GÓMEZ DEL PILAR,
SANGRE Y HONOR CON LA DE ESCOLAR
por Patricia Navarro /
Gómez del Pilar cortó un importante trofeo del tercero y fue herido a portagayola en una tarde sin lugar al aburrimiento y Octavio Chacón tuvo que lidiar con un asesino en serie.
Con muy poco bagaje venía Octavio Chacón a Madrid a verse las caras con la de José Escolar y tras el desierto que ha dejado para muchos espadas la pandemia. Tras la espectacular presencia del primer Escolar de la tarde hubo más falta de poder que otra cosa, porque el toro se empleó por abajo y queriendo tomar el engaño bien, pero poco decía.
Una faena de mucho oficio fue la que hizo al cuarto, que iba y venía a media altura, con poco poder y peligro sordo. Lo llevó siempre impecablemente tapado, cosido a los vuelos del engaño. Al mínimo hueco el toro se orientaba, pero no era Escolar que transmitiera el esfuerzo. Con la espada no anduvo fino.
No fue el segundo toro fácil. Nada. Alberto Lamelas logró estirarse a la verónica, que no es poco con este tipo de animales y muy convencido con la muleta. Afianzado, sereno y tranquilo, a pesar de que la primera embestida del de Escolar en el engaño fue una de esas medias vueltas raudas y veloces. Mucho más por el zurdo. Ni por uno ni por el otro volvió la cara. Confió, le dio tiempo, evitó los tirones y suplió con confianza y valor la incertidumbre del toro.
Ya se lo hizo el quinto a Alberto Lamelas con el capote. Cruzarse en el viaje, taparle la salida. En la muleta llegó igual. (También lo supo la cuadrilla). El de Escolar arrollaba. Iba con todo. Venciéndose. Derecho en ocasiones. Complicada travesía. Un desierto imposible. Al menor resquicio, por pequeño que fuera, el toro se iba a meter, peligrosamente. Las embestidas eran cortas y orientadas. Sufridas. Lamelas aun así apostó, centrado y al tragarle la faena fue a más.
Triunfo
Gómez del Pilar se fue nada menos que a la boca del miedo a recibir al tercer toro. De José Escolar. Horrible. Y así fue. Se frenó de salida y no le dejó hueco para irse. Por suerte el toro no hizo presa y se fue suelto, pero al pararlo se le metió por dentro. No hubo paz en el ruedo, a pesar de que el de Escolar llevara «Milagroso» por nombre. Se metía por dentro de manera escandalosa. El esfuerzo de Gómez del Pilar fue sobrehumano. La incertidumbre del animal la mantuvo en cada instante, a cada embestida, puñales de fuego que tenía que sortear ante la atenta mirada de Madrid. Jugándose en esa difícil ecuación el todo por el todo la dimensión de Gómez del Pilar fue tremenda. Mantuvo la calma a pesar de que el toro medio pasaba en la primera arrancada, pero a la tercera rebañaba en busca de carne fresca. Logró, ya al final, tres naturales a pies juntos, suaves, que parecían imposibles, pero al cuarto lo cogió con una brusquedad dañina. Eso era el toro. Y todos los sabíamos. La emoción presidió la faena de principio a fin con un estocadón como rúbrica. Faena de torero importante. Difícil asumir tantos riesgos y silenciarlos.
Se fue de nuevo a portagayola y esta vez le salió caro porque le cogió y le hirió. Estoico estuvo Ángel Otero con las banderillas hasta poner a Madrid en pie. Y Octavio Chacón tuvo que lidiar con un asesino en serie. Un papelón.
Tiempo de aburrirnos no tuvimos.
Ficha del festejo
Las Ventas (Madrid). 24ª de Feria de San Isidro. Se lidiaron toros de José Escolar. El 1º, de buen ritmo y escaso poder; 2º, encastado y de corta arrancada; 3º, exigente e incierto; 4º, a media altura y justo de poder; 5º, orientado y exigente; 6º, peligrosísimo. Más de media entrada.
Octavio Chacón, de verde botella y azabache, tres pinchazos, cinco descabellos (silencio); pinchazo, estocada corta, descabello (silencio).; pinchazo, media, diez descabellos (silencio).
Alberto Lamelas, de verde hoja y oro, estocada (saludos); dos pinchazos, media, dos avisos, cuatro descabellos (silencio).
Gómez del Pilar, de gris plomo y oro, estocada (oreja); herido. Cornada en el glúteo.
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