LA CORRIDA GUADALUPANA
SE CRECE
ANTE LA POLÉMICA ANTI TAURINA
Por Borja Ilián.
Regresa Morante, a la plaza Monumental México, y lo hace luego de haber realizado la mejor temporada de su vida.
La corrida de la Guadalupana, el festejo taurino mas importante del año en México, se celebra este domingo en plena polémica sobre el futuro de la fiesta, al intentar varios diputados locales prohibir los toros en Ciudad de México.
El cartel del domingo, festividad de la Virgen de Guadalupe, cuenta con la presencia de los españoles Antonio Ferrera y José Antonio Morante de la Puebla, junto a los mexicanos Diego Silveti y Diego San Román, que tomará la alternativa.
Se lidiarán cuatro reses de Bernaldo de Quirós y cuatro de Fernando de la Mora. Los espectadores deberán cumplir los protocolos sanitarios.
Este es el festejo más importante de la temporada taurina mexicana tras un año de ausencia por la pandemia de coronavirus, en una semana en la que una comisión dedicada al bienestar animal del Parlamento de la Ciudad de México, sin el quorum requerido, votó a favor de prohibir la celebración de corridas de toros en la capital.
La medida tiene que pasar al pleno, mientras las asociaciones taurinas se han movilizado para explicar a los diputados de la ciudad el impacto económico que tendría la prohibición de los festejos y su trascendencia cultural.
En este contexto, el 12 de diciembre el mundo taurino tendrá la atención puesta en la Plaza México, el coso más importante de América.
Para Pepé Saborit, director de Tauromaquia Mexicana, «es una ocasión para visualizar la importancia y el tamaño de la afición y que no se vuelva a prescindir de su opinión en una comisión pública del congreso de todos los ciudadanos de la Ciudad de México».
Será una Guadalupana cargada de simbolismo como ya ocurrió en la de 2017, dedicada aquella en sentimiento y taquilla a los damnificados del terremoto de apenas tres meses antes.
O la importancia que tuvo la primera corrida que se celebró en 1956, en la plaza del Toreo de Cuatro Caminos para recaudar fondos para la Basílica del Tepeyac.
Curiosamente, la Plaza México pospuso aquel año la inauguración de su Temporada Grande para no interferir en la obra benéfica.
En la corrida de este domingo se suman factores inusuales al estrictamente religioso, como son un año sin toros, los duros efectos económicos en el sector taurino fruto de la inactividad, el dolor por la pérdida de muchos aficionados y profesionales y la preocupación que suscita todo intento de prohibición.
Además destaca la presencia de dos de las figuras más pujantes españolas y la tan cuidada como esperada alternativa del novillero Diego San Román, gran esperanza de parte de la afición mexicana.
La Guadalupana no es una fecha cualquiera para que San Román reciba los trastos como matador. La repercusión mediática del evento y los nombres de padrino y testigo, Antonio Ferrera y Morante de la Puebla, dan idea del tamaño de la apuesta por él.
En 2019, antes de la pandemia, el joven mexicano triunfó en España en las ferias de San Isidro y San Fermín.
La pretensión inicial era que tomase la alternativa en Europa, pero la covid-19 lo impidió.
Finalmente lo hará de la mano de dos de los matadores con mayor capacidad para llenar los tendidos de La México.
Antonio Ferrera ha vuelto con su versión más heterodoxa y despegada como favorito de parte de la afición de la Monumental mexicana.
Por su parte, Morante de la Puebla llega en un momento en el que es el principal referente del universo taurino y número uno del escalafón.
El torero que equilibra la ecuación mínima obligada por el reglamento, igual número de espadas mexicanos que de extranjeros por festejo, es Diego Silveti.
Más sombras que dudas han sembrado en la afición mexicana los hierros elegidos para el festejo. Los toros de Bernaldo de Quirós y los de Fernando de la Mora porque son hierros señalados por descastados y escasos de fuerza.
Se espera una gran entrada en sinfonía con los cinco festejos anteriores del ciclo La Reapertura, compuesto por novilladas y carteles de menor alcance.
Publicado en Swissinfo
AHORA O NUNCA
por Fernando Fernández Román.
Me da la impresión de que puede ser la última vez que eleve el tono en el titular de un artículo. Me cansan –a la vez que me enervan– la urgencia ante la desidia, el alegato ante la dispersión, la admonición ante la impotencia. Veo al toro bravo en el campo y me apena el vislumbre que se le viene encima. No lo tengo claro. Creen los ganaderos españoles (unidos a los franceses y portugueses) que por haber ganado en Europa –mal que bien—la baza de la PAC tienen el riñón cubierto para la crianza de sus ganados de aquí a poco más de un lustro. La PAC (Política Agraria Comunitaria) no es la paz. Ni la panacea. En verdad, es un parche. Un parche Sor Virginia –al que alguna vez he hecho referencia–, la purga de Benito de mi niñez. El curalotodo de una farmacopea de andar por casa. No cabe duda de su trascendental apoyo, dadas las circunstancias. Realmente, ahora mismo, sin este parche milagroso, el campo bravo se agostaría sin remisión; y, sin embargo, la pasta gansa de este Organismo europeo no pasa de ser un paliativo de amplio espectro, pero no el antibiótico definitivo.
El ganadero de La Palmosilla ha alzado la voz de alarma en el Portal Taurino Cultoro: la “tormenta perfecta” nos amenaza, y el ‘sector’, a verlas venir”. Advierte Javier Núñez, propietario del citado hierro ganadero, que el desplome de los precios de los cornúpetas destinados a la lidia, la escasez de festejos y por el contrario, la subida escandalosa y exponencial del precio de la electricidad y su reversión en los combustibles, junto con la carestía de los piensos, también en escalada imparable, aboca a la crianza del toro bravo –con PAC y todo—a un futuro del color de la bolsa genital del toro murubeño. O la del asaltillado que nos mira desde arriba con unos ojos saltones y retadores. Tanto me da.
El toro bravo, en general, se halla instalado en estos momentos en una situación de emergencia absoluta, y aquí nadie mueve un dedo por remediarlo. Ya me dirán, pues, cómo se alimentará al toro si la otra bolsa, la del dinero que cuesta llenar los morriles, no da para más que lo que da: lo imprescindible. Y así un día y otro, porque los toros y las vacas no llenan –no pueden llenar– la panza con la yerba, el ramoneo de las encinas o el forraje que crece de la madre Naturaleza, en un año de sequía como este 2021.
EL TORO BRAVO ¿EN PELIGRO?
Por Mauro González Luna.
Estoy de vacaciones decembrinas; por ello había decidido volver a escribir hasta enero del año que viene, pero leí en un periódico de circulación nacional, una noticia que me entristeció y que me orilla a escribir unas líneas sobre la fiesta brava, la de los toros de lidia.
Diputados de la Ciudad de México pretenden prohibir las corridas de toros en esta urbe, capital de la Nación.
Es paradójico para comenzar, que patrocinen con estruendo la despenalización del crimen del aborto, es decir, que desprecien la vida del concebido no nacido, la vida de un ser humano indefenso, y que, por otro lado, se preocupen mucho del toro de lidia. Hay en ello, mucho de hipocresía ideológica, de desmesura, de incoherencia de todo género.
Hipocresía de los que, en el mundo, exigen su prohibición y que al mismo tiempo elogian con cinismo la perversa serie del Juego del Calamar, ficción imitable por la realidad, que banaliza el asesinato de seres humanos, exalta el sadismo, desprecia la dignidad humana y hace apología del crimen, y a la que la bobería atribuye méritos inexistentes de crítica social.
Las corridas de toros no deben prohibirse. Son ellas una tradición centenaria, un fenómeno histórico, cultural, económico y social.
La crianza de toros bravos es guardiana de ecosistemas muy débiles en sí, tanto en España como en América, como lo demuestran investigaciones serias acerca de las dehesas y su contribución al medio ambiente y a la mejoría económica y social de los pueblos que las rodean.
Sin corridas de toros se extinguiría la raza bravía y sus encastes, dejando de ser viables las extensas dehesas donde pastan los toros sin traba alguna, tratados con esmero y miramientos sin fin. ¡Se extinguiría el toro bravo!, como se está acabando la valentía, la bravura humana en la defensa de los valores trascendentes y de los culturales.
La extinción del toro bravo: ¿eso buscan los detractores de la fiesta? ¿Así lo quieren proteger? La necedad de tantos no tiene fronteras.
El novillo de engorde es con harta frecuencia sacrificado brutalmente en los rastros -algunos clandestinos- a los 18 meses de nacido. El toro de lidia en cambio, vive hasta 5 años a sus anchas, en enormes dehesas, y al final, su bravura descomunal compite a muerte con la inteligencia humana.
Los toreros, verdaderos superhombres que enfrentan cada ocho días el peligro de la muerte, como la de José Gómez el Gallo, Joselito, el 16 de mayo de 1920, por cornada de Bailador de la ganadería de la Viuda de Ortega, en Talavera de la Reina; como la de Ignacio Sánchez Mejías, el 13 de agosto de 1934, por cornada de Granadino, en Manzanares, España; como la de Manuel Rodríguez Sánchez, Manolete, el 29 de agosto de 1947, por cornada de Islero de Miura, en Linares; como la de Francisco Rivera, Paquirri, el 26 de septiembre de 1984, por cornada de Avispado, en Pozoblanco, Córdoba; como las de Iván Fandiño, Ramiro Alejandro Celis, el Niño de Dzununcán, Laureano de Jesús Méndez, y las de tantos más que seguramente por su valor y entrega , viven en la eternidad al amparo del Altísimo y de la Virgen de la Macarena y de Guadalupe.
Grandes poetas, pintores y escritores han llorado en verso, lienzo y prosa la muerte de los toreros: Miguel Hernández, García Lorca, Alberti, Hemingway, Francisco Arias….
Quiero recordar lo que dijo Unamuno sobre la fiesta y su arte bravo: La Tauromaquia es de todas las bellas artes la más ortodoxa, pues es la que más prepara el alma para la contemplación de las grandes verdades.
Termino estas apasionadas líneas con un poema profético de Federico García Lorca, «Córdoba, lejana y sola», y con fragmento de su Llanto por Ignacio Sánchez Mejías:
Córdoba. Lejana y sola.
Jaca negra, luna grande,
y aceitunas en mi alforja.
Aunque sepa los caminos
yo nunca llegaré a Córdoba.
Por el llano, por el viento,
jaca negra, luna roja.
La muerte me está mirando
desde las torres de Córdoba.
¡Ay qué camino tan largo!
¡Ay mi jaca valerosa!
¡Ay, que la muerte me espera,
antes de llegar a Córdoba!
Córdoba. Lejana y sola.
—
Llanto por Ignacio Sánchez Mejías
A las cinco de la tarde.
Eran las cinco en punto de la tarde.
Un niño trajo la blanca sábana
a las cinco de la tarde.
Una espuerta de cal ya prevenida
a las cinco de la tarde.
Lo demás era muerte y sólo muerte
a las cinco de la tarde.
…
¡Que no quiero verla!
Dile a la luna que venga,
que no quiero ver la sangre
de Ignacio sobre la arena….
Dedico este artículo con inmenso afecto, a la memoria de mi padre, poeta y cardiólogo que un día soñó con ser torero en la ganadería de La Punta, a los 18 años.
Publicado en La Jornada de Zacatecas
«Lo que hay que hacer es ir todos
a la plazas y estar unidos» por Arturo Macías.
Macías figura en el cartel de la tradicional Corrida Guadalupana de León, en esta ocasión recorrida a 11 de diciembre. Alternará con el rejoneador Emiliano Gamero y con el también torero de a pie Sergio Flores, para lidiar un encierro de Peñalba.
Por Carlos Vertti.
La reciente propuesta de un grupo de diputados en la Ciudad de México para prohibir las corridas de toros no fue más que una intentona, advirtió el matador Arturo Macías “el Cejas”. Sin embargo, hizo un llamado a que el medio taurino esté unido para preservar la fiesta brava.
“Lo que hay que hacer es ir todos a la plaza, invitar a más gente a que conozca lo que son los toros”, dijo Macías. Por lo pronto, prometió que el próximo sábado saldrá al ruedo tratando de brindar al público su mejor faena.
“El Cejas” figura en el cartel de la tradicional Corrida Guadalupana, en esta ocasión recorrida a 11 de diciembre. Alternará con el rejoneador Emiliano Gamero y con el también torero de a pie Sergio Flores, complementando con los Forcados Amadores, para lidiar un encierro de Peñalba.
DEFENDER LA FIESTA
El lunes pasado, la Comisión de Bienestar Animal del Congreso de la Ciudad de México aprobó un dictamen para prohibir las corridas de toros en la capital, pero el martes detuvo su avance y el tema no será tocado hasta febrero próximo.
Ante ello, Arturo Macías (Aguascalientes, 1982) lamentó que políticos quieran ganar popularidad de la peor forma, que es atentando contra los miles de empleos que genera la actividad taurina en todo el país. Afirmó que esos intentos son consecuencia de la desinformación en la que viven las personas que tienen la capacidad de tomar ciertas decisiones trascendentes en la economía nacional.
Sobre todo, subrayó, considerando que la pandemia golpeó duramente a la fiesta brava, al igual que a cientos de actividades, y que recién se viene recuperando al reiniciarse la corridas en las diversas plazas.
AL RUEDO
Sobre la inminente Corrida Guadalupana, Arturo Macías destacó la relevancia de esta fecha, una fiesta solemne para los toreros de a pie, a caballo y subalternos.
Para él, en lo personal, esta festividad y la plaza La Luz han sido muy significativas. Baste recordar el 12 de diciembre de 2009, cuando el entonces joven torero ejecutó una gran faena a “Mente Brillante”, de Begoña, al que cortó magistralmente orejas y rabo. Cinco minutos de ovación y salida a hombros.
Algo así quiere “el Cejas” para este sábado. Reconoció la calidad de los alternantes Gamero y Flores, con quienes ya en anteriores ocasiones ha compartido cartel, además de que para esta ocasión estará el atractivo extra de los Forcados Amadores de México. Garantizó que “habrá calidad, arte y variedad, la afición taurina leonesa va a disfrutar mucho esta tarde”.
Publicado en El Correo
Qué largo es el invierno del torero.
Por Luis Carlos Peris.
Siempre el invierno fue duro en general pero particularmente largo en el toreo. Desde que acaba Jaén hasta que arranca la Magdalena son muchos los días que discurren sin ver un pitón. ¿Y qué me dicen de lo largo que se le hace al coletudo que vive al día? De siempre, el aficionado se nutría de las noticias que venían de América y de las especulaciones sobre los carteles de la próxima Feria. Pero la América taurina no es lo que era, con lugares donde el toreo está proscrito o en trance de prohibición.
Por eso resulta reconfortante ver cómo la figura de un eximio Faraón se halla en la cresta de la ola con proliferación de homenajes, incluso de sus colegas. Eso o que Morante haga el paseo este domingo en el embudo de Insurgentes, un embudo que cada vez parece mayor por la cantidad de cemento que muestra. Qué largo y qué duro es el invierno de los toreros…
Publicado en El Diario de Sevilla
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