miércoles, 16 de diciembre de 2020

LA RAZÓN INCORPÓREA La verónica quietista de Curro Puya en El Toreo de La Condesa, 1929 por José Morente


La verónica -de fama mundial- de Gitanillo de Triana.

El toreo es un arte en movimiento. La fotografía capta sólo un instante, por eso nunca una fotografía -al contrario que el cine- podrá dar cabal idea de como fue un lance y menos una faena. 

Siendo ello cierto, no lo es menos que una eterna aspiración del toreo -puro movimiento- fue y es detener el tiempo, pararlo, congelar el instante. Parar el toreo es la primera premisa de la trilogía belmontina. Parar el toreo fue la vieja aspiración de los toreros del XIX. Huevo o gallina, nunca sabremos si fue esa momentánea parada dentro del lance la que permitió a los fotógrafos de la época captar el instante o, al contrario, si fue la aparición de la fotografía la que sugirió a los toreros más atentos la necesidad de detener el lance para que los fotógrafos pudiesen inmortalizar su obra de arte.

Y es que, viendo la fotografía que encabeza este post, nadie podrá poner en duda que el toreo es arte. Arte bellísimo, de delicadas y armoniosas líneas, cierto es. Pero, también y al mismo tiempo, arte denso y profundo, arte que hunde sus raíces en la tierra; arte terrenal.

La fotografía de este post es archiconocida mundialmente pero sus detalles quizás lo sean menos. Se trata en efecto de una de las verónicas más divulgadas de Gitanillo de Triana, el añorado y llorado Curro Puya pero ¿de quién era y donde se lidió ese toro que que coloca la cara (imaginamos) con tanto primor como bravura?

La respuesta nos la da José Antonio Villanueva Lagar en su interesante libro sobre la historia de la ganadería mexicana de San Mateo a la que pertenecía el burel de marras.
"Y en la Oreja de Oro celebrada el 3 de febrero del año siguiente, Francisco Vega de los Reyes Gitanillo de Triana, a punto de regresar marchito a España por haber toreado sin mayor relieve, bordó el toreo con el encastado toro de don Antonio Llaguno  Como Tú , de San Mateo, y se llevó, tanto el rabo de su adversario, como el áureo trofeo en disputa; las seis verónicas que logró el hispano ante este burel pasaron a la inmortalidad y continúan siendo paradigma de lo que debe ser este lance fundamental. 

 

Como Tú dejó un imborrable recuerdo al gitano conocido también como Curro Puya, por lo que su hermano Rafael solicitó toros de San Mateo para su confirmación de alternativa en México, el último día del año 1944".

En cualquier caso, viendo la fotografía de la verónica de Curro Puya Como Tú de San Mateo, no me extraña nada que Gregorio Corrochano en una crónica le preguntara al torero de Triana: 

- Gitanillo ¿Se te para el corazón cuando toreas?

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