Capítulo Ventisiete
EL PANA NO DIJO ADIOS
Antes que Rodolfo Rodríguez " El Pana" se reuniera con "Rey Mago” de Javier Garfias ya estaba retirado, acabado y desorientado porque creía, estaba convencido, que lo que le quedaba de vida eran las propinas de la vagancia. No había nada sembrado capaz de darle sombra. Por mucho que hablara y hablara no sabía como inspirarse para decir adiós a la fiesta, la de la vida menesterosa que para él era la vida. Tenía que cerrar un ciclo pleno fantasías que tomó un último respiro en la entrevista de El Loco de la Colina, con la recomendación que le diera Antonio Chenel "Antoñete" aquella noche en el Hotel Palace en al lado del monumento a la Revolución. Chenel le dijo que con una entrevista en la que dijera todo lo que llevaba dentro habría dado un paso firme y adelante.
El maestro de la Calle de Goya, "Antoñete", y Rodolfo El Pana se conocieron una muy fría tarde en la estepa de Apizaco durante un tentadero en casa de don Manuel y doña Martha de Haro. Manuel hijo, amigo del maestro, por su cercanía a la ganadería de Tarapío en Valencia de Venezuela, donde al ganadero tlaxcalteca una becerra con sangre de Pinto Barreiro le partió las carnes del muslo derecho.
El Pana guardaba aquella conversación con Antoñete, y la que alimentó sin proponérselo, lo hizo de forma circunstancial con su colocación en aquel cartel de la México, con toros de Javier Garfias.
Es posible que el brindis a las lumiascas estuviera en la conversación con Chenel o que se inspirara durante la entrevista con El Loco en el programa de TVE. Le conocí a El Pana "pidiedo las tres" en casa de De Haro, cuando era ayudante del panadero en Apizaco. Tengo entendido que vivió a caballo entre los estertores y de morir en vida arropado por la miseria y el ser rechazado por la sociedad taurina en la que se enfrentó a Manolo Martínez y a los ganaderos de cartel. Inventó una bohemia con la idea de barnizar un romance personal con la profesión.
Lo que aún perdura cuando se refieren a él...
Lo que no sospechaba El Pana que estaba al borde de los setenta años de edad, era que en los chiqueros de la plaza México, estaban dos toros de Javier Garfias, que ni en ensueño.
Aquello fue increíble , lo de la cita con los toros de Javier Garfias, en la Plaza México, El Pana salió como padrino de la confirmación de alternativa a un torero catalán, gachupín para más señas, Serafín Marín,. Todo lo que le había dado la espalda durante su angustiosa carrera como matador de toros. estaba reunido aquel Día de Reyes, con todo y su Rey Mago incluido.
Aquel día Día de Reyes del enero de 2021 reunió en una sorpresa todos los regalos que durante más de sesenta años le negó la vida.
Todo ocurrió sin proponérselo.
Lo hizo en la plaza que le había cerrado puertas, con la gente que le bloqueó los caminos y le borró de sus sueños las ilusiones con toros de una de las ganaderías históricas del sistema taurino mexicano y con la presencia de España con un torero catalán. Se conjugaron todas las contradicciones.
Rey Mago de Javier Garfias
Fueron dos los toros de Javier Garfias los que escribirían lo que El Pana presumía, no la historia sino su ilusión onírica de lo que para él debía haber sido el toreo. Rey Mago y Conquistador, dos toros que convirtió la leyenda y la fantasía con la noble bravura de dos magníficos toros en historia. Lo que iba a ser su adiós de los ruedos El Pana lo convirtió en un exitoso renacer de una vida no vivida, aquel domingo 7 de enero 1994 en la Plaza México.
La vida de aquel torero encarnaba la figura del hijo pródigo, lleno de desventuras y de miserias en compañía de la injuria y el alcohol.
La leyenda se nutrió y su vida cambió disfrutando lo que le quedaba de vida como una gran figura. Dos toros de Javier Garfias hicieron el milagro el Día de Reyes. En primer lugar surgió el reconocimiento de la afición que muchas veces le hizo sentirse mal poe negarle la consideración y el respeto que él siempre sintió merecerse, como matador de toros. La crítica cambió, transformándose de aquella crítica burlona a enaltecedora, Se acercaron a él toreros españoles de mucha categoría como José Tomás, Morante de la Puebla, Curro Díaz, Javier Conde le dieron el sitio que casi todos los toreros mexicanos, especialmente las figuras del toreo azteca negaron reconocerle. Muchas ganaderías le abrieron sus puertas, tanto en México como en España, porque el torero de Apizaco bordó una tarde de ensueño que lejos de ser adiós como había anunciado fue un hasta luego ... El Pana nació con un traje de luces sacado de un baúl y montado en un coche de caballos y fumándose un puro habano. Parafernalia para decir adiós al toreo. No fue el final, fueron los primeros pasos, el párrafo de una historia estaba a punto de escribirse… Se había preparado para decir Adiós, pero El Pana no dijo adios aquella mágica tarde del 7 de enero ...
… Ignacio de Cossío testigo de la historia escribe: - Salta al ruedo "Rey Mago” el primer toro del Pana, herrado a fuego por Garfias. Se hace el silencio en la plaza. El Pana se transforma, abre el capote y zas. Tocan chicuelinas llenas de embrujo y torería. Se acelera en el brindis por los que pese a sus merecimientos no llegaron a ser figuras y se quedaron en el camino lleno de sufrimientos y calvarios. Allí también en aquel brindis se quedaron los 28 años en el ostracismo de El Pana, atrás los injustos y cobardes vetos, las huelgas de hambre y el mendigar por las calles y tentaderos junto a su inseparable hatillo.
Un pase cambiado por la espalda enciende la llama del milagro, de la resurrección inspiradora. Rodolfo se va por la izquierda y El Pana vuelve por la derecha. Uno, dos, tres, basta, no se puede torear con más pellizco y temple a la vez. La muleta por los suelos, la mano a la rodilla a lo Lorenzo Garza. Pronto llegan los adornos y los trincherazos de ensueño a la sombra del gran Silverio, y nos preguntamos en casa ¿ pero donde estaba escondido este Pana? Llega la espada, cuidado que corta el rabo y la arma.
En esos momentos la plaza, con 18.000 almas en pié, es un clamor que pide a gritos el relevo mejicano entre los Zotoluco y Ortega. Pincha en cuatro ocasiones el panadero de Apizaco y acierta la afición en haberle visto en directo. Vuelta de honor al maestro en la que sería la más gloriosa de todas.
Con el toro de la supuesta despedida de nombre "Conquistador” se atreve en banderillas el veterano maestro del estado de Tlaxcala. Al cuarteo y al quiebro pegado en tablas a una sola mano, firma la segunda gran actuación de la tarde. Segunda vuelta de honor con sabor añejo. Tras el brindis "sui generis” dedicado a las prostitutas, meretrices y mesalinas que saciaron su hambre y mitigaron su sed, llega la hora de la muleta y vuelve con la diestra en una faena más técnica y más lenta si cabe que la anterior. No hay espacio, ni tiempo para reaccionar, estábamos viendo brotar la magia de la fiesta de nuevo. Gracias Pana por la lentitud, la eternidad de ese toreo que no se ve, ni se vende hoy en día. La espada volvió a fallar y eso que la faena era de otro rabo, pero que más da llegaron las orejas y las 4 postreras vueltas al ruedo en una tarde histórica. La epopeya se había consumado.
Todos le daban por muerto, le habían preparado el funeral y él sólo se encargó de enterrarlos a todos en cuarenta minutos. Méjico entroniza a su último rey, heredero de los Garza, los Silverio, Los Armillita, Los Arruza y Los Procuna, las dinastías importantes en la tauromaquia mexicana para mayor gloria del toreo mejicano.
Bendita inspiración y genialidad del último monstruo de la fiesta, que pronto confirmará en Las Ventas según me cuenta el protagonista de esta historia. Me adelanta incluso que llegará en barco y fumando habano. La liturgia hace al torero. Otro Gallo ha nacido al otro lado del charco, cuidado con este artista que no solo ha levantado pasiones sino que también siembra faenas para la historia. El Pana es torero de una sola tarde, pura y bendita inspiración, nadie sabe lo que hará mañana. El domingo firmó una obra arte y pronto se olvidaron sus otros siete toros devueltos con vida en ese mismo escenario. Ése es su secreto, ésa es su estrategia que le hace ser distinto a los demás y la base, muy posiblemente de su éxito. Tuvo que venir un señor casi sexagenario para sacar a al luz las vergüenzas de la totalidad del escalafón taurino mejicano actual, esperemos sea este el comienzo de una nueva era en los ruedos de ese país.
Nadie, ni siquiera la ínclita ministra de cuota Narbona con sus últimas tonteces antitaurinas me habían excitado el celo por volver a escribir, salvo El Pana. A él va dedicado mi último artículo como muestra de admiración por su cruzada romántica en un mundo en peligro de extinción. Rodolfo Rodríguez, alias El Pana volvió a torear el pasado domingo 7 de enero en la Monumental de Méjico encarnando la figura del hijo pródigo, que lleno de desventuras y miserias en compañía de la injuria y el alcohol a punto estuvieron de acabar con la leyenda de la última figura de la torería azteca.La televisión nos trajo el milagro a miles de kilómetros bajo el canal de las estrellas después de siete días de triste espera. No dábamos crédito, a lo que se decía en la radio. El viejo Pana, a sus 54 años de edad vestido, de banderillero de segunda, montado en un conche de caballos y fumando un habano, decía adiós al toreo. No podía ser ese su final y a Dios gracias que no fue así ni mucho menos. Lanzados como perros sabuesos esperamos la emisión en diferido.
Comienza la película con la vuelta de honor para El Pana tras romperse el paseillo, la historia estaba a punto de escribirse…Salta al ruedo "Rey Mago” el primer toro del Pana, herrado a fuego por Garfias. Se hace el silencio en la plaza. El Pana se transforma, abre el capote y zas. Tocan chicuelinas llenas de embrujo y torería. Se acelera en el brindis por los que pese a sus merecimientos no llegaron a ser figuras y se quedaron en el camino lleno de sufrimientos y calvarios. Allí también en aquel brindis se quedaron los 28 años en el ostracismo de El Pana, atrás los injustos y cobardes vetos, las huelgas de hambre y el mendigar por las calles y tentaderos junto a su inseparable hatillo.Un pase cambiado por la espalda enciende la llama del milagro, de la resurrección inspiradora. Rodolfo se va por la izquierda y El Pana vuelve por la derecha. Uno, dos, tres, basta, no se puede torear con más pellizco y temple a la vez. La muleta por los suelos, la mano a la rodilla a lo Lorenzo Garza. Pronto llegan los adornos y los trincherazos de ensueño a la sombra del gran Silverio, y nos preguntamos en casa ¿ pero donde estaba escondido este Pana?
Llega la espada, cuidado que corta el rabo y la arma. En esos momentos la plaza, con 18.000 almas en pié, es un clamor que pide a gritos el relevo mejicano entre los Zotoluco y Ortega. Pincha en cuatro ocasiones el panadero de Apizaco y acierta la afición en haberle visto en directo. Vuelta de honor al maestro en la que sería la más gloriosa de todas.Con el toro de la supuesta despedida de nombre "Conquistador” se atreve en banderillas el veterano maestro del estado de Tlaxcala. Al cuarteo y al quiebro pegado en tablas a una sola mano, firma la segunda gran actuación de la tarde. Segunda vuelta de honor con sabor añejo. Tras el brindis "sui generis” dedicado a las prostitutas, meretrices y mesalinas que saciaron su hambre y mitigaron su sed, llega la hora de la muleta y vuelve con la diestra en una faena más técnica y más lenta si cabe que la anterior. No hay espacio, ni tiempo para reaccionar, estábamos viendo brotar la magia de la fiesta de nuevo.
Gracias Pana por la lentitud, la eternidad de ese toreo que no se ve, ni se vende hoy en día. La espada volvió a fallar y eso que la faena era de otro rabo, pero que más da llegaron las orejas y las 4 postreras vueltas al ruedo en una tarde histórica. La epopeya se había consumado. Todos le daban por muerto, le habían preparado el funeral y él sólo se encargó de enterrarlos a todos en cuarenta minutos. Méjico entroniza a su último rey, heredero de los Garza, los Silverio, Los Armillita, Los Arruza y Los Procura para mayor gloria del toreo mejicano. Bendita inspiración y genialidad del último monstruo de la fiesta, que pronto confirmará en Las Ventas según me cuenta el protagonista de esta historia.
Me adelanta incluso que llegará en barco y fumando habano. La liturgia hace al torero. Otro Gallo ha nacido al otro lado del charco, cuidado con este artista que no solo ha levantado pasiones sino que también siembra faenas para la historia. El Pana es torero de una sola tarde, pura y bendita inspiración, nadie sabe lo que hará mañana.
El domingo firmó una obra arte y pronto se olvidaron sus otros siete toros devueltos con vida en ese mismo escenario.
Ése es su secreto, ésa es su estrategia que le hace ser distinto a los demás y la base, muy posiblemente de su éxito. Tuvo que venir un señor casi sexagenario para sacar a al luz las vergüenzas de la totalidad del escalafón taurino mejicano actual, esperemos sea este el comienzo de una nueva era en los ruedos de ese país”
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