José María Manzanarez

Acepta esta conversación para denunciar con datos la discriminación de los profesionales del toro “por razones ideológicas”. “La tauromaquia representa los verdaderos valores de la vida»

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No se anda con rodeos. Embiste a las preguntas de frente. Dice lo que piensa sobre una realidad que conoce desde la cuna y sobre la España y la política de la pandemia.

–¿Qué hace más daño al mundo del toro: la pandemia o la gestión política de la Covid?

–A nivel general, la pandemia. El mundo del toro, como otros sectores culturales, se está viendo muy afectado por la falta de presencia y la suspensión de espectáculos de un día para otro. Pero a nivel de los profesionales, claramente ha afectado mucho la gestión política. La inmensa mayoría vive momentos muy duros porque sus únicos ingresos son a través del toro. Mientras que otros sectores culturales sí han recibido ayudas, nosotros hemos sido el único sector que, de una manera muy cruel y discriminatoria, ha sufrido el abandono total por parte del Gobierno.

En un clima en el que antes de la pandemia se hablaba de crisis por la caída de espectadores y festejos, ¿se puede llegar ya a decir que las limitaciones de aforo y la anulación de corridas han dado la estocada al toro?

–No. A pesar de todas las limitaciones y restricciones que ha habido, el mundo del toro ha sabido sacrificarse y asumir la responsabilidad de intentar seguir dando festejos, aún sin ser rentables, allá donde se daban todas las condiciones para ello.

–¿Qué hay detrás de los 20 o 30 matadores con fama en primera línea?

–No solo son los 20 o 30 matadores de primera línea. Del toro dependen 40.000 familias de manera directa, más los que viven de ello indirectamente. Los toreros que no están en primera línea, los ganaderos, que sin tener ingresos siguen cuidando y criando sus animales a pesar de no ser rentables. Mantener entre 200 y 2.000 cabezas de ganado le aseguro que no es barato. Sastres, veterinarios, empresarios, trabajadores de las plazas, medios especializados, hosteleros que se ven beneficiados de forma directa por los miles de personas que acuden a las diferentes ferias de España, Francia, Portugal y Latinoamérica. En definitiva, es una lista muy larga de familias que dependen directa o indirectamente de la tauromaquia y que están sufriendo las consecuencias de esta crisis.

–¿Usted sabe si los toreros y sus cuadrillas han podido acogerse a los decretos de ayuda aprobados por el Gobierno? Me refiero a los ERTE (Expendientes de Regulación Temporal de Empleo) y a las ayudas a los autónomos.

–Sobre las cuadrillas se ha cometido una injusticia enorme en el peor momento. El Ministerio de Cultura (PSOE) los incluyó en sus ayudas como trabajadores de espectáculos públicos, pero el Ministerio de Trabajo (Podemos), a través del Servicio de Empleo, no las concedió. Entonces, Cultura intentó arreglar este problema abriendo una nueva línea de ayudas específicas para la gente del toro en noviembre.

–¿Hacen falta otro tipo de ayudas?

–Deberían apoyarnos de la misma manera que lo hacen con los demás sectores culturales. No se pide más, ni tampoco menos. Se solicita lo que por ley corresponde a cada uno de los profesionales que han cotizado durante décadas y que ahora están abandonados, sin más razón que la de una decisión ideológica. También hace falta un plan de fomento y reactivación de la tauromaquia.

–¿Está diciendo que todos los problemas del sector del toro derivan de la campaña ideológica dirigida por una parte de la izquierda?

–No se ayuda al toro por ideología, insisto en ello. No se entiende de otra manera, siendo las personas del mundo del toro iguales a los demás profesionales del ámbito cultural, pues así está dictaminado en Cultura. Es cobarde y cruel aprovecharse de una pandemia para atacar a la tauromaquia, en vez de explicar abiertamente las razones de por qué los profesionales no están recibiendo las ayudas que les corresponden.

Se lo digo porque los datos de Cultura apuntan, sin embargo, que el número de corridas se ha reducido un 38 por ciento en los últimos ocho años. Que hay un cambio de mentalidad y una tendencia de pérdida de apoyo social.

–No es razón para que se den ayudas o no. Primero, si se refiere a que el espectáculo ha sufrido un ajuste en espectáculos mayores, también es importante destacar el aumento de los festejos populares. Por otra parte, si se tienen que medir las ayudas por el interés que genera, la tauromaquia es un espectáculo mayoritario, con unos 20 millones de espectadores anuales. Y, además, si hablamos de devolver al toro lo que el toro aporta, es importante destacar la aportación económica que produce al Estado. Los toros generan unos 100 millones de euros de IVA, que son más de ocho veces lo que aporta en impuestos, por ejemplo, el cine español.

¿Un festejo taurino que no se subvenciona con dinero público tiene interés empresarial?

–Hay muchos espectáculos que no solo no reciben dinero público, sino que generan dinero público. Como, por ejemplo, la empresa de Las Ventas, que paga un canon de 2,8 millones de euros anuales a la Comunidad de Madrid. En los últimos 15 años han pagado 52 millones de euros.

–Pero cada vez va menos gente o eso dicen también las estadísticas. No se podría mantener sin subvenciones de ayuntamientos, diputaciones, comunidades y ayudas de la PAC al sector ganadero.

–Cuando un Ayuntamiento o Diputación programa un festejo taurino con dinero público no lo está subvencionando, está invirtiendo en su programación cultural. Si un Ayuntamiento programa un cine de verano, no subvenciona la industria del cine. Las ayudas de la PAC no se consideran subvención a la tauromaquia, ni siquiera a la crianza del toro bravo. Son a la ganadería extensiva, que la practican tanto ganaderos de bravo como otros ganaderos, y supone el mantenimiento ecológico, sostenible y medioambiental del medio rural. La dehesa en España es una barrera muy potente contra el cambio climático y Europa lo apoya porque es consciente de ello.

–¿Están dispuestos a bajarse su sueldo los que están en primera línea, como hacen los futbolistas de élite?

–Este año, todos los compañeros que conozco han bajado sus honorarios para que se pudieran dar corridas de toros en consecuencia de la reducción de aforo. Y es un sacrificio que no sólo están haciendo los toreros, sino todo el sector.

–¿Cuál es el mayor peligro al que se enfrenta el toro más allá de las consecuencias de la pandemia, que es de esperar que este año terminen?

–Los toros han sufrido innumerables ataques desde hace siglos por parte de reyes, gobiernos y papas y siempre siguen adelante. La tauromaquia perdura porque lo que ocurre en la arena de una plaza de toros es de verdad y la mayor representación de los verdaderos valores de la vida. No hay ningún tipo de engaño que adultere el espectáculo. Otra cosa es que no concuerde con la hipocresía con la que se está educando a la sociedad de hoy en día, más preocupada de aparentar y caer bien ante un mundo material y banal, que de forjar los valores más importantes que solo la especie humana es capaz de desarrollar.

Seguro que es consciente de que a bastantes lectores, cuando le lean esta respuesta, les chirriará que hable de «verdaderos valores de la vida» cuando muere el toro y se juega la vida el torero.

–Les podrá chirriar, claro que sí, pero es que la muerte forma parte de nuestras vidas. La muerte es real, está ahí, convive a nuestro lado, y cuando la tienes cerca todo cambia, todo se multiplica y la visión de la vida te da un vuelco en todos los sentidos. Antes o después llega, por mucho que todos queramos intentar evitar hablar de ella. Desgraciadamente, tenemos el ejemplo muy reciente en el que hemos visto irse a muchos seres amados este 2020 y hemos visto una sociedad unida emocionalmente. Y de la que en momentos críticos de nuestra vida esos valores brotaban a borbotones de la inmensa mayoría de la sociedad española. No puedo poner texto a los sentimientos, sólo puedo expresarlo a mi manera, que es toreando.

–¿Qué se puede decir a favor de las corridas de toros a principios del siglo XXI?

–Para mí es la más pura y mayor expresión artística que existe.

¿Qué piensa cuando escucha hablar de derechos de los animales y de respeto hacia ellos? ¿Entiende a los animalistas?

–Pero, ¿qué se entiende por animalista? Yo conozco a los animalistas de siempre, que se preocupan, cuidan, se sacrifican y dan su vida por la preservación de las especies. Para mí, esos son los verdaderos animalistas. Luego, existe el falso animalista moderno que, dependiendo de si a una especie se le atribuyen sentimientos propios del ser humano, se preocupa por ella. En cambio, los animales que no gozan del protagonismo de los medios, ni son bonitos a los ojos del ser humano, no reciben el mismo trato. Creen que tener a sus mascotas encerradas en su domicilio, sin libertad y dependiendo de su estado de ánimo para ser atendidos, o no, es mucha mejor vida solo porque a ellos les hace felices. Es muy egoísta eso.

–¿Y qué piensa de los que dicen que el toro es una tradición de muy bajo nivel cultural?

–Una manifestación artística que, desde siglos, ha inspirado a los más importantes escritores, pintores, músicos, e incluso, filósofos, ¿se considera bajo nivel cultural? La tauromaquia es cultura popular. Lo dice la definición de cultura popular y nuestras leyes. Solo los tiranos se atreven a decir lo que es y lo que no es cultura. ¿Es cultura lo que les gusta? El vicepresidente del Gobierno ha dicho que no se siente cómodo con que los toros sean cultura, me traen sin cuidado los gustos del señor Pablo Iglesias, lo que no me trae sin cuidado es que abandone a innumerables familias por intentar implantar sus gustos a toda la sociedad. La cultura no es cómoda: es libre.

Jose María Manzanares, torero, fotografiado en el castillo de Alicante. Gonzalo Pérez Mata / La Razón.

–¿Entiende que esto de los toros se haya convertido también en una pelea entre derecha e izquierda? La derecha, con ustedes, y la izquierda, en contra, salvo excepciones, que ahí está Joaquín Sabina, que se reivindica de izquierdas y no reniega de su afición a los toros, por ejemplo.

–Ningún partido político tiene el derecho de apropiarse del arte taurino. El arte es arte y da igual el color político que sientas, no tiene nada que ver con esto. Se quieren aprovechar de la tauromaquia dependiendo de en qué territorios de la geografía española la tauromaquia es o no afín, para apoyarla o ignorarla con el único objetivo de obtener más o menos votos. Esto es solo una demostración más de que la política de hoy en día es capaz de pasar por encima de cualquier cosa para conseguir el poder. Cuando su única responsabilidad es preservar la cultura, fomentándola y defendiéndola, como dice el artículo 46 de la Constitución. Además, en la Declaración Universal de la UNESCO, de París 2001, sobre la diversidad cultural, quedó muy claro que los poderes públicos están obligados a fomentar y defender la diversidad cultural siempre que no lesione los derechos humanos.

Usted, si me permite preguntarle, ¿se siente de derechas o de izquierdas? ¿Conservador o progresista?

–Según le he respondido en las preguntas anteriores se habrá dado cuenta de que no soy muy afín a la política. Sí lo sería si cada partido realmente fuera consecuente con sus ideologías y con sus discursos, y no los cambiarán sobre la marcha dependiendo de si tienen aceptación y si influirá en el resultado de las urnas. Parece que, últimamente, la política se ha convertido en decir lo que el pueblo quiere oír solo para poder estar en el poder. Lo demás parece que les da igual.

–¿Se siente agradecido a algún político o Administración pública por su trato al sector?

–Me siento agradecido con aquellos que no han tenido miedo de ser íntegros y responsables con su cargo, y han cumplido con su deber para con los ciudadanos y la tauromaquia.

Usted se juega la vida delante de un toro cada vez que sale a la plaza. ¿Entiende la reacción de la sociedad ante esta pandemia? ¿Se ha podido exagerar el miedo?

–El miedo no se exagera, existe hasta en las cosas más insignificantes de nuestras vidas y cada persona lo siente de una manera diferente y muy personal. Superar y afrontar ese miedo nos hace mejores. Quizás la sociedad no está acostumbrada a temer a la muerte, los toreros convivimos con ella a diario. Desde mi experiencia, le puedo decir que el miedo a perder la vida es salvaje y pone a prueba la seguridad interior, la fuerza de voluntad, el sacrificio con la vida, el amor a los tuyos y tu calidad como ser humano. La mejor manera de sobrellevarlo es aprendiendo a relacionarse con él y con todo lo que conlleva sentirlo a tu lado.

–¿Cómo ha cubierto todo el espacio vacío laboral que le ha dejado esta crisis sanitaria? ¿A qué se ha dedicado?

–A estar con mis niños y mi familia. Ya son más de 20 años dedicados en cuerpo y alma al toro, que es lo que más tiempo ocupa en mi vida y he aprovechado para estar con ellos. Cada año que pasa eres más consciente de a lo que te enfrentas y de las consecuencias que pueden tener los encuentros cada tarde con el toro. A mayor sabiduría y experiencia, mucho más valor hay que tener para poder enfrentarte a tus miedos. Me resultaba mucho más fácil cuando empezaba y me dejaba llevar por el ímpetu y la inconsciencia de la juventud. Y por eso todo este año, aparte de intentar arreglar varias lesiones antiguas por cogidas, he disfrutado de mi familia.

–¿Entiende la bronca política que está acompañando a esta crisis?

–No dudo que estén intentando solucionar el momento tan complicado que vivimos. Lo que no logro entender es que se aprovechen de esta situación para tratar otras cuestiones que no son tan importantes y conseguir así sus objetivos. Algo que deja mucho que desear de esos partidos y políticos que lo hacen. Es realmente muy triste.

Jose María Manzanares, torero, fotografiado en el castillo de Alicante. Gonzalo Pérez Mata / La Razón.

–La defensa del sector por partidos tan marcados ideológicamente como Vox, ¿ayuda o perjudica?

–Me gustaría que existiera un partido político que tuviera la claridad con la que dice las cosas Vox, la capacidad de amoldarse a cada situación para solucionarla y la experiencia que tienen el PP y el PSOE, el saber tender la mano cuando se debe hacer como Ciudadanos y que no tuviera la hipocresía y manipulación que tiene Podemos. Necesitamos un Gobierno eficiente y preparado, que sea del lado que sea afronte las cosas con responsabilidad, con personal al frente de los ministerios realmente preparado y que gobierne para todos los ciudadanos, respetando y cumpliendo siempre la ley.

–¿Siente que conecta con la gente de su generación? Porque esto de los toros es como lo de ir a misa, parece que pierde adeptos entre los que empujan por detrás.

–Gracias a Dios conecto con todas las generaciones porque intento siempre ponerme en la piel de cada una de ellas y el momento de la vida que atraviesan.

–¿Qué le pide al nuevo año?

–Que todo pueda volver a la normalidad cuanto antes y que se pueda volver a dar cariño de forma natural y no desde la distancia y mediante pantallas iluminadas.

García Lorca dijo que «el toreo es probablemente la riqueza poética y vital de España». «Los toros son la Fiesta más culta que hay en el mundo». ¿Algo que añadir?

–Los toros son la mayor expresión artística y la mejor representación de la vida del ser humano a través de los sentimientos y de las emociones. Todo lo que ocurre en la arena va de la mano de la muerte y eso conlleva que todo lo que se vive y se siente en ella sea puro y no haya lugar para la hipocresía.

Una última cosa. ¿Le preocupa más la economía o la unidad de España?

–Las dos porque una cosa, desgraciadamente, llevará a la otra. Cuanta menos unión tengamos, más problemas económicos habrá. El problema es que no somos capaces de mirar más allá de nuestros propios intereses, hay demasiado egoísmo y muy poca generosidad.

Publicado en el Diario La Razón