Edición la de este 2022 luego de tres años sin poder llevarse a cabo, donde se puede decir que reúne nombres históricos en la conformación de las cuatro corridas pautadas.
RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
En un marco difícil, por todas las cuestiones que entraña actualmente organizar fiesta brava en nuestro panorama social y político, la gran apuesta que hace Johan Santana y su familia, en aras de llevar a buen puerto la organización taurina de la venidera feria en honor a la Virgen de Regla, es digna de acontecimiento, aun cuando para ello se valgan de promocionarle solo y únicamente a través de sus redes sociales, cuando no debería ser, pues sí de algo está necesitada la fiesta brava en el país es su promoción y difusión, sin miedo a expresarnos orgullosos y legítimamente como taurinos, y de esta manera se apacigüe la actitud prohibicionista de personajes de escaso nivel moral como lo viene haciendo el máximo representante de la Fiscalía General del país.
Lo cierto del caso es que la edición de este año de la cita ferial tovareña, en el papel, tal y como se ha ventilado por las RRSS, luce un marco de total acontecimiento. Algo histórico pudiéramos decir el reunir una plantilla de toreros del nivel como los Santana’s se están granjeando en anunciar en el marco de las cuatro corridas de toros (sin realización de novillada) que tendría como marco las fechas del 8 al 11 de septiembre próximo.
Entrando en detalle, nos atiende vía telefónica Franklin Santana, mano derecha del laurelado lanzador ex grandeliga zurdo Johan Santana, quien nos confirma los toreros contratados a saber… «Están firmados los espadas españoles Miguel Ángel Perera (5 Puertas Grandes de Las Ventas), Curro Díaz (dos salidas en hombros de Madrid), Román Collado, José Garrido, Francisco de Manuel (ultimo triunfador de la pasada Feria del Sol), David Galván, así como el mexicano Diego Silveti, junto a los diestros nacionales Marcos Peña “El Pino”, Rafael Orellana, Currito Ramírez y Jesús Enrique, quienes se las verán con ganado nacional que en su momento se estaría develando, además de la inclusión de un encierro colombiano que estaría en tramites», las parcas palabras del mencionado empresario tovareño.
Como se verán nombres de toreros hasta los momentos para una edición que se antoja, de llegarse a escenificar sin novedades, en un verdadero acontecimiento, en momentos donde las ferias taurinas nacionales son cuestionadas por los representantes de la ignorancia y el autoritarismo. Y qué mejor que con la volcada presencia de la afición local y aledaña, ese precioso recinto que es el Coliseo El Llano sea epicentro de la gran cita ferial del año en el que de nuevo el toreo ha vuelto a la palestra del interés de propios y extraños a ella.
En corto y por derecho…
OSCUROS VIENTOS se ciernen sobre la fiesta brava en Colombia, tras el triunfo el pasado domingo del guerrillero izquierdista Gustavo Petro, como Presidente de la nación neogranadina, con poco más de 11 millones de votos, lo que sin duda alguna ha hecho que el panorama en el hermano país en este instante viva una crucial incertidumbre, la misma como la que vivimos por estas tierras a finales de la década de los ’90 cuando llegaría al poder el “chavismo”, que hoy en día pervive bajo la figura del “madurismo”. Lo de Petro en Colombia no es nada halagüeño, pues el viraje de una manera de política enquistada, tendrá sus resultados cuando el mencionado político empiece a poner en práctica su rocambolesca propuesta política. Y en cuanto a la tauromaquia se refiere, peor aún, tras la forma como este ciudadano se avino en gobernar a la ciudad capital de Bogotá y tomaría como bandera el cerrar a “cal y canto” durante su gestión, valiendo de todos los subterfugios políticos y jurídicos la histórica Plaza de Toros Santamaría, dejando durante poco más de cuatro años sin toros a la importantísima arena bogotana. Una excusa para desviar la desastrosa gestión que mantuvo en la capital colombiana, para de nuevo bajo el discurso populista y divisionista, haya alcanzado el máximo peldaño de poder en un país que está por repetir los mismos errores que hemos cometidos los venezolanos en el curso de los últimos 23 años de historia. Por lo demás, una lamentable noticia que dará pies a que en el curso de los meses, cuando este se instale, no extrañe se embadurne de excusas prohibicionistas las pocas y puntuales citas ferias taurinas como las de Cali, Manizales, por mencionar las pocas que habían sobrevivido, tras el cierre de otras como por ejemplo Medellín, Bogotá (tras la gestión de la actual alcaldesa) y otras más que la pandemia en el curso de los últimos años había limitado. Sí lo de Ciudad de México es un tema delicado, más lo es aun lo que pudiera estar gestándose en la Colombia taurina, y todo lo que ello embarga.
LO DE CARORA, este pasado fin de semana, no es menos que la ausencia del Estado de Derecho que debe de existir en un país, donde sin el menor pudor posible, un funcionario público, sin facultades para ello, pero sí bajo la utilización del amedrentamiento jurídico con propósitos personalistas, hace con su facultad que le atañe, lo que le viene en gana. Así podemos definir la campaña de persecución a la realización de espectáculos taurinos viene haciendo gala el Fiscal General, Tareck William Saab, un personaje que se ha convertido en perseguidor en toda la geografía nacional de todo lo que tenga que ver con fiesta brava… Claro, llevando por delante la imposición de los intereses animalistas, donde se mueven jugoso dividendos económicos que únicamente buscarían la extinción del toro de lidia venezolano. Con plaza portátil instalada, y a pocas horas de la realización del festejo, en la lidia de reses de la ganadería local de Los Aránguez, el parapeto de un esbirro tribunal de control suspenda un espectáculo legal dentro del marco que impone el Estado de Derecho, no es más que un atropello a la razón. Lamentablemente para ello se valen de igualmente los intereses espurios de concejales, alcaldes, e incluso gobernadores desconocedores de lo que implica al arte del toreo, tras el vacío legal que de la misma manera se encuentra el espectáculo taurino en nuestro país, el cual no le defiende ni sus propios interesados, en este caso afición, toreros, medios de comunicación, y un largo etcétera, que estarían entregados a la imposición que hace el lobbie animalista cada día más fuerte, en una sociedad como la actual donde la hipocresía de la vida y la muerte, hace que un espectáculo único y tan auténtico como el toreo sea blanco de la moda de prohibir lo que no gusta a los nuevos inquisidores de lo social y políticamente correcto.
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