EL VALIENTE CHUCHO ARROYO LIDIA UN MARRAJO CON MUCHO PELIGRO Por Víctor José López EL VITO

 

Chucho Arroyo y María Félix, íconos de México, eslabones insustituibles en la amistad

Chucho Arroyo fue de los primeros amigos que conocí en México. Fue en 1969, en el frontón del doctor Hoyo Montes donde íbamos cada mañana a eharnos nuestra partidita de frontón con Antonio Velázquez.

 Aquellas reuniones muy de mañana me abrieron caminos hacia un grupo muy interesante de toreros, muchos de ellos amigos para toda la vida. Ibamos con Guadalupe desde la 5 de Mayo hasta el Frontón de Hoyo Monte luego de un café con leche en El Tupinamba, había cita con el toreo en su expresión más pura.

Era Chucho Arroyo para la época restaurantero exitoso, pues el negocio en Tlalpan se había disparado por el camino del éxito con sus muy famosas barbacoas. Era El Arroyo, como lo distinguían los taurinos, centro de reunión para Antonio Velázquez. Antonio Toscano, Luis Castro “El Soldado”, Luis Procuna y cuando venía de Aguascalientes el póker de ases lo completaba Rafael Rodríguez “El Volcán”, aquel torero del que me hablaba con respeto y cariño Antonio Chenel "Antoñete" pues le consideraba el madrileño al hidrocálido cono “el más valiente entre los valientes”.

Chucho Arroyo para la época era un destacado aficionado práctico. Junto a Lalo Azcue, figura del toreo y aficionado de muchos kilates, destacaba entre varios toreros, aficionados prácticos de mucha calidad que había en México. Realizaban nutridas campañas,  por diversas plazas de toros en la república mexicana. Aquella desbordante afición lo llevó a construir una plaza de toros en Tlalpan, en el Restaurante Arroyo,  que bautizó con el nombre de “Plaza Antonio Velásquez” en honor al “León de León” como se conocía al gran torero leonés fallecido en un accidente en su casa de habitación en Mariano Escobedo, Polanco, frente al centro comercial de Liverpool. 

Eloy Cavazos y Rafael Báez en Arroyo de Tlalpan

Pues fue aquella noche de la muerte de Velásquez que surgió de la tragedia la amistad con Chucho, que junto al doctor Joel Marín y el maestro Silverio Pérez y Raúl García fue uno de mis primeros amigos en la muy larga vida entre los muy apreciados.

Chucho Arroyo tenía tanta afición, que invirtió dinero en una ganadería. Llegó a gerenciar plazas de toros, como la Monumental de México o la plaza de Pachuca donde varias veces fuimos a torear aficionados prácticos de Venezuela,. Todo gracias al afecto que siempre tuvo por nuestro país, Chucho Arroyo.

Además de saciar intensamente su afición, porque se “los echaba” con cuatro años y en puntas, lo mismo que hacían Joel Marín y Lalo Azcue, llegó a representar matadores de toros a los que ayudó en su formación y carrera como fue el caso del joven maestro Jorge Gutiérrez, su paisano de Tula, Hidalgo. 

Tanta la devoción por la fiesta de los toros que decantó su éxito económico administrando uno de los restaurantes más fructíferos del mundo, hacia las temporadas de novilladas que organizaba en la Plaza Antonio Velásquez de Tlalpan donde se comen las más sabrosas carnitas en todo México y donde se prepara la mejor barbacoa de Hidalgo en el mundo.

Ha sido Arroyo sitio de reuniones de grandes artistas como María Félix, figurones del toreo como Eloy Cavazos, Alfredo Gómez “Brillante”, los Calesero, padre e hijos, apoderados taurinos como el venezolano Rafael Báez, periodistas taurinos como Pepe Alameda, Cutberto Pérez, Memo Leal, Guillermo Salas, Pancho Lazo, Juan Antonio de Labra. Ha sido Arroyo centro obligado para la expresión músical del México Lindo con barras futboleras de El Chema para con del América y de las Chivas Rayadas de Guadalajara, tríos y mariachis en el tope de la fama, pero …

El Soldado, Miguel Alemán y Javier Garfias... Tres generaciones  que representan estos tres mexicanos que unen la trascendencia de la fiesta de los toros en México. Los tres en una reunión de taurinos en el más taurino de todos los restaurantes, Chucho Arroyo-

Hoy Chucho Arroyo está muy delicado de salud. 

internado en una clínica en México bajo el cuidado de Rocío Estrada, su esposa y fiel compañera, quien en estos momentos además debe lidiar con terribles situaciones de conflicto y desafecto por parte de un sector de su familia. 

Situación lamentable para quien ha sido generoso en la vida. Un abrazo de Chucho, él puro corazón, y su vida sincera amistad.