recuerden las bombas de la Macarena y la Santamaría), hasta las altas componendas políticas.
Íngrimos. No cuenta la solidaridad de dientes para fuera desde otros países. Por ejemplo (irrefutable), esta de hoy, fue la única contratación que se le ha concedido a un torero colombiano en las grandes ferias de toda la temporada europea 2022. Pero sumando los dos años pandémicos anteriores, en que tampoco. Cero y van tres; un contrato.
¿Le habrá valido a Luis en Bilbao, para este “regalito”, su triunfo incontestable con los victorinos en Cañaveralejo el 30 de diciembre pasado, y ser triunfador de la feria de Manizales (figuras a bordo) diez días después? ¿Méritos que no le valieron allá para ninguna otra feria de primera?
Obviemos las muestras de hostilidad de algunos xenófobos de tendido y aceptémoslo; la Fiesta en Colombia, se bate a la retirada, herida y sin aliados ni dolientes. Ya perdió casi todas las plazas. Apenas resisten sitiadas Manizales y Cali.
Que cuando al final pase nuestro entierro, con la espada simbólica encima del catafalco, no se levanten aquellos que andan por el mundo cosechando simpatías y proclamándose defensores épicos de la tauromaquia. Que se queden sentados…, esperando que pase el suyo.
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