El libro de esta semana es como un homenaje a Don Rafael Báez, quien además estará el próximo miércoles 13 en la conferencia de UNIDOS POR EL TORO que a través de ZOOM y las 6 plataformas de Facebook que nos apoyan a transmitirla en vivo.
A manera de presentación
escribió Juan Antonio de Labra
La existencia de cualquier ser humano siempre lleva implícita una historia. Y más aún si se trata de alguien que ha tenido el privilegio de llegar a una edad tan avanzada. Es entonces cuando la vejez se convierte en sabiduría si se cuenta con la riqueza vivencial y la lucidez para dejarla plasmada en un libro.
Don Rafael Báez es toda una institución en el planeta de los toros. Nadie lo puede negar. Ahí está su brillante trayectoria a la vista. Y como tantos otros que buscaron la gloria en los ruedos, su camino se fraguó dentro de este mismo ambiente, del que se enamoró siendo niño, y de forma por demás premonitoria, cuando presencio aquella faena de Luis Procuna en el Nuevo Circo de Caracas.
Los avatares para conseguirlo se resumen en estas amenas líneas, tocadas de recuerdos imborrables para alguien que encontró su realización personal en el mundo del toro.
Quizá entonces nunca imaginó que su destino sería México, y mucho menos que, de su mano, conseguiría un logro del que muy pocos pueden ufanarse: sacar a una figura del toreo que cubrió toda una época: Eloy Cavazos.
El nombre de ambos está unido con lazos invisibles, pero tan fuertes que perduran en el tiempo. Se trata de una complicidad enorme en la que la lucha de los dos se convirtió en un estandarte durante casi medio siglo.
Y toda esa perseverancia está reflejada en las páginas de un libro inexistente, hasta ahora, en la bibliografía taurina mexicana: las memorias de un apoderado.
Pero no de un apoderado cualquiera, sino de un hombre que se dedicó en cuerpo y alma a cumplir un sueño.
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