miércoles, 31 de marzo de 2021

LORENZO Y EL SOLDADO (II) Por Víctor José López EL VITO /



Y Belmonte lo hizo torero




Los personajes de esta historia ya no eran en este momento dos novilleros deseosos de gloria. Lorenzo Garza había recibido la alternativa el 29 de septiembre de 1934 en Aranjuez, de manos de Juan Belmonte –había renunciado a una que el 6 de agosto de 1932 le diera, en Santander, Pepe Bienvenida–, en tanto que El Soldado se había hecho matador de toros el 24 de marzo de 1935 en Castellón, de manos de Rafael El Gallo y había renunciado a una alternativa que Cagancho le había otorgado en El Toreo de México el 5 de marzo de 1933.

- 26 de mayo de 1935. Cuatro toros de Gallardo y dos de Ramón Ortega (5o. y 6o.) para Manuel Jiménez "Chicuelo", Lorenzo Garza y Luis Castro "El Soldado".

Solo Garza cortó la oreja del quinto esa tarde, que fue infumable por la combinación de los problemas que causaron los toros y el piso del ruedo.



 Gregorio Corrochano en el ABC de Madrid del 28 de mayo siguiente resalta en lo siguiente: “...He de averiguar a qué término municipal pertenecen los terrenos donde está enclavada la nueva plaza de toros, porque tengo la esperanza de que no sea término de Madrid. Y me refugio en la esperanza, porque si lo que está ocurriendo en esa plaza ocurre fuera de Madrid, aun no siendo muy recomendable, tendría menos trascendencia; ahora si se demuestra que esa plaza es la plaza de Madrid, está la fiesta perdida... El hecho es que desde que nos hemos trasladado a las Ventas del Espíritu Santo, o nos hemos salido de Madrid o hemos perdido ya la noción de lo que eran las corridas en Madrid. La plaza vieja –¡vieja admirable!– nos ve ir y nos ve venir y no se derrumba, como si esperara que una tarde, cansados, volvamos a ella, a ver si encontramos los toros de Madrid... El domingo vino una de esas corridas que antes no venían a Madrid, y que vienen ya sabemos por qué, y fue, como era de esperar, una corrida impresentable: toros que no tenían fuerza, ni la precisa para sostenerse en pie... toros que había que lidiarlos con gran cuidado, por delante y con las manos altas, para sostenerles, evitar que se cayeran y no hacerles daño. Es decir, todo lo contrario de lo que debe ser el toreo cuando hay toros, que es castigo y dominio y riesgo. Los toros de Gallardo venían ya castigados desde Algeciras... Dos toros fueron retirados, el quinto, que parecía tener más fuerza que los otros, porque salió correteando abanto y el sexto porque no se podía tener, ahora que los sobreros de Ramón Ortega eran más chicos, sobre todo el último, verdaderamente abecerrado... Nota curiosa. Como el piso de la plaza está en muy malas condiciones, y constantemente tienen que tapar hoyos los areneros, me hicieron observar que con los toros en la plaza, estaban los areneros tranquilamente trabajando. Ni para los areneros había toros. Y sin toros no puede haber ni corrida, ni reseña…”

  • - 30 de junio de 1935. 5 toros de Clairac y uno de Bernardo Escudero (6o.) para Marcial Lalanda, Lorenzo Garza y El Soldado.


    Con este festejo se dio por terminada la temporada madrileña de ese año y fue uno de esos que solamente quedan para la bitácora, pues ningún hecho memorable se produjo en el mismo. El juicio que de este festejo hace Gregorio Corrochano en el diario madrileño ABC del 2 de julio siguiente es agrio, sin acabar de digerir la manera de hacer en el ruedo de Lorenzo y de Luis y cuestionando duramente la actuación de Marcial. De su crónica extraigo lo siguiente:

  • - "...Marcial era el único que podía poner en la tarde la nota de torero. No la puso y la corrida fue una calamidad. Para mí estuvo desacertado incluso en hacer señas al presidente para que cambiara el tercio de varas. No porque el toro necesitara más, sino porque nos estamos lamentando siempre que no se pican los toros, y es preferible un error por exceso que por defecto; no vayan a contribuir los propios toreros a lo que luego lamentan... Con Marcial falló toda la corrida, pues Garza y El Soldado demostraron una vez más todo lo que desconocen del toreo...
  • - - "Este fue el epílogo de una historia que dos de los más grandes toreros que ha dado México y se iniciaron en Madrid. De allí salieron a labrarse una gran carrera que les puso en un lugar privilegiado en la Historia del Toreo y es por eso que hoy recuerdo el día en que Luis Castro "El Soldado", junto con Lorenzo Garza fue uno de los amos de Madrid.
  • - El cartel logrado por Garza y El Soldado le abrió las puertas al de Monterrey para una nueva alternativa, esta de autentica proyección de manos de Juan Belmonte en Aranjuez el 5 de septiembre de 1934.

La temporada de 1935 fue una gran temporada para Lorenzo Garza: Confirmó la alternativa en México y en Madrid. Aquel año Lorenzo firmó una exclusiva con Pagés y sumó 45 corridas en España. En México el 3 de febrero cortó cuatro orejas y un rabo en El Toreo después de matar seis toros de San Mateo provocada actuación en solitario por la cornada sufrida por Alberto Balderas que le hirió el  toro Madroño de San Mateo lo dejó a Lorenzo Garza solo con los toros de don Antonio. 


Garza y Armillita Chico,no solo dividieron a los toreros, ganaderos y afición, dividieron México

Así se apareció San Mateo en la vida de Lorenzo. Con un triunfo grande del que surgió el apoyo de Antonio Llaguno. Como apunta el periodista y escritor taurino Paco Aguado:

 -A partir de entonces, la carrera de Garza se convirtió en una sucesión de claroscuros, sin término medio. “O éxito o almohadillas”, esa era la frase que definía a un torero genial. 

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