domingo, 29 de diciembre de 2019

TORRENTE DE CASTA SANTACOLOMA EN EL FESTIVAL DE CALI por Jorge Arturo Díaz Reyes

 Torrente de casta


Cali, Colombia, XII 28 19

El hierro de Ernesto González con dos reses indultadas, por Castella y Luis David, y otras dos aplaudidas en el arrastre convirtió el festival en un homenaje a la casta santacoloma. Siete orejas, cuatro de ellos simbólicas.
Luis David con el 6º "Boticario". Foto: Camilo Díaz
”Los santacoloma son los más bravos”, escribió Filiberto Mira. En su obra “Hierros y encastes”. Los seis machos traídos por las herederas de Ernesto González Caicedo, (arreglados para festival), fueron un muestrario fiel de su estirpe. Cárdenos, cornivueltos, hocicos de rata, caribellos y encastados a tope. Para bien y para mal. Obligaron a los lidiadores, zarandearon a uno, impresionaron a otros, emocionaron a todos y formaron la Marimorena en la plaza. ¡Qué rumba!

Cañaveralejo, ocupada solo a tres cuartos, desbordaba hasta el palco de alegría, generosidad y ovaciones. La banda de Libardo Mora echaba humo agotando el repertorio. Usía voleaba pañuelo sin continencia. Que no hubo faena, venga. Que la espada baja, venga. Que no se picó, venga. Que indulto, indulto. 

Sí, todo cierto, pero también, que los indultados: “Colibrí”, el segundo, Nº 61, cuatreño de 418 kilos, fue un dechado de nobleza y calidad con un fondo sin fondo; y el sexto “Botafuegos” Nº 84, utrero de 420 kilos, la res más brava de lo que va de feria, y también sin punto final. Que el tercero y el quinto impusieron respeto con la versión geniuda de su sangre. Que el quinto, rajado al final, fue bien calificado por su matador. Y, ojo, que si no exceden el castigo al primero, la fiesta hubiese sido aun mayor, si es que podía serlo. 

Enrique Ponce, donoso con la capa en saludo y quite, dejó a José Palomar contramatar el primero y luego se dedicó a hacerle la enfermería bajo aplauso de la cauda. Puso la espada baja y el palco sus fans le premiaron todo con la oreja. Es que pasé mucho miedo, dijo luego en su extensa conferencia radial.
   
Sebastián Castella, muy entonado y hasta engolosinado con la humillada, repetitiva y suave clase del segundo, quitó pintureramente al alimón con Bolívar y llevó su limpio y acertado trasteo hasta lo infinito donde le aguardaba la  petición salvavidas. 

Luis Bolívar, tragó dos gañafones del tercero y se avisó. Pero reasentado y suficiente afrontó la malicia y explotó la bondad calentando al paisanaje y cortando una oreja con una estocada honda recibiendo.

Paco Ureña, un poco menos tristón e introvertido que ayer, después de ser cogido, bordó tandas íntimas, quizá las más de la tarde, luego, el cárdeno huyó y él ajustó cuentas con un espadazo completo y oreja.

Emilio de Justo, capote gracioso en las seis verónicas y media, y en las seis paseadas y lentas chicuelinas con las manos bajas. Padeció después los rigores de un genio no picado. El acero quedó desprendidito, descabelló certero y saludó.  

Luis David le explotó un volcán y él en lugar de atemperar, trató de ser otro encimando y a veces atropellando. Casta contra casta. La faena variadísima, de toma y dame,  fue un turbión sin tregua y la plaza un manicomio. 

La mejor entrada, el mejor encierro y el mayor contento. El festival se posiciona como festejo importante de la feria. Será bueno, será malo, pero esa es la realidad.  

FICHA DEL FESTEJO
Cali. Diciembre 28 de 2019. Plaza de Cañaveralejo. 3ª de feria (Festival). Noche cálida. Tres cuartos de aforo. Reses de Ernesto González, encastadas, indultados 2º y 6º, aplaudidos en el arrastre 1º y 5º.
Enrique Ponce, oreja
Sebastián Castella, dos orejas simbólicas.
Luis Bolívar, oreja.
Paco Ureña, oreja.
Emilio de Justo, saludo.
Luis David, dos orejas simbólicas.
Incidencias: Saludó Hernando Franco “El Popis” tras parear al Tercero.

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