Morante de la Puebla inicia lo que podría considerarse la temporada más susceptible en la historia del toreo: la temporada de devolver autoridad a la locura, como voz contraria a la voz de la razón.
Sin embargo, negarse a elegir bando -elegir bando no siempre es elegir un aliado: en ocasiones es elegir un enemigo - al invitar una posición desde la cual juzgar el conflicto (o, según lo veía él, mediar en el mismo) no se logró más que atraer sobre sí la discrepancia de ambas facciones.
La reciente Feria del Sol en Mérida surgió en el calendario con igual fuerza que nos anima cuando descubrimos en el desierto un oasis: la promesa de apagar la sed, por volver a vivir la ilusión, lo que mezclamos los taurinos con la pasión de la tauromaquia.
Frente a la oposición de los enemigos de la fiesta, se robustece y muestra su mayor lucidez la tauromaquia, lo hace cuando expone frente la pugna de los antitaurinos armados con sus mentiras y fracasados con su estupidez, descubriéndose sin proponérselo el propósito que persiguen los líderes del exterminio cuando elude los violentos imperativos de la misma.
Lo dijo Michel Foucault: devolver autoridad a la locura como voz contraria a la voz de la razón.
La breve temporada emeritense, apenas tres corridas, despertó el considerado pecado del Indulto, como arma la mayor astucia y habilidad, al eludir los violentos imperativos de la misma. Indulto para contentar al público, tan carente de razón taurina como ganadera.
En nuestra época, la explicación más exhaustiva de las vicisitudes de la rivalidad ha sido la de René Girard, es decir apelando al mimetismo, creyendo que con el perdón de la vida al toro bravo que se destaque ante el publico que emocionado, me atrevo decir que agradecido, ante su nobleza y bravura durante la lidia pretende confundirlo con el reclamo de bondad del ignorante, recurso que le conduce y seduce sin comprenderlo o proponérselo, a la desaparición de una especie, erradicación de sus integrantes al que miles de años han convertido en tesoro de la biodiversidad.
El camino que el bos taurus emprendió hace miles de años, antes que Ur la de Caldea, hace más 4 mil años antes que Cristo pisara la tierra, se veneraba al toro bravo transformado en agradecida divinidad. Eran aquellos suelos del valle entre el Tigris y el Eufrates ricos en pastos, allí también, y aparte, se desarrollaban las ovejas para leche y las cabras para el vestido y surgía la civilización primigenia con el toro que se adoraba crecía el origen de la cultura.
Pasaron miles de años y no somos capaces de responder el por qué sólo en España, en la Península Ibérica, creció, se crió y reprodujo el Toro de Lidia.
En España, Ibería, los ganaderos Vicente Vázquez, El Conde de Vistahermosa, Ulloa, Becker y los hermanos Ribas iniciaron un proceso de selección que modificó modificar morfológicamente al animal milenario del que procede el toro bravo, el que conocemos como toro de lidia al que describe don Alberto Vera: “… la diferencia del toro de ayer, grande, destartalado, al toro de hoy, de cabeza preciosa, armónico, piel fina y brillante”, Es el toro bravo, el seleccionado, el diverso de casta, tamaño y constitución. Bravo de origen y nada doméstico. Nace bravo y acosa al nacer a quien le agrede en defensa de la grey, lo hace en defensa del rebaño se arma con su bravura, la calidad de la bravura, la fuerza, la rectitud en la embestida y en el trapío se reunirán virtudes como el equilibrio entre el peso, la edad y el tamaño y por selección vendrá el tamaño, el trapío, la cornamenta.
¿Qué es lo que se selecciona en una vaca?
En primer lugar se toma en cuenta la bravura; su clase; fuerza; la alegría; la transmisión; el ir más allá; que rebose la muleta; debe ser infatigable en movilidad; debe tener codicia; raza; casta; y mucho aguante.
La bravura sí es una cualidad visible, aunque no se mida, la bravura se siente porque consiste en acudir siempre donde le llaman: el toro que no embiste, no es bravo.
La clase es la forma de realizar la embestida. El toro de clase no trota, galopa. El toro bravo no cornea en el caballo, se entrega, empuja con los riñones.
Juanito Belmonte, sobrino de Juan Belmonte, que fue torero y un experimentado veedor de los toros en las más diversas ganaderías decía: -“Lo ideal es llevar dos ramas en una ganadería, una buscando la docilidad y la otra como reserva de esa casta; así cuando la ganadería se viene abajo se refresca la sangre sin salirse de la casta. El maestro Domingo Ortega recomienda tentar los toros, todos los que se tentaban para sementales, a los cuatro años de edad como mínimo. Álvaro Domecq estuvo siempre en desacuerdo con Domingo Ortega por que “a los cuatro años puede , con su poder, engañarnos y su bravura sea más de poder que de verdad”.
Agregana don Álvaro que habiéndose escogido el toro semental, ha se habría probado la casta, bravura, clase, suavidad …”pero hay que probar las vacas con las que conviene cruzarlos.
Cruzar no es refrescar, el 90/100 de las ganaderías de lidia en España son del mismo tronco y cuando se le inyecta sangre de otras ganaderías se refresca la sangre. Insiste Domecq y Díez: Cruzar sería echar un toro de origen Miura, Pablo Romero, que son ramas distintas, aunque los dos tienen sangre Parladé en sus venas de hace tiempo.
Filiberto Mira se refiere a Vistahermosa como un manantial de donde surgen dos grandes ríos: uno, El Barbero Arias Saavedra – Murube que desemboca en la actual ganadería de don Carlos Urquijo Federico. Otro río que arranca con Picavea Lesaca y da paso a la sangre “asaltillada”. De Murube parte otro río muy, pero muy importante: Ibarra y Parladé.
Los encastes Ibarra y Saltillo confluyen a su vez en la ganadería del Conde de Santa Coloma, antecesora del encaste Joaquín Buendía.
Hay tanto de qué hablar.Mucho qué escuchar, falta reunir lo vivido, lo dicho y aprendido en la vida por Javier Garfias de los Santos….
Les prometo que un día muy cercano lo sabrán.
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