viernes, 10 de junio de 2022

MÁS DE MEDIO MILLÓN DE ESPECTADORES PAGANDO SU ENTRADA EN LA FERIA DE SAN ISIDRO EN MADRID

Sorprende que, tras más de veinte años vistiéndose de luces, dos de los nombres más destacados del ciclo sean los de José Antonio Morante de la Puebla, que cuajó la faena de la feria en la Corrida de la Beneficencia ante un buen toro de Alcurrucén, y Julián López El Juli, que marró con la espada dos magníficas actuaciones ante complejos astados de los hierros de La Quinta y Garcigrande.

Sobre el papel, el triunfo debía haber sido de otros. Se hablaba mucho del regreso de Alejandro Talavante, pero el extremeño se paseó por Las Ventas como una sombra de lo que fue. Tres años de inactividad pesan mucho. Tampoco fue la Feria de Juan Ortega o Pablo Aguado, dos jóvenes toreros que han recuperado el fervor por el toreo clásico, pero que necesitan de más regularidad para consolidar su sitio.

De modo que fueron los veteranos quienes sorprendieron. Morante se acerca al vigésimo quinto aniversario de su alternativa en un momento dulce, liderando el escalafón y generando por fin el consenso que le había eludido hasta ahora en su carrera. Algo parecido ocurre con Juli, que se acerca a los veinticuatro años como matador de toros y empieza a recoger los frutos de una trayectoria arrolladora, con más de 1.750 corridas a su espalda.

El talaverano Tomás Rufo tomó la alternativa en septiembre de 2021 pero ha venido trenzando una trayectoria arrolladora. En su primera tarde, anunciado con los de Garcigrande, abrió la Puerta Grande tras cortar una oreja a cada toro de su lote. En su segunda comparecencia, lidiando ejemplares de El Puerto de San Lorenzo, se llevó un trofeo del último de la tarde. Apunten su nombre, que va para arriba.

Algo parecido puede decirse de Ángel Téllez. Recuerdo su brillante alternativa en Guadalajara, hace apenas tres años. Desde entonces apenas ha tenido oportunidades de vestirse de luces, pero su paso por Madrid ha sido de nota. En su primera tarde, dio una vuelta al ruedo como reconocimiento a los hondos naturales que firmó ante un toro de Arauz de Robles. En su segunda comparecencia, sustituyó al lesionado Emilio de Justo en la corrida de Victoriano del Río y salió por la Puerta Grande tras hacerse con una oreja en cada una de sus actuaciones. Merece más oportunidades.

Buenos datos de público

Desde el 8 de mayo hasta el 5 de junio, los tendidos de la monumental Plaza de Las Ventas han acogido a más de 535.000 espectadores, confirmando el poder de arrastre del toreo en medio de unas circunstancias económicas complejas, con la inflación disparada y la economía lejos de los niveles de actividad anteriores a la pandemia.

Si uno compara los datos de esta temporada con los del curso 2019, encuentra que las cifras de asistencia total han ido a menos, puesto que el anterior ciclo había reunido a algo más de 640.000 espectadores. Sin embargo, en la edición de 2022 se han celebrado cinco festejos menos (29 en vez de 34) y ha entrado en vigor una ligera reducción del aforo de la plaza (de 23.600 a 22.900). Por tanto, si ajustamos los datos para tomar en cuenta ambos factores, encontramos que la asistencia media se ha mantenido más o menos constante, en torno al 80% del aforo disponible.

En clave artística se han escuchado casi 50 avisos, una cifra desastrosa que debería invitar a los toreros a abreviar sus faenas y ceñir sus actuaciones a los diez minutos de rigor. El porcentaje de orejas cortadas ha sido del 6 por ciento, en línea con el promedio histórico de la plaza madrileña.

Más allá de lo estrictamente taurino, se ha hablado mucho del ambiente festivo que se respira en las terrazas de la plaza una vez terminan los festejos. También se ha debatido sobre el concurso público que está siendo resuelto y dirimirá qué empresa se hace cargo de la gestión de la plaza durante las próximas cuatro temporadas. Y no han faltado las quejas por el estado de conservación del coso, sin duda merecedor de un mayor cuidado.

Publicado en La Gaceta de la Iberosfera

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