Las corridas de la feria del Sol en Mérida, por la variedad de encastes, de toreros y hasta por lo variado que el tiempo que como un aficionado asistió a los eventos, han cumplido con creces de la intención de los venezolanos, la que desde que surgió en San Cristóbal la decisión de rescatar la Tauromaquia que se perdía y caía deteriorada por motivos de la pandemia, como excusa, aunque la declinación del rumbo y marcha de los toros en Venezuela era evidente su deterioro y caída: mucho de política, poco de raza, lo suficiente en la anarquía en los componentes de la sociedad taurina nacional.
Tres corridas de toros, una de ellas, la primera de la tarde con base de una mixtura de componentes le abrió la puerta al abono: dos matadores de toros, Leonardo Benítez y Luis Bolívar; dos rejoneadores Rodríguez, Rafael Augusto y Francisco Javier; y los forçados lusitanos que emoc ionaron y aterrorizaron ante un gran toro lidiado con emotividad y brillantez en la doma por Francisco Javier Rodríguez, transmitieron lo que se le pide al toro bravo: sensación de peligro, emoción, la que llegó en el toro de rejones de la corrida de Campolargo, divisa que dejó en el camino las luces que incendiaron la esperanza sembrada en San Cristóbal.
Sin embardo Luis Bolívar, ejecutor de lo más torero de la tarde, aprovechó la bondad del toro yaracuyano y logró le perdonaran la vida, no sin antes ejecutar el numerito “perdónale la vida” que tanto se ha regado por las arenas del toreo contemporáneo.
Gran ambiente y marco el que lucía ayer la Plaza de Toros Monumental. Una verdadera joya ha quedado el máximo escenario taurino de la ciudad, albergando una entrada de público que no se esperaba, a tenor de las circunstancias en las que se encuentra un estado donde la crisis de combustible ha hecho mella. Pero aun así, el público, aficionado y taurino salió y buscó su localidad para no perderse un cartel que tenía su interés, desde todos los puntos de vista posibles.
Pero la dicha comenzaría a trucarse cuando a la hora del comienzo del festejo, todo el mundo en el patio de cuadrillas se preguntaba: ¿Dónde están los caballos de picar? Esto motivó que la función comenzara casi con la hora de retraso, con el público esperando la salida de toreros, que a la postre decidieron echar para adelante la corrida sin los caballos.
Fue Leonardo Benítez el castigado por la improvisación de lo sucedido, ocurrido yel retardo de la llegada de no debidamente aclarado con lo de los caballos de pica. Inexplicable el retraso en casi una hora del espectáculo inaugural. Se hizo el paseíllo, los picadores caminando detrás de los rehileteros, rara imagen picasiana provocó la interrogante de ¿Que más nos quedara por ver…?
Leonardo Benítez, con este panorama abrió plaza poco motivado por el desorden e insertidumbre, el de La Vega regresaba a la arena donde ha sido en su historia el más triunfador entre las decenas de espadas que han hecho el paseillo. Volvía el caraqueño a torear en ruedos nacionales, alejado por ,más de siete años de nuestras arenas. Debe haberse sentido desagrado de realizar una lidia sin picadores, porque Benítez es un profesional del alto de un pino, y su vocación estalla donde por la sinrazón no explicada el público presente no le estaba tomando importancia a lo hecho. Sobre la mano zurda basó su trasteo, ante un animal de de escasa emotividad y de corto recorrido, lo que tradujo su mansedumbre.
Abrevió con estocada delantera y desprendida y tres descabellos le mandó a las pocas prestas mulillas, para ser silenciado tras aviso. Más garra y entrega se le vio en su segundo, el cual se lidiaría en quinto lugar en razón de que El Fandi necesitaba adelantar turno para su viaje a tierras aztecas este mismo domingo en la madrugada. Variado, jugando las bazas del temple, terrenos, toques y altura precisa en la muleta, el veterano coleta caraqueño supo mantener la “chispa” de nobleza y limitada bravura del burel, el que tanto por la diestra como por la zocata embistió como mejor pudo, condicionado por las limitadas fuerzas. El medio espadazo tendido y trasero que le recetó, cerrado en tablas, fue suficiente para el corte de la única oreja en su haber, que valen por muchas que de la misma manera ayer se entregaron en este mismo ruedo.
David Fandila El Fandi, agradecido el coleta granadino no escatimó esfuerzo ante el rajado y mansurrón que hizo primero de su lote, animal que desde el mismo tercio de banderillas marcaria una clara tendencia a las tablas, las que siempre rebañó y de las que supo aprovechar un veterano de tantas tablas … en fin, una lidia dilatada más de la cuenta ante la euforia de un público obnubilado por lo realizado por el mencionado espada. Estocada de efectos fulminantes inmediatos, y concesión de un par de orejas.
Jesús Enrique Colombo, otro cantar y fenotipo fue el primero del lote de Colombo, único en la línea santacoloma que lleva esta ganadería, que a final de cuentas le salvó el honor del ganadero de la tarde. Desde los lances iniciales Jesús Enrique Colombo, al que le recibió de rodillas en largas cambiadas. El tercio de banderillas ante este toro sería el más completo de la tarde por parte de la terna de espadas, destacando sobremanera Colombo en un par en todo lo alto, dejándose llegar el animal. Y luego en la muleta el tranco noble y franco del animal dejaría en la retina series por la derecha así como por la zurda, de enorme plasticidad. De las veces que mejor se le ha visto torear a Jesús Enrique, sin esos arrebatos eléctricos de otros trasteos. Con «Ferdinando», nombre del bravo toro, hemos visto la mejor versión de un Colombo que debería más a menudo prodigarse. No cobró el pedir popular del indulto no cuajó del todo, por lo que se atacaría de toro el diestro del bravo toro. Mató dejando espadazo entero, trasero y tendido, para cortar ipso facto las dos orejas, ante el beneplácito de la plaza, y quedando pendiente elk haberle premiado al roro con una merecida la vuelta al ruedo.
Con el que cerró plaza, no se alcanzaría tales cotas al anterior, pero sí el deseo sereno y parsimonioso de agradar del joven coleta, ante un toro que se vino a menos, y del que incluso alargó más de la cuenta un deslavazado trasteo, ese que por ambos pitones extrajo lo máximo posible. Tras medio espadazo en buen sitio, y un descabello se le premiaba con una oreja, mera anécdota de un palco presidencial que no se quedaba con las ganas de las rebajas de finales de febrero, en cuanto a premios orejeriles se refiere esta tarde.
Hay oscuros elementos en contra que juegan contra la fiesta brava, como fue lo acontecido con los caballos de pica; mañana pudiera ser otra cosa y es que los enemigos más peligrosos de esto que llamamos tauromaquia estén en nuestro propio bando.
FICHA DEL FESTEJO
Toros de la ganadería San Antonio
LEONARDO BENÍTEZ (Azul añil y oro con remates en blanco): Silencio tras aviso y oreja.
“EL FANDI” (Grosella y oro con remates blancos): Dos orejas y palmas.
JESÚS ENRIQUE COLOMBO (Azul noche y oro con remates blancos) Dos orejas y oreja.
A la tercera vino el triunfo
La Revelación de quien ha se der un gran torero:
Francisco Manuel
Ha sido el cierre de oro que premia los escfuerzos de los orgainzadores en su positivo intento de recobrar la Monumental de Mérida y muy en especial La Feria del Sol. Regresó a la Sierra Andina la divisa de Los Aránguez, la que forma sus toros con las ceñidas brisas de los valles de Carora. Corrida muy bien presentada, con cinco toros, de los seis, de bandera.
Ha sido la tarde de presentación de Alberto López Simón y de Francisco Manuel,dos buenos toreros madrileños, acompañados por un Jesús Enrique Colombo. Tres triunfadores; y un joven ganadero, Jesús Riera Herrera quien fue exaltado junto a su Mayoral, Emilio y sacado a hombros de la plaza por los emocionados aficionados.
Triunfo que le da vida a la campeante divisa verdioro con la emoción del éxito.
Tres toreros que gozaron de la bravura emocionante y de la bondad convertida en caricia con el temple de los lances y los pases que construyeron la torre del triunfo ganadero, el que jamás olvidrá Mérida en la que haya sido posible es la más importante de las páginas del historial de grandes triunfos rn la Ciudad de los Caballeros. López Simón supo desenredar la contagiosa bravura de un gran toro de Carora, y Francisco Manuel, torero también de la Villa del Oso y de Madroño, dejó tarjeta de presentación de un aspirante a la justa y merecida gloria del calificativo de figura del toreo.
Apenas con tres festejos en su haber, incluyendo la alternativa de Colmenar de manos de Morante, Francisco Manuel el alumno de la Escuela de Carlos Aragón Cancela, es un torero que, sin lugar a dudas hará que su nombre se repita a partir de este año por plazas importantes del mundo impuesto por la calidad de su toreo.
Toros de Los Aránguez con edad, bravos en el caballo, nobleza y recorrido. Destacándose el cuarto de la tarde, de nombre Predilecto/61, merecedor de la vuelta al ruedo.
Pesos: 449, 444, 435, 433, 482 y 440 kilos
Ficha de la Corrida
ALBERTO LÓPEZ SIMÓN (Caña y oro con remates en blanco): Oreja y dos orejas.
JESÚS ENRIQUE COLOMBO (Purísima y oro con remates blancos): Oreja en ambos.
FRANCISCO DE MANUEL (Sangre de toro y oro con remates blancos): Dos orejas y oreja.
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