La transformación de arcilla a graderías
En 1900 ladrilleras
En 1946 La Plaza México
En 2021 aniversario 75
PREGÓN DE CORTESÍA / Feb. – 5 – 21.
Esto de lo que se trata es de una novela horneada pa’ comerse como rebanada de pastel de nata, de una por una, capítulo por capítulo sin que el orden progresivo se descarrile, esto porque el pastel es redondo como la plaza, que antes de toros es de todos, menos en la taquilla donde es algo tan preciado como el oxígeno.
Así que a saborear lo que más gusta en la Fiesta que es el criticar y llevar la contra, adentrémonos por el desembocadero de sol o el de sombra, que de todas maneras en el “Embudo de cemento” la Fiesta sabe igual desde cualquier punto donde usted asiente su palmito, con la diferencia que en las barreras de sombra el bouquet del ‘O de Lancôme’ que transpiran las damas pica un poquito a la nariz, a diferencia del sudorcito apiñonado que salta de espontáneo desde el corsé coral frenesí pleno de cachondearía hasta la imaginación como le gustaba al “Pana”.
La novela en sí es cruda como ese lado oculto de la Fiesta, además de que carece de almidón, de refritos, no trae datos tediosos, estadísticas aburridas, fechas dudosas, ni fotografías toreadas.
Cabe decir que en este libro no se usan diminutivos que son hasta irrespetuosos pa’ referirse a los toreros o los respetables y las maromas se quedaron en el circo.
Más que una denuncia, es un no sacarle la vuelta a la putrefacción que ha existido todos los tiempos, en el baile de las máscaras como el que se escenificaba en el Coliseo de Pompeya y en la danza de la muerte, que es lo mismo que bailar muriendo, mientras se les hace el caldo gordo a los enterradores de la mayoría de los coliseos, comenzando por los romanos.
La Plaza México puede ser la central, pero el ombligo nunca será el corazón porque esto es de latir, de conmover, de admiración, de emoción y respeto, lo que solo lo puede activar es el toro, el torero y el tendido, pues las matemáticas no hacen vibrar, solo sonar las cajas registradoras de las taquillas.
Hoy la Plaza México ha llegado al grado de haberse convertido en trampolín pa’ que los afortunados caminen después por la geografía taurina, y la pregunta sería ¿con qué méritos llegaron a la otrora ladrillera?, si no hicieron la legua, es como recoger frutos sin haber arado la tierra, claro que son otros tiempos, los de los toreros tractor o troquel.
Y ya encarrilados tocándole reparto a muchas de la plazas del interior, los ‘jilgueros’ maiceados por las empresas reciben la orden de inflar a los esqueléticos y a los enanitos (no de talla) convirtiéndolos en piezas de engaños durante muchos años, además de venderle al público a ciegas la materia prima, pues no se ha erradicado el miedo a mostrar lo que no pueden mostrar en la arena que son los toros con edad, peso y trapío, resultado muchas veces del ahorro económico, de imposiciones y de prevención, entre ellas a que los animales, los que pegan cornadas obliguen a erogar gastos médicos a las empresas durante las primeras 24 horas, por cuestiones de seguros o deducibles, además que son los apoderados los que exigen toros chicos, sin raza, rasurados pues para muchos dueños de contratos los toreros a quienes les ponen un manager (saca papelitos de la chistera) no son más que una máquina de producir o de generar dinero y obvio, que una cornada o una fractura, los puede dejar parados como línea del METRO.
De todo esto viene lo de las máscaras y también de las puñaladas traperas, eso que aquí usted podrá corroborar, porque claro que lo ha visto, vivido y padecido, como también es claro la complicidad, de periodistas corruptos a los que hay que untarles la pluma o los micrófonos con su excepciones que son pocas por cuestión de ética, de principios, de cinismo y de optometría, de ahí que la mayoría son incapaces de sostener sus aseveraciones escritas o parladas ante un aficionado que también vio la misma faena, ¿no les ardera la cara de vergüenza?, ¡claro que sí! (supongo) por eso, ésta es la Fiesta de las máscaras.
¿Quién se ruboriza por no pagarle a un torero o a un rejoneador?, está el sonado caso del Matador Manuel Capetillo Villaseñor, que hasta una canción le compuso a un empresario por sus cheques sin fondos y si no le arreó a golpes el acreedor contra el mandamás del momento aquella noche en ‘El Patio’ fue por la intervención de “Pedrito” Infante que pa’ los fregadazos era igual de estrella. (Pues estaba bien mamado), como se ve que los tiempos de hoy no tienen nada que ver con los de ayer, pues hoy un par de cara de pargos como Eugenio Derbez, Marco Antonio de Regil y una Alcaldesa de la tierra del camote le andan arriando a la Fiesta y nadie le atina ni siquiera a rosearlos de raid mata bichos.
Hoy la gente se queja de reses mansas y débiles, ¿y por qué no se han saltado al ruedo las porras o los agraviados a prenderle fuego a los cuadrúpedos?, como ya sucedió hace años aquí cerquita.
Eso es lo que usted encontrara en esta novela, aciertos y desaciertos que nos permitan valorar si estamos peor o igual que en el año 1946, en el que por principio de cuenta el primer espada Luis Castro “El Soldado” llegó tarde trepado en una moto y el Ing. Francisco Ruiz Gaytán el que daba festejos en el ‘Rancho del Charro’, le gritó; “Soldadito” ¿vienes en moto, o vienes ‘moto’?
Esto de moto me recuerda cuando en una comida presidencial el oriundo del Centro Histórico el Maestro Agustín Lara la estaba bordando literalmente por todo lo alto, por lo que el Presidente Don Gustavo Díaz Ordaz sorprendido le pregunto al artista de los pasodobles y del arrabal, -Pa’ componer e interpretar con ese sentimiento o hay que estar borracho o drogado- y el músico que en sus mocedades le dio por la toreada contestó.- -Las dos cosas Señor Presidente.-
En estos tiempos que rondan al aniversario 75 de la plaza monumental se ha venido recurriendo en todos lados al truco o engaño de que cuando a un torero no le acomoda la fecha, el ganado o los alternantes presenta un ‘Certificado Médico’ real, pero carente de veracidad y con eso se zafa del cartel, antes las cosas ocurrían de otra manera cuando se tenían tamaños de figura, verbo y gracia como ocurrió en la temporadita inaugural de la Plaza México, temporada que consto de tan solo 4 corridas, donde a la empresa las autoridades de la ciudad le movieron la última fecha aduciendo que ya se habían dado un número elevado de corridas en corto tiempo y cuando buscaron al apoderado de “Manolete” que lo era José Flores Camará, para avisarle la nueva fecha solo les dijo; -Ni se preocupen señores, el matador a estas horas ya está follando en Machu Picchu en el Perú.- ¿Quiere usted saber con quién? Con Lupe Sino, a la que saco del Bar “Chicote” en Madrid.
La novela referida que no hemos dicho como se llama podrá resultar de ‘marras’ pa’ no sé cuántas personas, más sin duda, pa’ la mayoría le vendrá de rechupete, saber que el tendido no está solo, que tiene una pluma que le da expresión comenzando por dejar claro que la Fiesta Brava una vez que entra al albero no tiene dueño y si en cambio miles de rostros de mirada posesiva la cual se expande a múltiples trincheras.
Aunque los ilusos crean que por tomarse una foto con los toreros, ya son amigos de doble raya, en fin ese jalar y jalar le hebra nos llevara hasta el ya mencionado ‘Café Tupinamba’ y en otra época a la ‘Zona Rosa’, donde en particular en el ‘77’ las tertulias cobraban vida, por supuesto que iremos a la remembranza del ´Frontón México´, emparentado en propiedad con la Plaza México, visitaremos imaginariamente ‘La Casa de La Bandida’ que era de meretrices y en donde se vestía de luces “El Soldado”, sin dejar de echarnos unos curados en ‘La Tempestad’ que se puede decir era la pulcata oficial de la México y obvio no dejaremos de lado ´Los Viveros de Coyoacán’ de donde salieron infinidad de toreros pa’ surtir al “Embudo de Cemento”, a las 4.30.
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