sábado, 28 de diciembre de 2019

MI VERDAD EN LOS TOROS, por Rafael Báez

por Víctor José López EL VITO

No dudo que nuestro paisano Rafael Báez haya sido el más destacado entre los mejores apoderados de toreros de América. La competencia entre Raúl Acha “Rovira”, Pepe Chafik y Pepe Luis Mendez jamás existió, la terna de sobresalientes y exitosos apoderados en una época brillante de la fiesta de los toros en México, los días de brillo de los dos mexicanos y el peruano se nutrieron siempre con la competencia del venezolano Rafael Báez. 

Cada uno llevó  como estandarte una figura del toreo, Rovira a Alfredo Leal y Antonio Lomelín. Chafik y Pepe Luis se redujeron a Manolo Martínez, pero reducido al palenque mexicano.
Rafael Báez izó su divisa con un torero, Eloy Cavazos, paseándola victorioso por plazas sudamericanas, Colombia, Ecuador y Venezuela como sobresaliente, además de sus logros en España, en Madrid para ser más precisos, lo que para otros ha sido coto cerrado. Además representó figuras del toreo como Raúl García el regiomontano que indultó dos toros de manera consecutiva en la Monumental Plaza México y que brilló en España al lado de Paco Camino y en México en los senderos de Manuel Benítez "El Cordobés. Además, manejó exitosamente las temporadas mexicanas de  Antoñete y de Curro Girón, En sus inicios apoyó a su amigo Jorge Gutiérrez. En México fue apoderado y su representante en España de la gran figura de Colombia, Pepe Cáceres.

Rafael Báez ha publicado sus memorias.

Un texto muy interesante supervisado por un estupendo profesional del periodismo, el muy apreciado Juan Antonio de Labra Madrazo. Hoy, para nosotros, el más destacado crítico taurino de México. Ocurren eventos irrepetibles, como el sencillo hecho que va desde el descubrimiento de Eloy Cavazos hasta su retiro en una carrera amplia en festejos, repleta de triunfos, donde aparecen en el sendero de la epopeya nombres y sombras de grandes figuras del toreo.

Los invito a leer este grato relato, admirable narración que supervisa nuestro apreciado Juan Antonio de Labra sobre la vida de un tuyero convertido en una figura universal de la Fiesta de los Toros.  

A MANERA DE PRESENTACIÓN

Juan Antonio de Labra

La existencia de cualquier ser humano siempre lleva implícita una historia. Y más aún si se trata de alguien que ha tenido el privilegio de llegar a una edad tan avanzada. Es entonces cuando la vejez se convierte en sabiduría si se cuenta con la riqueza vivencial y la lucidez para dejarla plasmada en un libro. 
Don Rafael Báez es toda una institución en el planeta de los toros. Nadie lo puede negar. Ahí está su brillante trayectoria a la vista. Y como tantos otros que buscaron la gloria en los ruedos, su camino se fraguó dentro de este mismo ambiente, del que se enamoró siendo niño, y de forma por demás premonitoria, cuando presencio aquella faena de Luis Procuna en el Nuevo Circo de Caracas. 
Los avatares para conseguirlo se resumen en estas ame- nas líneas, tocadas de recuerdos imborrables para alguien que encontró su realización personal en el mundo del toro. 
Quizá entonces nunca imaginó que su destino sería México, y mucho menos que, de su mano, conseguiría un logro del que muy pocos pueden ufanarse: sacar a una - gura del toreo que cubrió toda una época: Eloy Cavazos. 
El nombre de ambos está unido con lazos invisibles, pero tan fuertes que perduran en el tiempo. Se trata de una complicidad enorme en la que la lucha de los dos se con- virtió en un estandarte durante casi medio siglo. 
Y toda esa perseverancia está re ejada en las páginas de un libro inexistente, hasta ahora, en la bibliografía taurina mexicana: las memorias de un apoderado. 
Pero no de un apoderado cualquiera, sino de un hom- bre que se dedicó en cuerpo y alma a cumplir un sueño. 
Juan Antonio de Labra 

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