Las perlas de Pablo Lozano
Cortesía de Gráficas MT de Baeza
Pablo Lozano tomó la alternativa en Barcelona, de manos de Luis Miguel Dominguín, el 25 de septiembre de 1951, con toros de Samuel Flores. Confirmó en Madrid el 18 de mayo del año siguiente de manos de Antonio Bienvenida y Paco Muñoz, de testigo, ante toros de José Ignacio Vázquez. Uno de sus mayores éxitos tuvo lugar el 14 de julio de 1957 cuando toreó como único espada en la plaza de toros de Madrid en la corrida del Montepío de Toreros.
De entre las muchas entrevistas que Pablo Lozano concedió a esta casa, recuperamos la realizada por José Luis Benlloch en noviembre de 2007. Aquella conversación se publicó en dos partes, en los números 1.573 y 1.574, y cuyas reflexiones recogemos a modo de perlas que bien podrían ser perfectamente un tratado de tauromaquia.
SUS ESPEJOS TOREROS
“Tuve tres espejos: Domingo Ortega, Luis Miguel Dominguín y Parrita. De Luis Miguel me atrajo su personalidad y su amor propio. Nunca le vi rajado ante nada. Parrita era la mayor y posiblemente la mejor aproximación al estilo de Manolete. De Domingo había que quedarse con el temple y con la manera de andarle a los toros. Era un estudioso del toro, muy inteligente delante de él, y creo que fuera de la plaza también”.
ESTUDIAR EL TOREO
“La profesión de torero es la que más estudio exige. Hay que estudiar al toro, sus ideas, sus condiciones… Tienes que estudiar hasta conocer a la perfección los terrenos, los del toro y los tuyos… Tienes que conocer a la gente, sus gustos, sus reacciones…”.
MÁS BONITO QUE MEJOR
“Hoy se torea más bonito, no mejor. Torear es pegarle a un toro veinticinco pases bien pegados. Que a los veinticinco pases el toro esté dominado y en ese momento pegarle una estocada por el hoyo de las agujas. Eso es torear y ahora veo yo que a los toreros les pegan muchos avisos. Eso demuestra que se puede poco con los toros. Si tú a un toro lo toreas bien de verdad, no hay toro que te aguante más de esos veinte o veinticinco pases. Ahora bien, si lo que haces es andar por allí… de esa manera le puedes pegar setenta u ochenta o los que quieras, pero eso no es lo mismo”.
LA MULETA DE CASTILLA
“Eso me lo puso K-Hito cuando yo ya era matador de alternativa. Él cuando hacía las crónicas al empezar a hablar de un torero le ponía un calificativo, una frase, cada día decía una cosa y aquel día toreábamos en Madrid Rovira, Pablo Lalanda y yo. Me puso lo de La muleta de Castilla, nos gustó, hicimos la propaganda y se me quedó para siempre”.
DINERO COMO TORERO
“Yo nunca vi pasta. La ganaba, pero siempre estaba en paz. Yo sé que de novillero en el debut en Madrid me dieron nueve mil duros. Dos mil los dedicamos a mejorar la novillada. Quiero decir que se compró una mejor de la que tenía prevista la empresa, en este caso de Montalvo, y la diferencia, esos dos mil duros los pagábamos nosotros, pero al acabar, en la liquidación, la empresa le dijo al apoderado que los dos mil duros los pagaban ellos y además le dieron mil duros más para que me comprase un reloj. Le dijeron cómprale un reloj para que se acuerde toda su vida de la hora en que debutó en Madrid. Aún lo conservo. Es un Omega que funciona de maravilla”.
SUS MEJORES FAENAS
“Yo la situaría en Madrid, a un novillo de Benítez Cubero. Después de cuatro pinchazos me dieron una oreja y como no me dieron la otra me hicieron dar dos vueltas al ruedo. Y de matador de toros también rescataría una faena de Madrid, con una de Escudero Calvo la tarde en la que me bautizó K-Hito con lo de la Muleta de Castilla. Ese día corté dos orejas y pude cortar otra más a cada toro pero fallé a espadas o no cayeron los toros. Otro día maté seis toros de Cobaleda y corté cuatro orejas. Me acuerdo de ese día con gran satisfacción”.
CASI FIGURA
“No logré ser máxima figura del toreo. Me faltó ambición e inteligencia. Luego tuve mala suerte, me pegaron alguna cornada a destiempo, pasé las fiebres tifoideas… pero yo no creo en la mala suerte, si uno es como debe ser eso lo tiene que vencer. Eso me da fuerza moral para hablarles a los chicos que apoderamos. Les puedo decir lo que hice yo que no se debe hacer. ¿Que cómo hay que ser…? Hay que ser sacrificado, constante y muy tío para llegar a ser figura del toreo”.
EL TORO
“Ahora el toro es más bravo que nunca, de eso no hay duda a pesar de que hay muchas cosas en contra de él, pero aun así, por la raza que se le ha dado y por la casta que se le ha seleccionado, se mueve. Cuando yo comenzaba en los años cuarenta, todo sucedía a favor del toro: el caballo era muy chico, el toro pesaba poco, era muy joven… Ahora todo va en contra, el caballo es muy grande, el toro pesa mucho, tiene edad… y a pesar de eso embiste”.
BORRACHERAS… DE SATISFACCIÓN
“Para emborracharse no hace falta vino ni otras cosas. Te emborrachas delante de una obra grande. Yo me emborraché cuando vi cortar el rabo a Palomo en Madrid o en la tarde de la despedida de César Rincón en Barcelona. Fue una borrachera de satisfacción y seguramente mejor que una borrachera de alcohol”.
COBRAR, CON SANGRE
“Me llevé mi parte. Trece cornadas, una de ellas, la de Figueras, fue gravísima. Me partió la safena y me dañó la femoral. Echaba un chorro de sangre que no veas. Tuve la suerte de que me cogiese un médico fenomenal y me salvó la vida. Al mes ya andaba por casa, pero luego tardé seis meses en poder reaparecer porque el riesgo de la pierna no acababa de ser bueno”.
HOMBRE DE CAMPO
“Es verdad que yo fui más hombre de campo, pero el campo es muy importante para la empresa. Yo era el complemento de mis hermanos. Cada uno tenía su función y la mía era el toro”.
APODERADOS DE LUJO
“Nosotros hemos tenido la suerte de que hemos llevado unos toreros fuera de lo normal. Ese privilegio nos lo dio Dios y lo hemos gozado mucho. Me permitieron volver a vivir mi época de torero y me compenetré mucho con ellos. Está Palomo pero también estuvo Espartaco, estuvo César, estuvo mi hijo que también tuvo su momento… Casi todos o todos a excepción de Vicente Barrera han salido por la puerta grande de Madrid. Y la tuvo abierta con un toro de Samuel. La abrió con la muleta y se la cerró con la espada”.
EMPRESARIOS AVENTUREROS
“Éramos empresarios, pero fuimos también muy aventureros. Gracias a Dios nos salió bien. Si nos sale mal nos tenemos que tirar al mar. Nosotros transportábamos en avión todos los años de cincuenta a sesenta toros y, aunque no estábamos mal económicamente, seguro que no teníamos dinero para tanto. Un año fuimos empresarios de Bogotá, de Quito, de Medellín, Cartagena de Indias y esa misma temporada dimos toros en Caracas, Valencia de Venezuela… Dimos como cincuenta y seis corridas de toros o alguna más”.
…Y MADRID
“Llegar a ser empresario de Madrid es como en la religión llegar a ser Papa. Eso seguro. La fiesta de toros siempre giró alrededor de Madrid. Madrid siempre mandó”.
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