Estimado Eloy, te aprecio mucho… pero, cuando nos veamos en San Isidro, ya hablaremos de estas encerronas sin avisar. Cometí la torpeza, llevado de la emoción, de compartir una foto con el maestro Roca Rey y de aquellos polvos vienen estos lodos…
Mario Vargas Llosa, Paloma Segrelles (moderadora), Andrés Roca Rey y Rubén Amón.
Bueno, vamos adelante, si un amigo pide algo que está en nuestras manos pues no hay que dudarlo. El caso es que hace un mes, mi querida dueña y señora que no es especialmente aficionada pero soporta con paciencia mis locuras, me informó de este evento. Estando acartelados Mario Vargas Llosa y Roca Rey, ¡savia destilada del Perú!, pues no lo dudé. Me hacía mucha ilusión escuchar a ambos, no todas las tardes tiene uno la oportunidad de estar delante de un premio Nobel y de un torero que ha salido a hombros por la puerta grande de Las Ventas.
Por cierto, Eloy, si tuvieras que escoger, ¿con qué galardón te quedarías?
En estas ocasiones en las que voy a escuchar, aprender y aprehender, me llevo papel y bolígrafo para tomar notas. Lo hago desde hace años, quizás sean reminiscencias de la época universitaria en la que era preciso tomar apuntes en las clases, recogiendo lo que dictaba el profesor.
El acto se desarrolló en un hotel muy próximo a tu/nuestro querido Santiago Bernabeu. El salón, muy amplio, estaba lleno de caras conocidas: políticos, ganaderos, aficionados, periodistas, profesionales del mundo taurino…
Con cierto retraso —lo bueno se hace esperar afirmó la moderadora— comenzó el acto. La tradicional puntualidad taurina, esta vez, no se respetó. En la mesa, de derecha a izquierda en el sentido del paseíllo, se sentaron Mario Vargas Llosa, Paloma Segrelles (moderadora), Andrés Roca Rey y Rubén Amón. Lposición que ocuparon no correspondía a la acostumbrada, con el espada más antiguo, en este caso Mario Vargas Llosa, dando su izquierda a los acompañantes.
El premio Nobel lucía un terno inmaculado y tradicional, de chaqueta y corbata, muy apropiado para la ocasión. Como torero que ha cosechado mieles y éxitos en numerosas plazas se mostró muy seguro y tranquilo. En sus intervenciones no sorprendió a la concurrencia ya que se conoce su maestría; todo medido, justo, acertado, ¡no le sobró ni le faltó un muletazo! Entre verónicas pausadas y naturales reposados nos regaló frases como:
“En las comunidades campesinas peruanas hay una gran afición; no existe fiesta sin festejo taurino”.
“Las críticas a mi obra me molestan cuando vienen de alguien que no se la ha leído, mientras a mí me costó dos años crearla”.
“El toreo es un arte, pero no uno cualquiera ya que aquí se juega con la vida y la muerte; es donde mejor queda descrita la condición humana, ninguna tradición lo expresa tan bien”.
“El toro es el animal más cuidado de la creación. El único momento en el que se enfrenta a su realidad, a su condición, a la violencia natural de la vida, es en el festejo”.
“Si desaparecieran las corridas se mutilaría una parte importante de nuestra cultura”.
“Los toreros, cuando salen de la plaza son seres absolutamente normales, pero en el ruedo no es así, ¡no temen la muerte, la desprecian!”
El maestro Roca Rey, ¡qué decir del maestro Roca Rey! Como torero que se encuentra en un gran momento, que tiene el reconocimiento de los públicos y que lleva años mostrando dominio, poder y saber extraordinarios, lucía para la ocasión una elegante chaqueta azul y cuidada camisa desabrochada como corresponde a un joven, poderoso, dominador y acorde a los tiempos que vivimos. Seguro, muy seguro no se arredró ante las acometidas, como cuando alguien le preguntó por su
ganadería preferida estando delante, en primera fila Juan Pedro Domecq. De sus sorprendentes, meritorios y entregados lances y muletazos podemos destacar:
“La forma de torear puede ser muy diversa y el propio torero cambia, se depura, se destila y pasa por años de transición”.
“Me preparo física y mentalmente para venirme arriba delante del toro”.
“No puedo decir cuál fue mi mejor faena, pero sí la que recuerdo con más cariño: la Puerta Grande en Madrid de novillero”.
“El toreo no es fácil de entender, por eso me gusta relacionarme con la gente y con los jóvenes, que es donde está el futuro”.
“Me gustan las redes sociales y la televisión, lo que no me parece bien es que, en ocasiones, el empresario no ponga el tema de la retransmisión por delante. Si me anuncio en un festejo sin televisión, y luego se vende todo el taquillaje de modo que hay aficionados que se van a desplazar desde lejos, no me parece justo que dos días antes, con las entradas en la mano y los hoteles reservados, estos aficionados se enteren que el festejo se televisa”.
“A nivel taurino Lima está como cualquier capital grande, con personas a favor y en contra de la fiesta, si bien Perú no es solo Lima; Perú es una potencia mundial de la tauromaquia con más de 700 festejos; en la Sierra, en Cajamarca, Arequipa, hay muchísima afición. El toreo es del pueblo y los pueblos llenan las plazas”.
“¿Qué con qué divisa me siento más realizado?: contestar a esa cuestión eneste foro es un compromiso para mi…”
“Me gusta la verdad dentro y fuera de los ruedos; es la forma de que te vaya bien por la vida”.
“Algunos cortan mis apellidos y piensan que soy de “roca”, pero delante del toro yo sufro (sonrisa)”.
El tercer espada, que inicialmente no estaba acartelado lucía una chaqueta informal con una camiseta sin cuello y se presentó como tal, un innovador, rompedor, con ganas de sorprender y abrirse paso; imaginativo, ocurrente, mostró una forma de lidiar diferente y yo diría quizás opuesta a la tradicional, conforme a
los cánones, que nos ofreció Vargas Llosa. Se lució en banderillas y realizó quites vistosos entre los que caben citar los siguientes:
“Normalmente en la plaza son los toreros los que pasan miedo, pero en ocasiones creo que el que pasa miedo delante de Roca Rey es el toro que llega a retroceder”.
“Los toros se han asociado
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