Héctor Gabriel, con el de Coyotepec, vistiendo de palo de rosa y oro / Cortesía Sienra
El cuerpo y el alma le pedían al diestro poblano Héctor Gabriel volver a vestir así, tras nueve meses, aunque fuera en el campo y no con cualquier vestido
ADIEL ARMANDO BOLIO
El reciente viernes 21 de este mes, en el rancho San Miguel Coyotepec, localizado en el municipio de San Lorenzo Cuapiaxtla, Tlaxcala, donde se ubica la dehesa de Coyotepec, casa de la divisa en rojo, amarillo y verde, propiedad de los señores José Ángel López Lima y Miguel Ángel López Zamora, se suscitó una bonita historia torera cuando los propios ganaderos invitaron al diestro poblano Héctor Gabriel para matar un toro a puerta cerrada, además de lidiar un novillo y una becerra.
Todo empezó con la idea del torero de volver a vestir de luces, lo que no hacía desde hace nueve meses, en noviembre de 2019, cuando en mano a mano toreó con Antonio García “El Chihuahua”, un complicado encierro de Pastejé, en el coso mexiquense de San Pedro Arriba, tarde que para ambos fue la más dura que han vivido por la indisciplina y la falta del respeto del público, siendo una muestra de ello que Héctor toreara su segundo toro entre vidrios rotos de envases que la gente tiró al ruedo, además de la que se bajó a invadir la arena.
Tras esa amarga impresión, “ya necesitaba calzarme el terno de luces, ya lo sentía, el cuerpo y el alma me lo pedían a gritos, inclusive tres días antes de estar en Coyotepec me lo puse para entrenar y volverme a acostumbrar, además de que igualmente importante fue para mí qué vestido ponerme”, nos dijo emocionado Gabriel.
De esta manera, nos platicó el espada de la Angelópolis, “me puse un terno al que le tengo mucho cariño por la historia que tiene. Es un vestido color palo de rosa y oro que fue del diestro salmantino Juan Diego para confirmar en Madrid, después pasó a manos del matador tlaxcalteca José Luis Angelino para confirmar en la Monumental Plaza México y cortar tres orejas en la Feria de Aguascalientes. Después lo pasó a su hermano Angelino de Arriaga para debutar en Madrid y Sevilla con el mismo terno. Y así cayó a mis manos, utilizándolo para presentarme como novillero y tomar la alternativa. Es una bonita historia en palo de rosa y oro y, que mejor que ahora, vestirlo en esta ocasión, siempre con mucho respeto, categoría y honrando su relevancia”.
De esta manera, Héctor Gabriel se dio a torear con tal vestimenta el toro de Coyotepec, sintiéndose más que bien y mejor empleando su tauromaquia. Pasó lo del toro, el espada se quitó el terno, se puso el de cortó y así probó un novillo de la dehesa regional de García Méndez y una becerra, integrándose así a su ya extensa preparación durante poco más de dos meses y en los que ha logrado matar hasta 17 toros de varias divisas, todo bajo el apoderamiento y dirección artística del matador de toros en retiro Rafael García. Sin duda, los resultados están siendo positivos y la mancuerna mantienen un ritmo a tope que cada día se afianza más. Al final, torero y apoderado hicieron público su agradecimiento a los ganaderos por su apoyo, la atención y la fe que le tienen a Héctor. ¡Suerte matador!
DATO
En poco más de dos meses, el espada poblano Héctor Gabriel ha logrado pasaportar a puerta cerrada 17 toros de varias ganaderías
Pie.
Pie. El cuerpo y el alma le pedían a Héctor vestirse de luces / Cortesía Sienra
Pie. De corto, Héctor Gabriel lidió al novillo de García Méndez / Cortesía Sienra
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