Apenas 24 horas después de llamar la atención del planeta taurino en Madrid con una tarde muy seria en la que cortó una oreja, Juan Leal volvió a dar un golpe en la mesa en otro templo del toreo: el Coliseo Romano de Nimes. En la primera de la Feria de Pentecostés, el galo abrió la Puerta de los Cónsules y mantiene así su especial idilio con esta ciudad. Curro Díaz paseó el otro trofeo de la tarde con una corrida manejable de El Parralejo, en la que El Rafi fue ovacionado.
El quinto fue un animal manejable de El Parralejo. Juan Leal no dejó escapar la oportunidad de seguir su idilio con Nimes. El torero de Arles trazó tandas estimables por ambos pitones antes de calentar al respetable en un final en apoteosis en la corta distancia. Metido entre los pitones y sin ceder un milímetro de terreno, el arlesano se lo pasó por delante y por detrás incluso arrodillado. Dos orejas.
El toreo de Juan Leal está en constante evolución y se nota en el ruedo. Con un toreo mucho más depurado, ligó tandas templadas por ambos pitones del noble animal de El Parralejo. Cerró su obra con unas ceñidas bernadinas y cortó el primer trofeo del ciclo.
Curro Díaz aprovechó las nobles embestidas del cuarto para dibujar una faena de buen gusto, que caló en los tendidos. Las tandas sobre las diestras fueron superiores. Una pena que el toro no duró un poco más. Lo despachó de una estocada para enseñar en las escuelas. Oreja.
Abrió feria un animal de El Parralejo que, aunque sí tuvo cierta calidad en sus embestidas, se vino pronto abajo. Curro Díaz pudo dejar detalles con mucha torería, especialmente con la zurda. Sin embargo, la faena no pudo tomar vuelo. Ovación.
El Rafi se las vio con un tercero mermado de fuerzas y de pocas opciones. El torero galo, a base de paciencia consiguió sacarle algunas tandas notables, pero, debido a la condición del toro, el balance quedó en palmas. El que cerró plaza no tuvo fondo e impidió a El Rafi tocar pelo. El joven dejó detalles de buen gusto y saludó una ovación.
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