sábado, 4 de junio de 2022

TOMÁS RUFO Y LIRÓN: un torero de verdad y un toro de una pieza contra la fragilida por ZABALA DE LA SERNA

 

ALFREDO ARÉVALOPLAZA 1

 

El diestro talaverano impone la importancia de su toreo y triunfa con mucha fuerza con la bravura del único ejemplar con entereza de una blanda corrida de Puerto de San Lorenzo




A las 19.36 de este 3 de junio de 2022 Tomás Rufo volvió a nacer y a las 21.20 había vuelto a convencer. Cuando la blanda tarde naufragaba en un mar de vaguedades, a las 21.05 aparecieron un toro fuerte y bravo de extraordinarias y serias hechuras y un torero firme y dispuesto de superiores maneras para reflotar el naufragio.Lirón derribó con empuje en el caballo, colocando la cara y apretando riñones, prometiendo en los capotes cosas importantes; Tomás Rufo fue directamente la importancia. Desde que se dobló en el prólogo de faena, se encajó de riñones, pisó terrenos de lava desde una colocación cabal y tomista y corrió hasta allá atrás la derecha, la mano del toro. Que por el izquierdo tenía Semana Santa y feria. Y aún así TR se la echó pisándose los arrestos. Los doblones del epílogo de la victoria dispararon un volapié por el mismo hoyo de las agujas. El toro y Madrid rodaron con estrépito. Una oreja con mucha fuerza, casi dos. Lo que pasa cuando se enfrentan un torero de verdad a un toro bravo, de una pieza.

Este nuevo triunfo lo alcanzó Rufo resucitado. A las 19.36, ya digo, no quería dejar en blanco su turno de quites en el toro de Manzanares, que derrotaba por arriba. Violentaba el viento. No dudó en echarse el capote a la espalda. Un silbido de bala pasó cerca del chaleco en la primera gaonera; la siguiente fue directamente el puente trágico. Un arco sobre el cabezazo, los puñales en el corazón. Había que rematar, no procedía ni una más, y Rufo remató. Pero se quedó en la cara con el capote en una mano. Y, en lugar de irse airosamente, optó por librar una brionesa, una suerte de pase de pecho. Voló por los aires en un vuelo trágico sin motor. En el aterrizaje esperaría lo peor. El filo de los pitones bisbiseaba su veneno por la yugular, Rufo se asía a los cuernos, intentándose zafar. No había modo. Un derrote le sacó el corbatín, desanudándolo con precisíón de bisturí. Una eternidad transcurrió hasta que las cuadrillas llegaron con su revoloteo salvador. TR se escaneó en cuerpo con las manos, incrédulo. Cuando se recolocó la pañoleta, fijaba bajo su cuello la nueva fecha de su cumpleaños: 3 de junio de 2022.

No valía el toro, uno de los tres cinqueños -1º, 2º y 6º- de una corrida en el límite en su primera mitad. Manzanares trasteó con el material pasándolo de mano a mano, enganchado a veces con el cabeceo, sin encontrar el sitio, sin renunciar, muy incómodo siempre aunque lo abriese. Una gran estocada, la estocada de la feria, puso fin al cacareo de quienes exigían más compromiso. El ruido de las protestas subió de decibelios durante la lidia del tercero, que no podía ni con el hierro (de La Ventana del Puerto), tan mono como los anteriores. Hay quienes se quejan del «7» cuando es el «7» más bizcochón de la historia. Aquellos gritos de «¡¿y qué dice la Comunidad?!» los iban a dejar escapar pronto a El Lupas, Salva o El Ensabanado en un proceso concursal como el vivido. O en una tarde como la de ayer aquel mítico «¡¿a quién defiende la Autoridad?!» Otra historia es que siguieran dándole la tabarra a Tomás Rufo cuando trasteaba con el bicho de tristes apoyos cuando ya no había posibilidad de devolución. Entre el barullo de voces, los vendedores bebidas no paraban. Como cada día. Con sus camisetas amarillas. Insoportable, intolerable, el trasiego de gins y copazos, el dinero de ida y vuelta, durante la lidia. ¿Y es el «7» el que molesta? Fue la última columna de lo que quedaba de Madrid.

La corrida subió de presencia aunque por la alzada del cuarto, tan zancudo y largo, en la línea de la casa, no lo aparentase arriba. Tras sus trémulo pisar y poder limitado, habitaba una cálida calidad. José María Manzanares anduvo bipolar de tacto. Aplicó un pulso (tenso) en su derecha y otro (suave) en la izquierda. El toro perdía los apoyos con la tensión diestra y agradecía los algodonales de la zurda. Esto lo descubrió Manzanares en un cambio de mano portentoso que señaló el camino del toreo al natural. Por donde brotó la versión esperada de JMM, que parecía que lograría voltear el vocerío con el entusiasmo de la sombra. Pero volvió a derecha y los toques secos derrumbaban la construcción. En ese sube y baja de alternancia de pitones, llegó un cierre muy torero y el encasquillamiento del acero antes de otro notable estoconazo.

Más frágil que la imagen de los toros de Puerto de San Lorenzo quedó la del confirmante Alejandro Marcos, siempre más pendiente de componer que de torear -con un lote manejable además, dentro de sus fuerzas- y perdido con la espada. Vino a confirmar Marcos y quien salió definitivamente confirmado fue Tomás Rufo. Como la próxima gran figura del toreo.

Ficha


Monumental de las Ventas. Viernes, 3 de junio de 2022. Vigésima octava de feria. Lleno de «no hay billetes». Toros de Puerto de San Lorenzo y uno de La Ventana del Puerto (3º), tres cinqueños (1º, 2º y 6º); en el límite de presentación los tres primeros; más fuertes los tres últimos; destacó el bravo 6º en un conjunto frágil con notas de buen estilo.

Manzanares, de corinto y oro. Gran estocada (saludos). En el cuarto, dos pinchazos y estocada. Aviso (saludos).

Alejandro Marcos, de rosa y plata. Pinchazo, estocada contraria y atravesada que hace guardia, pinchazo, estocada atravesada y varios descabellos. Dos avisos (silencio). En el quinto, siete pinchazos, estocada tendida y dos descabellos. Aviso (silencio).

Rufo, de sangre de toro y oro. Bajonazo y descabellos (silencio). En el sexto, gran estocada (oreja y fuerte petición).

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