UN TORERO CAÍDO, OTRO INAMOVIBLE por Zabala de La Serna

  

Cornada a Rafael González

ALFREDO ARÉVALOPLAZA 1

A últimas se arrimaba Rafael González a la desesperada, por bernadinas, con el toro de la alternativa derrotando por arriba. "¡Sigue, sigue!", se oía la voz de su apoderado, Julián Guerra, teledirigiendo al chaval -no alentando, sino empujando- como durante toda la faena. Entre el barullo atropellado de deseos del cierre, el volteretón terrible. El pitón se hundió por la parte superior del muslo, casi por la pelvis. En el suelo se salvó de otros hachazos. Delataba su gesto de dolor la cornada, la imposibilidad de apoyar la pierna. Intentó seguir contra toda lógica pero era imposible. Un pinchazo. La angustia de que nadie le obligaba a retirarse. Ni él quería. Al final se impuso la razón, y el director de lidia, Juan Leal, le obligó a retirarse. Y ejerció su función. González había cumplido con bien en una primera parte de faena que fue la que duró el toro de FY, que cuando no iba exigido abajo no olvidaba su defecto de soltar la cara. En el punto de inflexión de un cambio de mano casi circular, dijo que ya no más. A RG se lo llevaron en volandas a la enfermería con sensación de cornada extensa.

Leal se quedó al frente con una actitud intachable. Y así le arrancó una oreja a un auténtico pavo. Desde un inicio espectacular de rodillas al ataque en los terrenos de cercanías sobre la izquierda, que era la mano del toro. Y eso que sin inercias al toro le costaba pero quiso tomarla con nobleza. Tiró JL de la embestida con pulso y enfrontilado al natural, casi al unipase. Un espadazo y una oreja en justicia.

Juan Leal 

Esta segunda corrida de FY, menos hechurada que la anterior, más fea pero menos atacada de kilos, se movió hasta entonces. Y a veces bien. Como el tercero con sus intermitencias. Que también tuvo Galdós tras un luminoso prólogo de faena. Pero saltó como cuarto un jabonero sucio, basto hasta las pezuñas, a un mes de los seis años, a llevar la contraria. Embistió mal, en bruto. JL pisó firme y valiente. Un arrimón bárbaro, voltereta incluida.

Carecía de cuello el bajo quinto y no humilló, sin maldad pero sin entrega ni clase. Todo fue intrascendente para Galdós.

Otro toro viejo, a 28 días de su sexto cumpleaños, era el sexto. Tan indigno de San Isidro como de Madrid estos toros, éste y el cuarto más concretamente, de matadero. Qué poca categoría. Imponía su presencia de buque, en bloque, sus movimientos de anciano, de vuelta de la vida, orientado de todo. Quiso coger siempre a Juan Leal, que estremeció con dos pases cambiados por la espalda. Y una pelea brava, firme, inamovible (la del torero); tabernaria y navajera (la del toro). El vestido rosa de Leal era ya rojo de la sangre del toro. Impresionante el arrojo del irreductible galo. Que impuso su autoridad para amansar a la bestia. Las apretadas bernadinas encogieron el corazón. Salvo el de cuatro insatisfechos. Atacó, otra vez, fiero con la espada. Revalorizó su cartel.

Parte facultativo: Rafael González fue operado de una cornada de trayectoria ascendente de 20 cm en el tercio superior muslo izquierdo que rodea músculo sartorio, desgarra músculo recto anterior y alcanza espina iliaca anterosuperior contusión de clavícula pendiente de estudio radiológico. Pronóstico grave que le impide continuar la lidia.

Ficha

Monumental de las Ventas. Jueves, 2 de junio de 2022. Vigésima sexta de feria. Media plaza. Toros de Fuente Ymbro, cinqueños todos; de distintas hechuras, serios y feos; los tres primeros se movieron con opciones; infumable el 6º; bruto el 4º; sin clase ni entrega el 5º.

Juan Leal, de rosa palo y oro. Estocada pasada (oreja). En el cuarto, media y descabello. Aviso (ovación). En el sexto, estocada corta tendida. Dos avisos (ovación de despedida).

Joaquín Galdós, de blanco y plata. Media estocada tendida y descabello. Aviso (silencio). En el quinto, estocada atravesada y cuatro descabellos (silencio).

Rafael González, de azul marino y oro. Pinchazo y estocada (de Juan Leal).